LA HORA DE LA UE
Los líderes de la UE piden a Bruselas flexibilidad para aumentar en miles de millones el gasto militar

Europa se rearma. Retóricamente ante las acusaciones verbales de su socio Estados Unidos y las amenazas rusas y por la vía de los hechos, como si viviese una reedición de la Guerra Fría, aumentando de manera considerable sus arsenales, las compras de tanques, aviones y barcos de guerra y lanzando proyectos militares conjuntos para sus Estados Miembros bajo financiación de Bruselas. Los líderes de los 27 discutieron cruzar este Rubicón en un retiro informal en la capital comunitaria y lo harán de la mano de la Comisión Europea.
Europa como potencia tiene que ser respetada y reaccionar. Lo exigió el presidente de Francia, Emmanuel Macron, ante la amenaza de guerra comercial de Donald Trump y la guerra abierta en el este del continente. Y aunque la de este lunes en el neoclásico Palacio d'Egmont, originariamente construido en el siglo XVI, no era una cumbre formal y por eso no se tomó ninguna decisión legal concreta, los líderes europeos sí fijaron líneas estratégicas sobre la política de Defensa y Seguridad que emprenderá la UE en los próximos años. Con más gasto en los presupuestos nacionales, gracias a la flexibilidad que ofrecerá la Comisión, con dinero de la hucha común de Bruselas para macro proyectos militares, con el objetivo de desarrollar industrias y empresas propias y ganar autonomía frente a Estados Unidos.
Un día de reunión, en un formato más compacto, sin tanta prensa ni una agenda amplia y diversa, fuera de las instituciones comunitarias y en pleno corazón del barrio aristocrático de Bruselas. La defensa de Europa en sus diversas vertientes, militar, comercial e industrial, fue el monotema. El presidente del Consejo, Antonio Costa, anfitrión del 'retiro', reconoció que la intención era "tener una discusión franca y abierta" sobre "qué necesitamos desarrollar de una manera cooperativa" para la defensa colectiva, buscando que la UE se asegure "la necesaria financiación" y fortalezca "nuestras alianzas actuales", de ahí la invitación al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y al premier británico, Keir Stamer.
La Unión Europea se remilitariza
En los últimos años, el gasto en Defensa de la UE ha aumentado significativamente entre los 27 Estados Miembros, alcanzando los 326.000 millones de euros en 2024, según datos del propio Consejo Europeo, un incremento del 30% respecto a 2021. El gasto no es sólo nacional, ya que la propia Bruselas está canalizando recursos de sus presupuestos a estas partidas, para facilitar la investigación y creación de proyectos comunes, como las euro corbetas en las que participan conjuntamente España, Francia e Italia para sus Armadas.
La UE ha entregado ya 16.000 millones de sus cuentas a inversiones militares o programas conjuntos de compra de armamento. Pero lo que discutieron los líderes fue cómo movilizar mucho más dinero. Y se abrieron a aceptar, por ejemplo, al escudo antimisiles que pidieron hace ya meses Polonia y Grecia. Lo reconoció el polaco Donald Tusk, al asegurar que "la opinión del canciller alemán es mucho más positiva que hace unas semanas" al respecto.
La Comisión Europea recibió un mandato claro para el Libro Blanco sobre Defensa que presentará en junio. Debe concretar cómo va a redistribuir parte del dinero de los presupuestos de la UE desde las partidas tradicionales de agricultura, pesca o fondos estructurales hacia inversiones militares. Y buscar "soluciones innovadoras" para el financiamiento comunitario de estos proyectos conjuntos.
Los países nórdicos son ahora los más apremiantes y miran a Bruselas en busca de respuestas, abandonando la austeridad y su escepticismo sobre mayor integración. Y en el retiro bruselense se les sumaron más países. El primer ministro finlandés, Petteri Orpo, llegó a la reunión asegurando "estar abierto a diferentes soluciones sobre la financiación de la defensa" y pidió "dinero común europeo". Al terminar el encuentro, el dirigente Luís Montenegro reconoció que "Portugal defiende un Plan de Recuperación y Resiliencia para el área de Defensa, parecido al de la crisis de la pandemia, un instrumento común eventualmente financiado por deuda común".
España no apoya, por ahora, crear este fondo específico para gasto militar alimentado con deuda europea, como los Next Generation. Fuentes de Moncloa inciden que en "no se trata únicamente de gastar más, sino también de gastar mejor" porque el aumento de esas partidas debe "reforzar la competitividad, desarrollar la excelencia tecnológica y crear empleo". España es uno de los países de la UE que menos porcentaje del PIB invierte en Defensa.
El coro que se impuso a favor de la remilitarización europea está también pilotado por socialdemócratas, como la danesa Mette Frederiksen quien puso deberes a los socios europeos, al exigir "gastar más en Defensa" porque "el 2% ya no es suficiente", en referencia la cifra oficial pactada en la OTAN. La idea de superar ese objetivo se hará realidad esta primavera en la Alianza, lo anunció Rutte, como medida para apaciguar la incontinencia verbal y la unilateralidad de Donald Trump.
Los 27 le pidieron a la Comisión que rebusque en la letra pequeña del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, el del déficit, para permitir más gasto militar en los presupuestos y Von der Leyen recogió el guante. La presidenta de la Comisión confirmó que "los presupuestos están constreñidos, pero vivimos en tiempos extraordinarios y vamos a mirar las posibilidades para gastos en defensa, lo que dejaría más margen". A este giro contribuyó que el canciller Olaf Scholz reconociese que al menos habría que gastar ese 2%, dejando la puerta abierta a un porcentaje mayor.
Defensa contra la guerra comercial de Trump
La amenaza de guerra comercial del presidente de los Estados Unidos fue el otro frente que intentaron taponar los líderes europeos. Bruselas prometió "responder con firmeza a cualquier socio comercial que imponga aranceles de manera injusta o arbitraria a los productos de la UE" y esta respuesta fue la que salió de la Cumbre informal.
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Pero a diferencia de la remilitarización exhibida, aquí ni los 27 ni la Comisión quieren mostrar colmillo, quizás para no enfadar a Donald Trump. La UE sabe que le impondrán nuevas tarifas comerciales, el estadounidense ha dicho que "por supuesto". Pero mientras el golpe comercial no cae, el contraataque espera. Aun así, Von der Leyen fue elocuente, como hace años lo fuera su predecesor, Jean Claude Juncker. "Sabemos que hay desafíos potenciales y estamos preparados para ello, cuando se dirijan de una manera injusta o arbitraria la UE responderá firmemente", confirmó la alemana en rueda de prensa.
En el ámbito comercial la Unión funciona como un bloque, aunque Washington pretenda dividir entre países amenazando, por ejemplo, a España con un 100% de aranceles mientras deja caer que Italia se salvaría. Ante cualquier agravio a un Estado Miembro, la Comisión impondrá aranceles unilateralmente a una amplia lista de productos de todos los sectores de la economía estadounidense, desde el agroalimentario a la industria automotriz, pasando por el textil o la aeronáutica.
Además de la arancelaria, sobre un Estado Miembro pende otra Espada de Damocles. Dinamarca buscó la solidaridad de sus socios europeos por las amenazas de Trump sobre Groenlandia y la encontró. En la Cumbre informal sí hubo una declaración conjunta pactada entre todos y Costa, presidente del Consejo, se encargó de expresarla. "Los principios de soberanía, integridad territorial e inviolabilidad de las fronteras son universales", dijo el luso, "y por supuesto vamos a defenderlos aún más si la integridad territorial de un Estado Miembro está cuestionada. Preservar la del Reino de Dinamarca es esencial para todos los Estados Miembros". A su lado, el polaco Tusk, profundo atlantista y que hace un lustro ocupó el cargo de Costa, asentía y afirmaba él también que "como comunidad defenderemos la integridad territorial de Dinamarca".