El expresidente de la Generalitat Carlos Mazón ha puesto en marcha su oficina de apoyo como expresidente, una prerrogativa prevista en el estatuto autonómico que permite a los exmandatarios disponer de despacho, conductor, seguridad y hasta dos asesores designados a dedo, con cargo a fondos públicos.
Como primer nombramiento, Mazón ha elegido a José Manuel Cuenca, su exjefe de gabinete y responsable de comunicación durante su etapa al frente del Consell. Cuenca percibía como jefe de gabinete en torno a 77.000 euros anuales y pasa ahora a ocupar un puesto de personal eventual en la oficina del expresidente, con una retribución de 57.592 euros brutos al año, según las tablas salariales vigentes de la Generalitat. Una rebaja de unos 20.000 euros que garantiza su continuidad en un cargo de confianza financiado con fondos públicos.
Las funciones y el coste de las oficinas
El estatuto de expresidentes, aprobado en 2002, regula con detalle qué medios materiales y humanos deben ponerse a disposición de los exmandatarios —oficina, dos asesores, conductor, vehículo oficial y seguridad—, pero no dedica ni una sola línea a definir para qué sirven esas oficinas de apoyo.
La norma no menciona funciones institucionales, tareas de representación, labores de archivo, asesoramiento a la Administración ni ningún otro cometido, ni siquiera en términos genéricos. Tampoco fija obligaciones de actividad, rendición de cuentas o resultados. El texto se limita a garantizar el sostenimiento de una estructura financiada con fondos públicos y a establecer que el personal será designado a propuesta directa del expresidente.
En la práctica, las oficinas activas suman actualmente seis asesores: dos de Ximo Puig, dos de Alberto Fabra, uno de Francisco Camps y uno ya nombrado por Carlos Mazón, a falta de que complete el cupo. En conjunto, el coste de los seis asesores asciende a unos 345.000 euros al año, sin contar otros gastos asociados previstos en la ley: conductores, vehículos oficiales de la Generalitat, seguridad, locales para las oficinas, suministros y mantenimiento.
La designación de Cuenca por parte de Carlos Mazón no es una anomalía. La revisión de los perfiles que ocupan las oficinas de apoyo de otros expresidentes muestra un patrón reiterado: exjefes de gabinete, cargos orgánicos de partido o colaboradores políticos directos, sin exigencias de perfil técnico ni dedicación exclusiva.
Ximo Puig: el escritor de discursos y la jefa de gabinete
Ximo Puig, anterior expresidente, ha cubierto los dos puestos de asesor que permite la normativa. Uno de ellos lo ocupa Francisco Cerdá, periodista y escritor, colaborador de El País y autor de varios libros. Como personal eventual, su cargo no está sujeto a un régimen de incompatibilidades, lo que le permite mantener su actividad profesional privada mientras percibe el salario público asociado al puesto.
Cerdá ya había desempeñado funciones políticas durante el mandato de Puig: fue delegado de Presidencia para asuntos culturales y, según publicó Valencia Plaza, una de las personas que redactaban los discursos de Puig. Su segunda asesora es Esther Ortega, que fue su jefa de gabinete cuando presidía la Generalitat, el mismo esquema que ha reproducido ahora Carlos Mazón con el fichaje de Cuenca.
Alberto Fabra: cargos orgánicos del PP
En la oficina del expresidente Alberto Fabra aparecen perfiles estrechamente vinculados al Partido Popular de Castellón. Uno de sus asesores es Javier Buñuel, dirigente orgánico del PP castellonense que sigue figurando en la estructura local del partido como vicesecretario general. Buñuel declaró como testigo en el caso Gürtel por su papel como apoderado de las cuentas bancarias de las elecciones municipales de 2007 y formó parte, a propuesta de su partido, de la Junta Electoral Provincial de Castellón.
La otra asesora es Carmen Amorós, exdiputada autonómica por Castellón durante la presidencia de Fabra y también vinculada orgánicamente al PP local, donde continúa apareciendo como coordinadora general de Organización.
Amorós sustituyó a Esther Pastor, que había sido secretaria autonómica con Fabra como presidente y que dimitió en 2016 de su cargo en la oficina de apoyo. Pastor, casada con el empresario naviero Vicente Boluda, fue protagonista hace dos años de un reportaje en Las Provincias sobre su residencia en Navajas (Castellón), una mansión con 20 dormitorios y un servicio doméstico formado por 15 personas, según declaró el matrimonio.
Camps: un único perfil de confianza personal
El expresidente Francisco Camps es la excepción parcial. Aunque el estatuto le permite contar con dos asesores, solo mantiene uno: Susana Fayós, que fue su secretaria particular durante su etapa al frente de la Generalitat. Un perfil de confianza personal, sin trayectoria política posterior relevante.
Los otros expresidentes
El estatuto de los expresidentes de la Generalitat reconoce estos derechos a todos los exmandatarios autonómicos, pero no todos han mantenido una oficina de apoyo activa. Además de Mazón, Camps, Puig y Fabra, la Comunitat Valenciana ha tenido otros tres presidentes desde el inicio de la democracia: José Luis Olivas, Eduardo Zaplana y Joan Lerma.
Olivas —fallecido el pasado noviembre y bajo cuyo mandato se aprobó en 2002 el estatuto de expresidentes— sí llegó a activar una oficina de apoyo, pero solo durante aproximadamente un año, según publicó eldiario.es. Olivas, que dirigió el PP valenciano tras la marcha de Zaplana y antes de la llegada de Camps, fue condenado a un año y medio de prisión por delito contra la Hacienda Pública en 2017. Lerma y Zaplana, por su parte, no han tenido nunca oficina de expresidente.
El expresidente de la Generalitat Carlos Mazón ha puesto en marcha su oficina de apoyo como expresidente, una prerrogativa prevista en el estatuto autonómico que permite a los exmandatarios disponer de despacho, conductor, seguridad y hasta dos asesores designados a dedo, con cargo a fondos públicos.