El estupor de la censura

Nieves Sevilla Nohales

A veces el estupor no tiene límites. Apenas fueron constituidos los gobiernos autonómicos y municipales, gobernados por la alianza del PP y de Vox, se apresuraron a censurar obras literarias, películas, exposiciones..., quitar banderas e incluso derogar leyes. Y, efectivamente, el estupor no tiene límites para la gran mayoría de los españoles. ¿Cómo se atreven? La censura es anticonstitucional.

 Así lo expresa la Constitución Española en el artículo 20

  1. Se reconocen y protegen los derechos:
  2. A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción
  3. A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
  4. A la libertad de cátedra.
  5. A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
  6. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.

Más adelante en el punto quinto se especifica que solo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial. Sin embargo, si en el Pleno de un Ayuntamiento, la mayoría vota sí a una propuesta, (aunque vaya en contra de estas libertades amparadas por la Constitución Española), esta se aplica sin ningún problema legal alegando que se trata de una decisión del Equipo de Gobierno. Bajo este paraguas se ha censurado Orlando de Virginia Woolf en Valdemorillo; La Villana, de Lope de Vega, en Getafe; Fosas, en Navarra; en Bribiesca (Burgos) ha desaparecido de la cartelera El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, escrita por Xavier Bobés y por Alberto Conejero y que trata de un maestro republicano fusilado; en Santa Cruz de Bezana se veta la película Buzzlightyear..., por poner algunos ejemplos; incluso PP y VOX han firmado un acuerdo en Aragón para derogar la Ley de Memoria Democrática. En el bar Kafka de Valladolid la policía retiró una bandera LGTBI, que el propietario del bar ha vuelto a colgar. 

Se envuelven en la bandera, evocan a Franco y se consideran superiores, patriotas, más españoles que los demás porque son arrogantes e ignorantes.

Parece que estas iniciativas provienen de Vox (como si hubiera sido el partido más votado) y que el PP asiente y consiente. Se envuelven en la bandera, evocan a Franco y se consideran superiores, patriotas, más españoles que los demás porque son arrogantes e ignorantes. ¿Quieren ustedes decir que Franco, que invadió España con los tercios de mercenarios extranjeros, era un patriota? No lo era en absoluto. ¿Quieren ustedes decir que Franco que originó una guerra civil y derrocó un gobierno legítimamente constituido, era un patriota?  No lo era en absoluto.  Franco trajo la muerte, la destrucción, el hambre, el odio, el exilio, el tú aquí no cabes, vete antes de que te coja y te mande fusilar. Y muchos, muchísimos españoles, se vieron obligados a huir; y otros muchos fueron ejecutados por el dictador después de haber terminado la guerra. No, Franco no era un patriota. 

En Los siete contra Tebas, de Esquilo, los hijos de Edipo, Eteocles y Polinices, se enfrentan por la sucesión del trono. Habían acordado que se alternarían en el poder y cada año gobernaría uno de ellos. El primer año reinó Eteocles, pero después se negó a dejarle el trono a su hermano. Ante la negativa Polinices formó un ejército con extranjeros e invadió su propio país: Tebas. Ambos hermanos murieron en la contienda, uno en manos del otro. En este punto comienza Antígona de Sófocles. En esta obra, después de la lucha entre los hermanos, el regente, Creonte, ordena que Eteocles sea honrado con todos los honores; y dispone que Polinices, aunque lo que reclamaba era justo, se quede sin enterrar y sin recibir los ritos sagrados, sin los cuales su alma no podría ser acogida en el Hades (algo muy grave para sus creencias) sino que vagaría eternamente, como castigo por haber traído a su patria la guerra y la destrucción. 

Este drama me trae a la cabeza el alzamiento de Franco, que traicionó al pueblo español al no respetar los resultados de las urnas e invadir el país, propiciando una guerra civil de terribles consecuencias, que duraron más de cuarenta años.

No, Franco no era un patriota, aunque sí fue enterrado con todos los honores de Jefe de Estado.

En el mundo de la extrema derecha no caben los que no piensan como ellos.

En el mundo de la extrema izquierda tampoco caben los que no piensan como ellos.

Ambos extremos son dictatoriales.

Afortunadamente en España tenemos un gobierno democrático y en el Congreso están representados todos los españoles, cualquiera que sea su ideología. 

Hoy por hoy España es plural, como el mundo.

Pero tenemos que estar atentos porque en cualquier momento, cualquier otro español, lunático y megalómano, puede erigirse en salvador de la patria.

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Nieves Sevilla Nohales es maestra y escritora.

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