Extrema derecha

La ultraderecha se entrega al trumpismo y se lanza a la "reconquista" de una UE para blancos y cristianos

El líder de Vox y presidente de los Patriots, Santiago Abascal (c), clausura la primera cumbre de Patriots en Madrid, este sábado, en la que han participado el primer ministro de Hungría, Viktor Orban (2d), la francesa Marine Le Pen (2i), el italiano Matteo Salvini (d) y el holandés Geert Wilders (i), entre otros

Una jornada para "marcar el rumbo de nuestro continente". Con ese ambicioso objetivo arrancó la cumbre de la ultraderecha europea este sábado en Madrid, en la que el líder de Vox, Santiago Abascal, ejerció como anfitrión del evento. No tanto por ser el presidente de Patriotas, el partido que agrupa las formaciones ultras de 12 países europeos, sino por recibir en la capital española a figuras clave de esta familia como el húngaro Viktor Orbán, la francesa Marine Le Pen, el italiano Matteo Salvini, el holandés Geert Wilders y el portugués André Ventura, entre otros.

Abascal tuvo que compartir protagonismo con el presidente norteamericano, Donald Trump, al que todos los presentes situaron como el faro a seguir tras su victoria del pasado mes de noviembre. Pese a su ausencia, tanto presencial como telemática —dirigentes como el argentino Javier Milei participaron con un vídeo de apoyo—, el magnate norteamericano se llevó todos los focos. Desde el lema elegido para el evento 'Hacer Europa Grande Otra Vez' —emulando al MAGA de Trump— hasta el merchansaising repartido a las puertas del auditorio, con camisetas y gorras.

Todos los dirigentes ultras hicieron alusiones a su victoria: "El resultado de las elecciones en EEUU tiene que marcar el despertar del viejo continente", aseguró la francesa Le Pen. Orbán, líder moral de la ultraderecha europea, aseguró que "el tornado Trump ha cambiado el mundo en unas pocas semanas". Al igual que el neerlandés Wilders, que situó al estadounidense como el pionero de una "época dorada" a la que debe sumarse Europa: "Donald Trump ha provocado un terremoto político y trae un mensaje de esperanza", lanzó.

El líder de Vox, por su parte, se refirió al republicano como un "compañero de armas" en la "batalla por el sentido común y la libertad". Una batalla en la que, según insistió Abascal, estas fuerzas deben permanecer unidas, pese a sus diferencias, para hacer frente a un enemigo —que no adversario— común. Un enemigo como "las élites de Bruselas, la dictadura globalista, el fanatismo climático, la ideología de género" y, sobre todo, la inmigración de los países árabes.

En esa línea Abascal minimizó la amenaza arancelaria que el magnate avanzó para España y aseguró que el "gran arancel" para los agricultores españoles es el "pacto verde". "Uno de los motivos para celebrar la victoria de Trump es que una parte del flujo de dinero para destruir nuestra soberanía y nuestra libertad ha llegado a su fin", subrayó, en referencia a la financiación de lobbies, medios de comunicación u organizaciones no gubernamentales, si bien incidió en que la ultraderecha europea no busca ningún "salvador en una nación ajena".

Una "reconquista" para una Europa de blancos, católicos y heterosexuales

La nostalgia de un pasado idealizado, en el que imperaba el orden patriarcal y los "valores cristianos" fue el hilo conductor del acto, con referencias directas a la reconquista reduciendo a los habitantes de Al-Andalus a meros invasores de un territorio que, en realidad, no les pertenecía. "Fuimos el muro de Europa contra el avance del islamismo y estamos dispuestos a volver a serlo", proclamó Abascal entre aplausos de los allí presentes. Previamente, Orbán había señalado que tanto españoles como húngaros lucharon, hace más de 500 años, "contra la misma marea invasora en los dos extremos de Europa": "La guardia húngara llegó con vosotros y luchó con vosotros la reconquista", dijo. "Hoy estoy yo aquí".

Afirmaciones que parten de una premisa falsa. Como explicó el catedrático de Historia Medieval, Alejandro García Sanjuán, en una reciente tribuna de infoLibre, "la conquista de al-Andalus por los reinos cristianos peninsulares no se hizo en nombre de España, ni tampoco dio lugar a una nación unida llamada España". En esas páginas el experto lamentaba la utilización de este concepto para alimentar un "relato lineal, simplista y plagado de tópicos y prejuicios" sobre lo que el mismo califica como "un período histórico muy extenso, complejo y contradictorio, en el que la presencia musulmana y judía quedaba soslayada como ajena a la identidad nacional".

De fondo, la teoría del Gran Reemplazo, citada por Orbán, como una realidad "práctica". Acuñada en 2010 por el escritor francés Renaud Camus esta teoría asegura que los blancos católicos en Europa están en trance de ser sustituidos, siguiendo un plan deliberado alentado por Bruselas, por árabes, subsaharianos y población de otras etnias. "Todos los poderes del Estado tienen la obligación de defender la cultura cristiana", afirmó el húngaro. La hostilidad hacia los migrantes, envuelta en el celofán de la lucha contra la delincuencia y la preservación cultural, es una de las principales banderas de la extrema derecha que volvió a estar muy presente en el evento.

El primer ministro húngaro también presumió de haber introducido en la Constitución de su país "que el padre es un hombre y la madre una mujer". En la misma línea, el líder de la ultraderecha polaca, Krzysztof Bosak, había reivindicado previamente a la "familia tradicional y normal", compuesta "por una madre, un padre y muchos niños". Abascal, sin embargo, no hizo ninguna alusión a estas posturas homófobas, consciente de la factura que le puede ocasionar en el electorado español, más tolerante hacia la comunidad LGTBI que otros países europeos.

Elementos también mencionados en los discursos del líder de la ultraderecha estonia, Martin Helme, el checo Petr Macinka y de Mateo Salvini. El italiano, vicepresidente de Giorgia Meloni, presumió al inicio de su intervención de su absolución en el juicio por secuestro de personas y obstaculización el desembarco del Open Arms y siguió con ese mismo mantra, en el que también incluyó referencias a las palabras de Trump sombre la existencia de sólo dos géneros. "El burka no es Europa, el género no es Europa, el terror y la violencia islámica no son Europa", dijo. Y pidió al Partido Popular Europeo elegir entre "el pasado de Soros y el futuro de Elon Musk".

"Cambiar a Feijóo por Sánchez sería un tremendo error"

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Uno de los hombres más aclamados del auditorio fue el portugués André Ventura, que realizó su intervención íntegramente en español y se metió de lleno en política nacional. Aseguró que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, "está más cerca de ir a a cárcel" y Abascal de ser presidente”. También criticó con nombres y apellidos al líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, por ser "igual" al socialista. "Cambiar a Sánchez por Feijóo sería un tremendo error", dijo.

El jefe de la ultraderecha holandesa, Geert Wilders, también pidió el voto para la formación de Abascal aludiendo a las mismas soflamas equiparando migración y delincuencia: “La gente está harta de la inmigración ilegal. ¿Estáis hartos de delincuencia? ¿De la inmigración islámica? ¿De la locura woke? Si estáis hartos, tenéis que votar a Vox y ganar las elecciones", dijo. Y, en la misma línea de la reconquista, añadió: "Fuisteis los primeros que restaurasteis la herencia de la cristiandad y abastasteis con el Islam. España fue la primera en hacer su nación grande".

La primera en intervenir, de manera telemática, fue la venezolana María Corina Machado, que situó al partido de Patriotas como su "aliado" y , en la misma línea que otros discursos posteriores, aseguró que Nicolás Maduro utiliza "la migración como un mecanismo para debilitar y desestabilizar" la sociedad. "Estamos en una guerra global y ustedes son nuestros aliados", lanzó. El posicionamiento claro de Machado con la ultraderecha europea deja al Partido Popular Europeo en tierra de nadie pese a los múltiples guiños lanzados hacia la oposición venezolana.

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