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Los entresijos de la ultraderecha

Los Ariza, de Intereconomía a Vox o cómo la política y los negocios van de la mano

Julio Ariza, durante una asamblea de Vox Vizcaya en 2016, en una imagen colgada en la cuenta de Twitter del partido en la provincia.

Tres semanas antes de las elecciones del 26 de junio de 2016, las últimas a las que se presentó Mariano Rajoy, Julio Ariza entrevistó en el programa El Gato al Agua a Pablo Casado, entonces vicesecretario de comunicación del PP. De no existir un vídeo de Youtube, que puede verse pulsando aquí, la entrevista parecería la formidable mentira de un hacker de altura. Y es así porque a partir del minuto 26.55 el presidente de la siempre derechista Intereconomía –que en 2009 había pedido en un almuerzo apoyo a Mariano Rajoy para lograr licencias de radio y televisión y que sigue hoy en el candelero mediático con su nombre embutido en Vox– asestó a Pablo Casado un mazazo impensable. Con los ojos tan abiertos y fijos como los de un bajorrelieve románico, Casado permaneció inmóvil mientras escuchaba lo que en tres minutos fue narrando Ariza, con detalles destinados a reforzar la verosimilitud de su relato: que a lo largo de diez años a Rajoy le habían pagado cada mes 10.000 euros en dinero B escondido en cajas de puros. Montecristo, dijo. En el último tramo de su acusación y antes de que el representante del PP pudiera volver a articular palabra, Ariza disparó la honda: “Espero la denuncia personal de Mariano Rajoy y que me emplace en un juzgado para demostrar este asunto”.

De aquel episodio nunca más se supo. No hubo –aseguran fuentes del PP que trabajaban entonces con Rajoy– denuncia contra el dueño de Intereconomía por espetar lo mismo que el propio Luis Bárcenas y los papeles de la contabilidad secreta habían ido esparciendo, aunque los tribunales no dieron crédito a lo que afectase al entonces presidente. Pero el contenido de aquella entrevista con Casado y, sobre todo, la pedrada final a modo de reto –“que me emplace en un juzgado”–, dibujan la personalidad y el poder de Julio Ariza, cuyo nombre y el de su hijo Gabriel vuelven ahora a la palestra por el espacio que en su recién publicado libro les dedica la exdirigente de Vox Macarena Olona.

Cuando Ariza dejó estupefacto a Casado con aquella entrevista, parte de su flota empresarial llevaba ya un año en concurso de acreedores. Y las deudas del holding con Hacienda, que no han cesado de crecer, ya se habían asentado en los listados oficiales de morosos como se verá más adelante. Ahora, en una sentencia dictada el 16 de octubre por un juzgado de lo mercantil y adelantada por ABC, Ariza acaba de ser condenado a dos años de inhabilitación para administrar bienes ajenos y a pagar 4,49 millones como responsable de la llamada cobertura del déficit concursal de Intereconomía Televisión SL. cuyo lugar ocupa ahora El Toro TV. La sentencia destaca un hecho clave para entender por qué concluye que el de Intereconomía Televisión fue un "concurso culpable" –fruto de la imprudencia y la mala praxis– y en consecuencia condena a Ariza, que además queda inhabilitado durante dos años para "administrar los bienes ajenos" así como "para representar a cualquier persona durante el mismo período".

Ese hecho que explica el porqué del fallo se resume así: que debiendo situarse la insolvencia de la cadena televisiva en el cuarto trimestre de 2013 "al haberse producido un impago de las obligaciones tributarias exigibles durante tres meses anteriores a la solicitud de concurso", el concurso no se solicitó hasta el 20 de marzo de 2015. "Debe entenderse –se lee en el fallo judicial– que la concursada incumplió el plazo para presentar la solicitud de concurso, concurriendo la causa de culpabilidad del concurso" prevista en el Texto Refundido de la Ley Concursal. La sentencia, contra la que cabe recurso, evoca la enigmática frase que la exdirigente de Vox Macarena Olona pronunció días atrás en una entrevista con La Sexta: "Vox no se entiende sin la quiebra de Intereconomía".

PP, Vox, Intereconomía, Opus, El Yunque...

Cuando aquella entrevista a Casado tuvo lugar, hacía años que Ariza se había ido despegando del PP, su partido guía durante lustros. Ahora, el vínculo político era con Vox y Santiago Abascal, reelegido de nuevo presidente de la formación en la asamblea de marzo de aquel año. Las relaciones entre ambas partes se fueron anudando cada vez más. Un ejemplo: en su recién publicado libro, Soy Macarena, es la propia Olona, hoy musa de una parte de la disidencia interna, quien cuenta que fue Julio Ariza el que “por primera vez” le habló de Vox.

Diputado del PP en Cataluña entre 1993 y 1997, jefe supremo de la ya citada Intereconomía, candidato de cierre por Vox en Barcelona en las generales de 2019, “hombre del Opus” según Olona, ligado a la secta integrista El Yunque según el antiguo director de La Gaceta Carlos Dávila y ferviente antivacunas durante la pandemia del covid, lo que se conoce de Julio Ariza y su familia apunta a que su expansión en el aparato de Santiago Abascal no se ha detenido. Abascal –opina Olona– es el “director de orquesta de las almas de Vox, juguete en manos de las tinieblas que empiezan en Ariza y acaban no sé si en El Yunque, en Miami o en Irán”.

La alusión a El Yunque se entiende a la primera. Y también la relativa a Irán, protagonista del primer escándalo de Vox cuando en 2019 El País publicó que Vox se había fundado con un millón de euros del exilio iraní. Pero la referencia a Miami asoma como uno de los misterios que Olona deja entrever reservándose –si es que existen– los datos necesarios para resolverlo.

En la lista de grandes morosos

Como en el caso del dios romano Jano, que miraba hacia una dirección con media cabeza y hacia la opuesta con la otra media, dentro del circuito de la extrema derecha española los Ariza circulan a bordo de un tren donde resulta inseparable el vagón político del económico. La influencia de la familia en las cuentas de Vox y su fundación satélite, Disenso, se suma a la presencia constante de Vox, sus políticas y sus discursos programáticos en El Toro TV, registrada a nombre de otros empresarios aunque en la práctica y con Julio Ariza como figura estelar es la nueva marca de Intereconomía. En El negocio del patriotismo español. Vox S.A., el periodista Miguel González sostiene que aquello fue una operación “lampedusiana”. O sea, una maniobra con la que cambia todo para que nada cambie.

A través de esa nueva marca, Intereconomía ha esquivado los efectos potencialmente devastadores de una quiebra -desaparecer del mapa- que la condujo a entrar en la lista de grandes morosos de Hacienda. El último listado oficial de la Agencia Tributaria sobre personas físicas y jurídicas con deudas tributarias superiores a 600.000 euros incluye a siete de las mercantiles de la constelación empresarial liderada por Julio Ariza. Entre las siete deben exactamente 22.841.778 euros al fisco.

Tomando como base el informe de 171 páginas entregado al juez en enero de 2018 por el administrador concursal de Intereconomía Corporación SA y cotejándolo con el listado de grandes morosos de junio de 2023, las siete mercantiles deudoras en las que Julio Ariza constaba como administrador son las siguientes: Intereconomía Corporación SA, Intereconomía TV SL, Intereconomía Radio SL, Intereconomía Publicaciones SL, Sauzal 66 SRL, Compañía de Radiodifusión Intercontinental SA y Grupo Negocios de Ediciones y Publicaciones SL.

Un puzle empresarial monocolor 

El protagonismo de la familia Ariza en Vox se sustenta en lo que a primera vista parecen piezas sueltas que una vez encajadas conforman un verdadero puzle cuasi monocolor desde el punto de vista empresarial. Es una de las empresas de su hijo Gabriel Ariza, Tizona Comunicación SL, la que registró la marca del Instituto Issep, el laboratorio de ideas y cursos publicitariamente nucleado en torno a la nieta de Jean Marie Le Pen y cuyo domicilio se localiza en la antigua sede de Vox, un local alquilado por la misma Tizona Comunicación a una empresa vinculada a uno de los dirigentes del partido. Es también Gabriel Ariza el que en una fase que ya queda atrás ubicó la sede de Tizona exactamente en la misma dirección donde hoy aparece alojado el denominado Sindicato Solidaridad: es decir, el de Vox, cuya web también consta aún a su nombre como persona física.

Es igualmente con Tizona, y así lo demuestran pantallazos captados por afiliados de Vox que terminaron expulsados, como el partido difundía a diario entre sus afiliados la revista de prensa. De nuevo Tizona es la que, según Olona, le coló un empleado en su equipo de campaña para las elecciones andaluzas. ¿Su encargo? Vigilar que la candidata se ajustase en cada mitin al guion que él mismo le entregaba. Y última pero no menos importante: el dominio gaceta.es, en principio diario de cabecera de Intereconomía y ahora de la fundación de Vox que tiene a Abascal por presidente vitalicio –Disenso–, también figuró a nombre de Gabriel Ariza entre 2005 y 2020, según la información oficial.

En su libro y citando fuentes de Vox, Miguel González también atribuye al otro hijo de Julio Ariza, Julen, su primogénito, haber realizado trabajos para el partido. Exdirector de medios digitales de Intereconomía, Julen Ariza es editor de Confilegal y propietario de Hadoq, especializada en marketing digital.

Los traspasos a Disenso y la facturación de Tizona

Como publicó infoLibre en enero, hasta el cierre de 2021 Vox había traspasado cinco millones a Disenso, cuyo rango oficial –es una fundación– imposibilita de facto que el Tribunal de Cuentas hurgue en todos sus movimientos económicos. Una vez conocidas las cuentas de 2023, la cuantía ha subido a siete millones. Pero, según lo afirmado por Olona durante una entrevista en RNE, en ese cambio de cubilete hay que incluir no solo los siete millones de Disenso sino los casi cuatro facturados por Tizona Comunicación: "Una mercantil privada de la que son dueños al 50% Kiko Méndez-Monasterio y Gabriel Ariza ha facturado casi cuatro millones en cinco años y su único o principal cliente es Vox”.

¿Ha facturado realmente Tizona Comunicación esa cifra a Vox o a su satélite Disenso? No se sabe. Las cuentas de la fundación correspondientes a 2022 no solo son parcas en su contenido sino que, como ha publicado este diario, contienen un error de nada menos que medio millón de euros: la memoria del partido sobre 2022 señala como hecho posterior al cierre del ejercicio que desde enero de este año ha entregado 1,5 millones a Disenso, pero la fundación hace constar solo 999.000 euros.

Regresando a lo que sostiene Olona sobre la facturación de Tizona, se hace inevitable consultar sus últimas cuentas presentadas al Registro Mercantil, las de 2022. En ellas aparecen estos datos: la compañía declara que ese año su plantilla estuvo integrada por 1,1 trabajador fijo y nada más que los gastos de personal ascendieron a 28.381,65 euros. El año anterior, 2021, su plantilla se cifraba en tres empleados fijos y 11,25 no fijos, lo que supuso un gasto de 481.741 euros. En cuanto al importe neto de la cifra de negocio –es decir, lo cosechado por su actividad– figuran 1.224.011,95 euros en 2021. Y 453.179,03 en el siguiente ejercicio. infoLibre no ha logrado contactar con Gabriel Ariza. A su padre le dejó este martes por la mañana un mensaje en su oficina del Club de Amigos del Toro TV. No hubo respuesta.

"La cúspide del poder"

“La cúspide del poder de Vox con la que yo he tenido contacto es Julio Ariza”, escribe en su libro la exportavoz en el Congreso de la formación ultraderechista antes de disparar un interrogante con respuesta abierta. Abogada del Estado, Olona se administra una dosis extra de prudencia y deja abierta la cuestión de quién está tras los Ariza: “A partir de Kiko y de su hijo Gabriel la niebla es cada vez más espesa , tras él [Julio Ariza] no se ve nada”. “Lo que haya tras su figura –añade en otro momento– lo desconozco , es como esas puertas de los restaurantes en las que pone: No pasar, reservado para el personal del establecimiento”. Y ahora, el remate: “Gabriel y Kiko susurran al oído de Abascal. Julio [Ariza] dicta”. Procedente de Intereconomía, Kiko Ménez Monasterio es uno de los grandes estrategas de Santiago Abascal y a quien Olona viene a describir como alguien con poder extraoficial. Pero menos que Gabriel Ariza Rossi.

Uno de los díscolos más conocidos de Vox, el exvicepresidente del partido Juan Jara, coincide con Olona solo en parte. “A día de hoy es evidente que los Ariza están en el corazón de Vox y posiblemente también en la billetera. Otra cosa es que eso sea anómalo desde el punto de vista legal aunque no parece que para un partido político que ha de ser ejemplar como todos los demás sea el mejor socio una familia que debe más de 20 millones a la Hacienda Pública”. ¿Pero están en la cúspide como sostiene la exdiputada de Vox? “No lo creo –responde Jara–. Lo que creo que es los Ariza están en todos lados dentro del partido y en sus satélites, como la Fundación Disenso”.

Impermeable a los efectos que pudieran derivarse de la presencia en la lista de grandes morosos con Hacienda desde su declaración en concurso de acreedores –marzo de 2015–, Ariza ha mantenido su fortaleza mediática en otra cadena bautizada como El Toro TV. Fortaleza mediática y social. Un ejemplo: hoy sigue perteneciendo a la Junta de Protectores del Teatro Real.

“Tiene una relación magnífica con determinados jueces”, asegura con exigencia de anonimato uno de los múltiples litigantes que acudieron a los tribunales tras la cadena de despidos en Intereconomía –142 en 2013, según Vozpopuli– y deudas impagadas a proveedores. En 2020, eldiario.es publicó que entre los cercanos a Julio Ariza se cuenta el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, instructor del caso Púnica y entre cuyas decisiones más sonadas se cuenta la exoneración de Esperanza Aguirre en la pieza donde se investigaba la financiación del PP madrileño.

La queja de Esperanza Aguirre

En su libro sobre la formación ultraderechista, El negocio del patriotismo español. Vox SA , el periodista Miguel González recordó cómo Aguirre, “una de las principales mentoras de [Julio] Ariza Irigoyen” se quejó del “trato inmisericorde” que, a su juicio, había dado el Gobierno del PP a Intereconomía. Según el periodista, la expresidenta de Madrid expresó su lamento en estos términos: “Uno de los medios de comunicación más afines al PP era Intereconomía y su periódico La Gaceta. [...] Con la crisis, empezó a tener malos resultados económicos —cada vez los tenía peores— y quebró. El Gobierno [de Rajoy] no hizo nada por evitar esa quiebra”.  

González cuenta cómo a raíz del desmoronamiento del grupo, “la joya de la corona, Intereconomía TV”, fue para Farnesio Ventures S. L., sociedad administrada por José Luis Hernández de Arce, ex consejero delegado de Polaris World, un gigante inmobiliario de la costa murciana “que se desplomó tras la explosión de la burbuja inmobiliaria, dejando una deuda de más de 24 millones con Hacienda y cinco con la Seguridad Social”. Pues bien, el dueño de Farnesio Ventures –prosigue González– es hermano de Pedro García Meroño, “quien había sido principal accionista de Polaris World y antiguo socio de Ariza en La 7, la televisión autonómica murciana que puso en marcha el PP”. Pero no solo eso: Polaris –y así lo confirma el informe de 171 páginas que en enero de 2018 elevó al juez el administrador concursal– poseía el 0,17 % de las acciones de Intereconomía. Esa estrecha relación –concluye Miguel González– puede explicar “por qué el cambio de propietarios tuvo en Intereconomía TV efectos lampedusianos". "Salvo el nombre (la cadena pasó a llamarse El Toro TV), todo lo demás siguió igual: Julio Ariza continuó mandando en la casa”, añade.

Otro de los grandes expertos en la arquitectura de la ultraderecha española, el también periodista Xavier Rius, discrepa del diagnóstico trazado por Olona en su libro. Rius admite que Ariza manda, pero no hasta el punto que señala Olona. En su libro Vox, el retorno de los ultras que nunca se fueron, el periodista destapa cómo el joven Julio Ariza se afilió a la UCD de Adolfo Suárez [no a Unió, el socio minoritario de la Convergència de Jordi Pujol, como por error figuraba en la primera edición de este artículo]. Luego se afilió a Alianza Popular para terminar más tarde en Vox. Pero que Ariza tenga gran relevancia en Vox –argumenta Rius– no implica que Abascal sea el “esclavo del poder” al que –dice en conversación telefónica con infoLibre– “indulta” la también excandidata de Vox a la Junta de Andalucía. Rius ha publicado en su blog una entrada sobre lo escrito por Olona. Y dice esto: “Mi opinión es que si alguien concibió Vox como un negocio fue Santiago Abascal. (…) Como digo en mi libro, Abascal tras perder el escaño en el Parlamento vasco en 2009 [durante su etapa en el PP], quebrar la empresa de su mujer, serles embargada la vivienda familiar y divorciarse, como Scarlett O’Hara en Lo que el viento se llevó, se conjuró para nunca más volver a pasar hambre”.

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