Los animales no entienden de mascletàs

Gerardo Centeno

Un madrileño distraído enciende la radio esta mañana y escucha el revuelo que se está formando por la programación en la ciudad de una gran mascletà el domingo. ¿Salvas de pólvora en la capital? El oyente no entiende nada. ¿Acaso estamos en San José? ¿O tal vez en San Isidro? ¿Ni siquiera en la verbena de La Paloma? Entonces, ¿a qué se debe esta novedad? El noticiero le aclara que el acto se debe a una promesa del alcalde a su análoga valenciana para celebrar su triunfo electoral en los pasados comicios locales. Así, la flor y nata del consistorio che será recibido en el Palacio de Cibeles previo agasajo en forma de gran mascletà, ancestral tradición por tierras del Turia. El oyente, apurado en sus quehaceres mañaneros, no presta especial atención al gasto para el erario público. En todo caso, puede que tengan razón los que afirman que más caras son otras cosas, y que una fiesta es una fiesta. Todo parecen luchas partidistas entre tal y Pascual… que si el expediente no está completo, que si faltan autorizaciones… así que mejor apagar el dial, que se va a llegar tarde al currelo... Pero, ¡ay! Algo ha llamado la atención de nuestro recién duchado amigo. ¿Han dicho en la emisora que los más de trescientos kilogramos de pólvora se pretenden detonar en el espacio de la Casa de Campo y Madrid Río? Sin ser un experto en materia medioambiental, algo ha chirriado en sus oídos.

El oyente, apurado en sus quehaceres mañaneros, no presta especial atención al gasto para el erario público. En todo caso, puede que tengan razón los que afirman que más caras son otras cosas, y que una fiesta es una fiesta

Todo vecino de Madrid se siente a día de hoy orgulloso de la lograda recuperación del río Manzanares y del bosque de la Casa de Campo. Mucho ha costado. Desde 2016 se ha trabajado sin descanso para que la zona recuperara su biodiversidad. Las plantas han vuelto a brotar junto al cauce. Peces, insectos y mamíferos conviven de nuevo con caminantes y ciclistas. Y una rica variedad de aves puebla el cielo. Al oyente se le encienden las alarmas ¿Qué efecto puede causar en ello una cadena de explosiones? Un rápido vistazo al buscador de internet que lleva en el móvil le sirve como resumen. El pánico de los animales provocaría su huida, el abandono de sus crías en nidos o madrigueras, daños fisiológicos por las partículas resultantes en el aire… Mejor no seguir leyendo. Ante eso, ¿por qué se ha escogido ese lugar? ¿Acaso no hay otro disponible? ¿Es que nadie ha leído los informes de los expertos ecologistas?  Un nuevo reportero anuncia ahora desde la puerta de los juzgados que la asociación animalista Salvando Peludos ha llevado el asunto a los tribunales, donde un Juez deberá decidir antes del domingo si se permite el evento. 

Organizaciones ambientales y asociaciones vecinales de los barrios aledaños anuncian también acciones de protesta. Los responsables municipales mantienen que se conseguirán todos los permisos. Con lo grande que es Madrid, a nuestro protagonista le parece un sinsentido correr riesgos. ¿No es mejor la cautela en estos casos? ¿No hay otro lugar que no levante las alarmas de quienes trabajan por la renaturalización de la ciudad? Muchos no entienden nada de mascletàs… y los animales menos. Un hondo suspiro es lo que se escucha en el baño antes de apagar definitivamente la radio.

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Gerardo Centeno es vocal asesor de Más Madrid y autor de la obra 'A Pedales'.

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