Ayuntamiento de Madrid

Almeida se apropia ahora de la 'bandera verde' con vistas al 28M para tapar el vacío de su gestión en cuatro años

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, toma la salida en la San Silvestre Vallecana el pasado sábado en Madrid.

"Madrid 360 ha conseguido que el aire de Madrid cumpla, por primera vez en su historia, con todos los cánones de calidad establecidos desde la Directiva europea". Son las palabras del alcalde del Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida, que encara el año electoral presumiendo de su gestión en la lucha contra la contaminación en la capital. Ya no parece acordarse de que en la oposición declaró la guerra a Madrid Central, la zona de bajas emisiones de la capital impulsada por su antecesora en Cibeles, Manuela Carmena. El dirigente del Partido Popular quiere convertir ahora el ecologismo en su bandera de cara a las próximas elecciones municipales, después de un año especialmente complicado tras el escándalo de las comisiones millonarias de las mascarillas y su posicionamiento en favor de Pablo Casado en la guerra interna con la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso. 

La recta final del año tampoco ha sido fácil para Almeida, después de no haber podido aprobar las cuentas de 2023 tras la negativa de Vox, sus socios en el consistorio madrileño. Su portavoz en el Ayuntamiento, Javier Ortega Smith, demandaba la derogación de Madrid 360 para dar su sí. Esta situación ha obligado a la coalición formada por Partido Popular y Ciudadanos a prorrogar los presupuestos del pasado año. El rechazo de la formación ultra ha provocado que Almeida haya incumplido una de sus propuestas estrellas: una rebaja del Impuesto de Bienes e Inmuebles (IBI) al 4%, el mínimo permitido.

Lo cierto es que la petición de Ortega Smith recuerda al Almeida del año 2019. Uno de sus caballos de batalla fue, desde el principio, los planes de movilidad impulsados por el anterior equipo de gobierno liderado por Manuela Carmena. Y, sobre todo, Madrid Central, la zona de bajas emisiones de la capital que echó a andar allá por 2018 y que consiguió reducir la contaminación en toda la ciudad hasta un 10%, en contra de lo que la derecha auguraba.

Sin embargo, el alcalde del PP reivindica ahora su gestión verde: "Hemos demostrado que la bandera medioambiental no es suya, no es exclusiva de la izquierda, sino que es de aquellos que somos capaces de poner en marcha medidas eficaces y adecuadas que la compatibilizan con el desarrollo económico de una ciudad”, aseguró este lunes, durante una rueda de prensa en la que detalló los datos de polución en el último ejercicio. "Madrid, por fin, respira", afirmó. Es más, el alcalde no desperdició la oportunidad para calificar de "error" la política medioambiental de la anterior corporación, Madrid Central, que "no habría permitido cumplir" la normativa.

Antes de llegar al consistorio, distintos cargos públicos del PP como el propio alcalde de Madrid o la presidenta Díaz Ayuso llegaron a afirmar que este protocolo anticontaminación suponía un "ataque a la movilidad de todos los madrileños" cuando el consistorio presidido por Carmena lo puso en marcha. Pese a las críticas, en enero de 2020, Almeida activó el protocolo por primera vez limitando a 70 kilómetros por hora la velocidad máxima de los vehículos en la M-30. Actualmente se aplica en función de los niveles de dióxido de nitrógeno y la previsión meteorológica bajo penas de multa de 200 euros.

Ecologistas en Acción: “La zona de bajas emisiones es insuficiente”

El Ayuntamiento de Madrid anunció este martes una campaña informativa con propaganda en los mupis y marquesinas de la ciudad, grandes centros comerciales y medios de comunicación. Sin embargo, apenas unos días antes del inicio de esta campaña, la Policía Municipal de Madrid alertó de que la contaminación atmosférica se elevó hasta niveles que podrían ser "perjudiciales". A través de un mensaje compartido en redes sociales, aconsejaban no realizar ejercicio al aire libre, especialmente para colectivos vulnerables, tras los datos obtenidos por el Servicio de Calidad del Aire del propio consistorio.  

Ecologistas en Acción también rebaja el optimismo de Almeida y asegura que las zonas de bajas emisiones de Madrid, al igual que las de Barcelona, son "insuficientes para reducir de forma eficaz la contaminación del aire". A juicio de la asociación, la estrategia del consistorio se limita "a dos ámbitos muy reducidos de la ciudad" y es cada vez "más permisiva".

Almeida aseguró el pasado lunes que Madrid es una "ciudad pionera" en la lucha contra la contaminación: "Somos la primera capital europea en la que no circulan autobuses diésel". Por su parte, Ecologistas en Acción destaca que el objetivo de las zonas de bajas emisiones "no debería ser acelerar la renovación del parque de automóviles", sino conseguir "una rebaja sustancial de los vehículos en circulación, que permita reducir la contaminación atmosférica y acústica, las emisiones de gases con efecto invernadero, los accidentes de tráfico y la ocupación abusiva del espacio público", apuntan en un comunicado.

A juicio de los ecologistas, tanto Madrid como Barcelona deberían reducir "de manera drástica y urgente" el tráfico motorizado que accede y circula diariamente por ambas ciudades para conseguir "una mejora significativa de la calidad del aire" que respiran sus 6,2 millones de habitantes, potenciando con la asistencia de la Comunidad de Madrid y la Generalitat de Catalunya el transporte público metropolitano y favoreciendo la movilidad activa peatonal y ciclista, en las distancias urbanas más cortas.

Almeida, un alcalde sin legado propio

El alcalde conservador quiere dejar un legado reconocible tras su paso por el consistorio como ha sucedido con sus antecesores, pero lo cierto es que después de sus tres años y medio de mandato, son escasos los proyectos o las obras que se le atribuyen. Es más, sus principales hitos beben del legado de la anterior alcaldesa, Manuela Carmena, pese a las críticas a las que ha sometido a su administración y las promesas que formuló en precampaña para destruir su legado, muchas de las cuales nunca se han llegado a cumplir.

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El principal anuncio del alcalde madrileño ha consistido en la creación de un nuevo distrito en la capital con el objetivo de generar “una marca para la ciudad” y competir con otras potencias urbanas europeas, comparando el proyecto madrileño con la City de Londres (Reino Unido) o el Distrito Financiero de Frankfurt (Alemania). La idea que tiene Almeida es que esta City madrileña agrupare a las cinco torres y a Madrid Nuevo Norte, el gran proyecto urbanístico de la ciudad de los próximos años, que se firmó bajó el mandato de Manuela Carmena y generó una profunda división en el grupo municipal de Ahora Madrid.

Otro de los proyectos de los que más presume Almeida es de la ampliación del servicio municipal de BiciMAD, el servicio de préstamo de bicicletas, a todos los distritos de la ciudad, pese a la oposición inicial del alcalde madrileño a la municipalización, que llegó a recurrir ante la justicia. Un año después de llegar al consistorio, en septiembre de 2016, Carmena anunció que la gestión del servicio, que hasta entonces estaba en manos de la compañía Bonopark, pasaría a depender de la Empresa Municipal de Transportes (EMT), es decir, de una empresa pública ya existente. 

Una de las últimas obras que inauguró fue la reforma de la Plaza España, una de las más emblemáticas de la capital, que culminó a finales del pasado año. Se trata de una obra que se puso en marcha en 2015, con Manuela Carmena al frente del consistorio, con el objetivo de identificarse con proyectos que hicieran de Madrid una ciudad sostenible. El día de la inauguración de la remodelada plaza –tras más de dos años de obras–, Almeida verbalizó su “reconocimiento” al anterior equipo de gobierno.

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