DeepSeek: Una enmienda a los modelos de gobernanza digital
La traslación de la rivalidad geopolítica al ámbito tecnológico ha ido surgiendo lentamente y conformándose con los años. EEUU, Europa y China han confrontado su visión del modelo de gobernanza a seguir en la transformación digital de la sociedad y la economía. Se ha interpretado la emergencia de la empresa china de inteligencia artificial (IA) DeepSeek como el último episodio de esta rivalidad. Desde 2022, las empresas de IA localizadas en China tienen restringido el acceso a los chips más avanzados por las regulaciones comerciales estadounidenses, lo que les ha obligado a buscar el progreso en innovaciones algorítmicas como aquellas con las que DeepSeek ha asombrado al mundo.
La dimensión del hito tecnológico está aún siendo evaluado, pero la start up china es más que la cuna de un modelo de aprendizaje altamente creativo que sitúa de nuevo a China en la carrera tecnológica. La existencia de DeepSeek supone también un cuestionamiento simultáneo a los modelos de desarrollo digital propugnados por las tres grandes áreas económicas. El laboratorio chino de inteligencia artificial empuja a las élites políticas de cada uno de los bloques a una enmienda mayor de sus posiciones tradicionales relativas a la gobernanza tecnológica.
Comencemos recordando los modelos de desarrollo digital propugnados por unos y otros. Desde China, se ha impulsado una concepción de la digitalización basada en la primacía del Estado (y sus objetivos) sobre el mercado y las personas, con un sector industrial altamente competitivo con estrechos vínculos con poder político y fuertes apoyos económicos desde el Estado. Desde Estados Unidos, se ha promovido una digitalización dirigida fundamentalmente por las fuerzas del mercado, considerando la intervención pública en esta esfera una traba al impulso innovador del sector privado y nulo despliegue de programas de financiación pública. Desde la UE, la intervención regulatoria se ha impulsado como un elemento imprescindible de las políticas públicas digitales, garantía de la traslación de los derechos y valores existentes en el mundo físico a la esfera digital, con programas de ayuda pública descentralizados entre los Estados miembros.
Existen indicios que medios oficiales de la República Popular de China han sido relevantes amplificando las narrativas relativas al reto de DeepSeek al dominio estadounidense en la IA, pero la compañía no supone una señal del éxito de su sistema de innovación sino el cuestionamiento de algunos de sus pilares. La start up rompe con la cultura de trabajo y organizativa de los gigantes tecnológicos chinos —Tencent, Alibaba— imitadores de los modelos de Silicon Valley de los años 2000, basado en largas jornadas laborales. Tampoco tiene su liderazgo origen en la nomenclatura del Partido Comunista, siendo su fundador hijo de una pareja de maestros. El modelo de financiación tampoco está fuertemente integrado en el subvencionado sistema I+D chino, con un presupuesto proveniente de las arcas del fondo de inversión libre (hedge fund) High Flyer y no en los fondos de capital riesgo estatales. Finalmente, su capital humano resulta con una mayor raíz china, basado en universitarios recientemente graduados y sin estancias formativas relevantes en centros extranjeros. Por tanto, hablamos de ideas e innovaciones no surgidas tampoco de una transferencia tecnológica de ideas captadas en el sistema occidental.
DeepSeek ha puesto de manifiesto las limitaciones de los modelos de gobernanza digital existentes, presentando nuevos desafíos a las estrategias de China, Estados Unidos y la Unión Europea
En EEUU, las reacciones inmediatas tras la aparición de DeepSeek apuntan hacia la quiebra definitiva de la creencia en el modelo de libre mercado como conductor de la digitalización mundial. La ofensiva durante la primera presidencia de Trump para expulsar a Huawei de las infraestructuras 5G en occidente y las restricciones a la exportación de chips a China de la Administración de Biden son muestras del nuevo consenso proteccionista bipartisano. El éxito mediático de DeepSeek agudiza estas tendencias. El Comité Selecto del Partido Comunista Chino del Congreso de EEUU ha solicitado ya reforzar y extender los controles de exportación de los productos IA de Nvidia, que han permitido desarrollar DeepSeek aunque dañe el negocio de la empresa californiana. Por su parte, Howard Lutnick, nuevo secretario de Comercio, ya ha señalado que Estados Unidos necesita impedir que China “utilice nuestras herramientas para competir con nosotros”.
La UE había proclamado a los cuatro vientos su éxito en ser la primera área económica en dotarse de una regulación para un desarrollo seguro de la IA. El efecto, Bruselas parecía funcionar una vez más con la adopción por la Administración Biden de una orden ejecutiva con la misma finalidad. Al mismo tiempo, las élites comunitarias soñaban que alguna start up europea consiguiera rivalizar con las compañías estadounidenses. En solo quince días, el modelo de gobernanza digital europeo ha demostrado su incapacidad para navegar la ola de la inteligencia artificial. Con el inicio de la Administración Trump, la anulación exprés de la orden aprobada por Biden cuestiona la ambición europea de fijar los estándares regulatorios mundiales de la IA. DeepSeek ha rematado la faena superando a Mistral y otras firmas europeas. La llamada de atención parece haberse recibido en el ejecutivo de Bruselas. La Brújula de la Competitividad para Europa incluye el desarrollo de una ley para el desarrollo de una nube e IA europea con el objetivo de acelerar la inversión pública y privada en infraestructuras y modelos IA. Europa ha descubierto que su capacidad de competir en la IA requiere de un modelo industrial del que hoy carece.
En conclusión, DeepSeek ha puesto de manifiesto las limitaciones de los modelos de gobernanza digital existentes, presentando nuevos desafíos a las estrategias de China, Estados Unidos y la Unión Europea. Las rendijas en el control absoluto del mercado interior de la nomenclatura china ha dado lugar a innovaciones claves para la soberanía tecnológica, el beneficio de las fuerzas de mercado deja de ser el único faro en EE UU y la ambición regulatoria europea necesita de un sistema industrial fuerte que apoye los estándares normativos que propugna. Unos y otros necesitan encontrar nuevos principios sobre los que asentar su gobernanza digital en la era de la IA
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Emilio García García es ex Director de Gabinete de la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones y colaborador de la Fundación Alternativas.