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El horror en Palestina / La atención mediática en la amnistía

Isa Ferrero

La cobertura de los crímenes de Israel y el ruido mediático con la amnistía son dos buenos indicadores tanto de la crisis de valores de Occidente como de la triste excepcionalidad madrileña de un país que se sigue resistiendo a abrazar el populismo autoritario que abandera Abascal con la ayuda inestimable de Feijóo.

El pasado día 29 de octubre hubo dos manifestaciones en Madrid que aparte de mostrar la delicada situación política interna e internacional, habla mucho de nuestro país: de nuestras prioridades, de nuestros valores, de la propaganda y de nuestros delirios. Dada la importancia del primer tema, haré un pequeño inciso en el horror que está viviendo el pueblo palestino para después hablar de la amnistía en dos partes: sobre los fundamentalistas españoles obsesionados con la idea de venganza contra el independentismo catalán y la tercera sobre por qué creo que la amnistía es conveniente:

Crímenes contra la humanidad que Occidente apoya

La primera manifestación era en solidaridad con Palestina. El contexto es siempre importante: la enésima respuesta desproporcionada y brutal del Estado de Israel después de los atentados terroristas de Hamas. El motivo de peso para protestar es que Occidente apoya decididamente a Israel y suministra armas para que viole flagrantemente los derechos humanos. Lo mismo que criticamos de Irán cuando ayuda a Siria o Rusia lo hace la Unión Europea con Israel. La pregunta, como alguien que ha seguido con atención las noticias que venían desde Ucrania, es la siguiente: ¿Por qué no aplicamos los mismos principios morales a Netanyahu que a Putin? La respuesta, sencilla y en el mismo párrafo: Israel sigue siendo un aliado clave de Occidente.

El otro paréntesis es más bien un corchete dentro del paréntesis. No nos debería extrañar que el resto del mundo se ría de la lucha particular de Occidente entre democracia y autoritarismo. En el Financial Times se podía leer recientemente que Occidente había perdido al sur global. Todo el esfuerzo para convencerles de que nos importa la democracia y los derechos humanos al garete.

El problema, como ha señalado de forma reiterada el lingüista Noam Chomsky, en Occidente somos unos hipócritas por ser incapaces de aplicar los mismos principios que aplicamos a los demás. A este respecto, se podría recordar que Putin defendió sus atrocidades con el pretexto de desnazificar Ucrania. El argumento era miserable: en Ucrania eran nazis, por lo que tenemos que matar a toda la población civil que podamos, etc., etc. En Israel el argumento es similar. Hay que acabar con Hamas, por lo que debemos bombardear todo lo que encontremos, al margen de que asesinemos a niños y periodistas. El mayor ejemplo de la propaganda repugnante que hemos visto ha sido cuando los gobernantes occidentales han insistido en el derecho de Israel de dar una respuesta cuando dicha respuesta había superado con creces los asesinados por Hamás. La pregunta que nos hacemos es dolorosa: ¿cuál debe ser el ratio de asesinatos para que Occidente lo considere proporcional? ¿10 a 1 no es suficiente?

Sin entrar en demasiados detalles, los hechos horribles que nos llegan desde Oriente Próximo eran un motivo suficiente para salir en tromba en defensa de un pueblo indefenso que sigue sin apoyo internacional y que está siendo arrasado entre otras razones por la colaboración occidental. Salir en tromba porque además suministramos armamento al Estado de Israel y nuestros gobiernos son responsables de estos crímenes. Hay tres motivos: el primero porque la respuesta israelí es absolutamente repugnante; el segundo porque Occidente apoya a Israel y no apoya a Hamás. Por esta razón, debemos prestar una especial atención a los crímenes que podemos evitar ya que vivimos en sociedades democráticas con la capacidad de cambiar la política exterior. El tercer y último motivo va dirigido a los que presumen de ser los más constitucionalistas en España, pero luego ignoran lo que les apetece: lo que está haciendo Israel es claramente ilegal

Si queremos no ser hipócritas y aplicamos los mismos principios que en Ucrania hay que reconocer que los países europeos no están cumpliendo la legalidad interna (en el caso de España la ley 53/2007) y contra los tratados internacionales al suministrar armamento que es utilizado para cometer crímenes de guerra en contra de lo que dice el Estatuto de Roma.

Una derecha española rencorosa sin capacidad de mirar por el bien común

Pero la barbarie y este tipo de ilegalidad no parece que sea algo que preocupe especialmente a la derecha española. Ya no solo porque la obsesión con el independentismo les suma en eso que llamaba Unamuno “la bárbara mentalidad castellana”, sino porque además ven con buenos ojos las acciones horrendas del Estado de Israel. Parecen completamente inmunes a los hechos. Han convertido también el tema de Israel como una especie de guerra cultural contra la izquierda. A todo eso hay que sumarle la creciente islamofobia que puede verse en las redes sociales. No les importa nada. Ya no solo es el inmenso sufrimiento de un pueblo, sino que también están siendo asesinados trabajadores de las Naciones Unidas o que el propio Secretario General de Naciones Unidas está criticando con una extraordinaria dureza a Israel.

Esto no quiere decir que no haya espacio para la crítica a la amnistía. ¡Por supuesto que la hay! Como también para apoyarla. Lo que quiero decir es que todo esto es una cuestión de prioridades y de valores. Es cierto que la amnistía requería mayor tiempo de reflexión y mayor honestidad para explicar los cambios de opinión por parte del Gobierno. Pero al mismo tiempo también es real el ambiente desquiciado que han propiciado determinados medios de comunicación. Es muy cínico pedirle a Pedro Sánchez mayor democracia cuando tu única estrategia como oposición ha consistido en incendiar el país. Una democracia en la que la oposición política (me refiero al PP y VOX) conspira abiertamente con los grandes medios de comunicación de la derecha creando el campo de cultivo perfecto para que los energúmenos vayan a manifestarse a Ferraz con muñecas hinchables o con cánticos de que te vote Txapote para putodefender España.

La moral sin tener en cuenta las consecuencias previsibles de los actos deja de ser moral

Luego hay distintos grados o distintos niveles de histeria. Algunos parecen ya ser profesionales en este fino arte como es el caso de Ayuso, que volvió a imitar a Vox para colar eso de que íbamos de lleno a una dictadura. Supongo que lo mejor en este caso es que seamos honestos y reconozcamos que muchos de estos discursos hacen muchísimo más daño a la unidad de España que cualquier discurso que pueda enunciar ahora mismo Junqueras o Puigdemont.

Otra cosa que no hay que olvidar. El fundamentalismo madrileño es inescrutable. Si mañana estalla la tercera guerra mundial, muchos en Madrid seguirían hablando de que Puigdemont tiene que ir a prisión y que Sánchez es el mismísimo diablo reencarnado en Nicolás Maduro. En el fondo no es sorprendente, dado el auge de los movimientos reaccionarios que han tenido lugar en la capital española en los últimos tiempos.

Es muy curioso que todo eso entre dentro de lo que se llama liberalismo. Entiendo que el término sea equívoco y que cada uno entienda una cosa. Pero me cuesta mucho entender que el deseo máximo de un liberal español sea meter en la cárcel y que se pudra por el resto de los tiempos alguien que se ha visto obligado a huir de España por la represión del Estado

Mi opinión sobre esto es quizá demasiado contundente: poco de liberales y bastante fundamentalismo de Estado. Fundamentalismo de Estado por parte de personas que se oponen a que el Estado intervenga en la economía, pero que al mismo tiempo promueven la política migratoria más extrema. En suma, creen de una manera religiosa en las virtudes represoras del Estado al mismo tiempo que son profundamente nacionalistas. De ahí la realimentación: el nacionalismo español necesita que Cataluña siempre sea un problema para España. Si consiguen que otra vez ERC y Junts sigan la vía unilateral, será todo un éxito para nuestros “patriotas”.

Tres motivos para la amnistía

Dicho esto, me gustaría terminar señalando que si bien la amnistía es un problema complejo que requiere de un debate mucho más sosegado, creo que es justamente el tipo de medida que necesita nuestro país. Veo dos motivos principales. El primero es pragmático/moral y el segundo es puramente moral:

El primero creo que es válido incluso si se parte de la premisa de que la amnistía es injusta. Dando por hecho esta suposición, el argumento es pragmático en el sentido de que sirve para solucionar un conflicto eterno. El contrargumento a esto es que la investidura de Sánchez ha vuelto a despertar el problema catalán. Creo que los hechos desmienten esta versión. Los últimos años han mostrado que el diálogo resuelve más que una justicia rígida o inflexible. El hecho de que haya solo dos alternativas resume dos proyectos: de vuelta al conflicto catalán con un gobierno de Feijóo y Abascal o la continuación del mismo proyecto de desinflamación y de paz social del actual gobierno.

He añadido lo de moral porque la moral sin tener en cuenta las consecuencias previsibles de los actos deja de ser moral. En este sentido, la ley de amnistía es moral porque el fin último es resolver de una vez por todas el problema catalán. Por otro lado, las consecuencias previsibles de un gobierno de la derecha con la extrema derecha es que el conflicto catalán volverá a su máxima intensidad por lo que todo el progreso en la desinflamación habrá sido en balde. Esto conviene recordarlo porque la estrategia de la derecha a día de hoy es clara: incendiar el país y crear un ambiente irrespirable en el que la desinflamación que se intenta desde el gobierno central sea imposible.

Puede que tengan éxito, pero también la derecha debe recordar que no siempre ha sido así. La estrategia negociadora de Zapatero ayudó mucho al fin de ETA, pero la derecha fracasó en su intento de boicot. Recordemos la campaña infernal de acoso que recibió el expresidente y que todavía queda en la memoria colectiva con ese disparate que decían por ese entonces los fanáticos cuando hablaban del “mal llamado proceso de paz”. 

El segundo y no menos importante es moral. Lo digo de forma clara: creo que la ley de amnistía es justa. Los métodos del independentismo fueron erróneos, pero la represión ha sido durísima. Preguntemos a los catalanes. Es tiempo de que volvamos a una normalidad que creo que todos agradeceremos. Incluso es probable que en un futuro también lo agradezca el PP. Este escenario parece lejano, pero quién sabe si el PP algún día se dé cuenta de que tener de aliados a la extrema derecha no conduce a ninguna parte. No descartemos tampoco que el día de mañana el PP vuelve a hablar catalán en la intimidad con Puigdemont.

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Isa Ferrero es escritor.

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