La 'fuga' de Aguirre

Aguirre pierde puntos

Aguirre pierde puntos

Cuando a media tarde del jueves los medios de comunicación empezaban a difundir la noticia del encontronazo y posterior fuga de Esperanza Aguirre con agentes de Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, los aguirristas, una familia política asentada, sobre todo en el PP de Madrid, en la Comunidad y, en menor grado, en el Ayuntamiento, se tiraban de los pelos. La lideresa –como ella misma se bautizó–, que controla hasta el último detalle sus puestas en escena en público, había cometido un error de bulto que ya incendiaba las redes sociales. El personaje protagonista, unido al hecho de la ubicación del suceso –en pleno centro de Madrid– habían hecho imposible controlar que los hechos pasasen a ser del dominio público menos de dos horas después de producirse. ¿Estaban ya actuando sus enemigos políticos desde el Ayuntamiento para contribuir a que la polémica fuese todavía mayor? ¿Era cosa de los sindicatos policiales? "Botella 1-Aguirre 0", llegaban a interpretar fuentes del partido en términos futbolísticos.

A partir de ahí se activó el potente mecanismo de comunicación que rodea a Esperanza Aguirre. Ella misma se ocupó de atender personalmente a los medios de mayor difusión, de entrar en directo en los informativos, de redactar un comunicado... Del resto, se ocupó su equipo. Convencer a sus opositores y a la izquierda de que su versión era la buena era misión imposible, pero no podía desaprovechar la oportunidad de imponer su narración de los hechos a la policial a su electorado más fiel. Y en ello se ha empleado a fondo. ¿Es una forma de curarse en salud de cara a sus aspiraciones políticas de cara al futuro? Hay en el PP quien sí lo ve así. Otros, sus fieles, señalan que es su forma de entender la política "a la británica", rindiendo cuentas, dando la cara. Lo que no aclaran es si esta forma de entender la política casa con saltarse la instrucción de un agente de mantener inmovilizado el vehículo.

Con más o menos pinceladas del suceso, la filosofía de sus intervenciones de las últimas 24 horas ha sido siempre la misma: reconocer el error, pedir perdón y censurar la actuación de unos agentes de Movilidad que, a su juicio, se extralimitaron en sus funciones, se transmutaron en policías nacionales y la pagaron con ella por ser quien es. Agentes de Movilidad, por cierto, del Ayuntamiento de Madrid, una institución que, en base a una opinión muy extendida en su partido y en el Gobierno, ella aspira a presidir. Sería la guinda a una carrera política en la que ha sido casi de todo: ministra, presidenta del Senado, presidenta de la Comunidad de Madrid y presidenta del PP de Madrid, una organización que lleva muy a gala movilizar al electorado de la capital para lograr mayorías absolutas en la Comunidad y en el Ayuntamiento.

Pese a que, en público, los dirigentes del PP consultados rechacen hacer lecturas políticas de lo que este suceso puede suponer, lo cierto es que ha irrumpido de lleno en la batalla por el poder en Madrid en un momento clave en el que los diferentes protagonistas empiezan a lanzar avisos y a marcar territorio. Es verdad que Aguirre nunca ha dicho de forma clara que quiere volver de nuevo a la primera línea de la política para intentarlo en el Ayuntamiento de Madrid. Pero también es verdad que la expresidenta del PP de Madrid siempre ha calculado milimétricamente sus apariciones públicas, decidiendo el momento más adecuado, y el incidente del jueves supone, por lo menos, un frenazo en su hipotética campaña para conquistar el Palacio de Cibeles. La evolución de la investigación policial será clave para su futuro, así como las reacciones de sus fieles y sus rivales dentro del PP. De momento, sólo el aguirrismo ha salido a dar la cara por ella.

La primera ganadora: Ana Botella

En la foto fija y, a día de hoy, hay una clara ganadora de este patinazo de la expresidenta de la Comunidad de Madrid: Ana Botella. La mujer que heredó la Alcaldía de manos del ahora ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, lleva desde que aterrizó en el cargo siendo fuertemente cuestionada en el PP a nivel general y en el PP de Madrid a nivel particular. Esquiva siempre a hablar de sus planes de futuro y de defender su territorio, la mujer de José María Aznar lleva un par de semanas marcando territorio, no esquivando polémicas y defendiendo su gestión. Y el episodio de Aguirre con los agentes de Movilidad no ha supuesto un puesto de inflexión, sino todo lo contrario. Este viernes, cuando hacía su entrada a las instalaciones en las que el partido que preside Rajoy celebra su Convención Intermunicipal se paró ante los periodistas para defender a quienes multaron a su jefa en el PP de Madrid y para recalcar, además, que sus testimonios tienen "presunción de veracidad". Todo un dardo a la versión de su compañera de filas que ha hecho del ataque a los agentes el eje de su defensa.

Pero no es el primer dardo envenenado de la alcaldesa a Aguirre o a su entorno en esa semana. Horas antes de que la líder de los conservadores madrileños se diera a la fuga de unos agentes de Movilidad que le habían reclamado que no reiniciase la marcha hasta que completasen todos los trámites de la denuncia, Botella ya había mantenido un enfrentamiento dialéctico con Ignacio González a cuenta de las candidaturas a la Comunidad y al Ayuntamiento de cara a las municipales y autonómicas del año que viene.

El presidente de la Comunidad de Madrid había sostenido que es"muy difícil" ganar la Comunidad si no se gana la Alcaldía de la capital, para la que apostó por el candidato que consiga más votos. "Madrid representa el 55 por ciento del electorado de la Comunidad de Madrid. Sin esa premisa es muy complicado, tendría que darse la circunstancia de que el candidato a la Comunidad ganase Madrid de manera abrumadora y no lo hiciera el candidato a la Alcaldía", añadió.

Botella no se quedó callada: "No es suficiente", respondió recordando lo que pasó en las elecciones de 1991, cuando José María Álvarez del Manzano (PP) consiguió la Alcaldía por mayoría absoluta pero el PP, con Alberto Ruiz-Gallardón al frente, no se hizo con la Presidencia de la Comunidad a pesar de ser el partido más votado.

En el PP no pasó inadvertido que la tesis de González es la misma que sostienen desde hace ya tiempo los partidarios de que Rajoy apueste por Aguirre como cabeza de lista al consistorio. Sus defensores creen que solo ella sería capaz de generar un "efecto arrastre" con los votos. La principal incógnita está en saber hasta qué punto estaría dispuesto el líder del PP de dar una oportunidad a una dirigente que lleva años generándole crisis internas puertas adentro del partido. Los fieles a la presidenta tienen una respuesta clara: "Rajoy lo tiene fácil. Si Aguirre gana el Ayuntamiento, lo gana el PP y si lo pierde, ella es la gran perdedora. Es una operación amortizada antes de su desenlace final", explican.

Tampoco se calló Botella a la hora de exigir a la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una especie de 'manifestódromo' para alejar las concentraciones y protestas del corazón de la ciudad de Madrid. Su apuesta, a la que se sumó, por sorpresa el propio González y hasta el ministro del Interior, generó un importante malestar en el Gobierno, que llegó a llamar al orden a los dirigentes del PP de Madrid para que cesasen un debate sobre el que no tenían competencias y sobre el que el Ejecutivo no pensaba tomar medidas.

El hecho de que la alcaldesa se muestre ahora menos esquiva a la hora de hacer declaraciones en público no ha pasado inadvertido en el partido. Y hay quien le da una explicación: por el Ayuntamiento de Madrid circula una encuesta en la que Botella, estancada en los últimos meses por actuaciones como la gestión de la tragedia del Madrid Arena o el fracaso de la candidatura olímpica, empieza a remontar el vuelo. "Se siente con más fuerza e incluso parece que tiene ganas de probar a ser cabeza de lista si Rajoy se lo pide", explica uno de sus concejales.

Un obstáculo menos para la 'operación Cifuentes'

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Otra de las ganadoras a corto plazo, según señalan en el partido, es la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes. Al igual que Botella, nunca se ha pronunciado sobre su futuro político, pero sus compañeros de partido la ubican como una de las favoritas en todas las quinielas para encabezar la lista al consistorio. A su favor, cuentan en la formación conservadora, está el hecho de que la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, la persona a la que más escuha Mariano Rajoy, apoyaría esta operación.

Pese a que desde que Aguirre dejó la Presidencia de la Comunidad de Madrid en sus manos en septiembre de 2012 ha intentado, por rachas, deshacerse de la sombra de su exjefa para evitar roces innecesarios con el PP nacional, Ignacio González es una pieza clave en ese escenario en el que ella ocuparía la cabeza de lista a la Alcaldía. Van en el mismo paquete: él para la Comunidad; Aguirre para el consistorio. En su caso, nunca ha ocultado que entra en sus aspiraciones.

Este viernes, salió en defensa de la presidenta del PP de Madrid al asegurar que la polémica no tiene más recorrido porque ya ha pedido perdón. Eso es precisamente lo que sostienen destacados dirigentes del PP de Madrid. "En una semana, todo habrá pasado", osan a vaticinar. Saben, no obstante, que las espadas siguen en alto porque la batalla por controlar Madrid ha comenzado un año antes. Rajoy no tiene previsto hacer ningún movimiento, como pronto, hasta otoño.

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