Ayuso encarga por 110.000 euros un busto del rey al autor de otra polémica obra que tuvo que quitar de Sol

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, charla con el escultor Víctor Ochoa junto a la obra 'Héroes del Covid-19'.

El Gobierno de Isabel Díaz Ayuso quiere rendir homenaje al rey Felipe VI ocho años después de su proclamación con la adquisición de un busto conmemorativo del monarca. Por el conjunto, la Administración regional abonará 110.000 euros. Y de los trabajos se encargará José Víctor Ochoa. Con formación inicial en arquitectura, el escultor no es desconocido para el Ejecutivo autonómico. En plena pandemia, donó a la Comunidad de Madrid la obra Héroes del Covid-19. El acuerdo era que se ubicase en el patio principal de la Real Casa de Correos, sede del gobierno regional. Sin embargo, presidió el espacio durante poco tiempo. Tras desvelarse que la obra había sido concebida décadas antes del estallido de la crisis sanitaria, fue apartada al hueco de una escalera y tapada con una manta. Ahora, está en el Zendal.

El Ejecutivo madrileño dio el pistoletazo de salida al expediente de contratación hace varias semanas. "Se ha considerado adecuada la adquisición de un busto que reconozca la labor de S.M. Felipe VI como Jefe del Estado", rezaba entonces la orden de la Consejería de Presidencia. No era la única justificación de la licitación. También enmarcaban este contrato en la importancia de ampliar el patrimonio. "Una de las formas en que tradicionalmente se ha incrementado el patrimonio artístico de la Comunidad de Madrid, a la vez que se realizaba un reconocimiento institucional a personas que prestan sus servicios al Estado español, ha sido adquirir a artistas de reconocido prestigio retratos, esculturas y bustos", completaba aquel documento.

El encargo es claro: elaboración de una "pieza única" fundida en bronce y patinada de 90 centímetros de alto por 45 de ancho y 50 de profundidad. Un busto que, además, deberá ser entregado en la sede del gobierno regional y tendrá que ir sobre "un basamento prismático o plinto" con una "placa conmemorativa incrustada y grabada", cuyo texto se consensuará con Presidencia. El plan es que el conjunto pase a "formar parte de la colección de objetos artísticos" perteneciente a la comunidad autónoma. Por el momento, no han trascendido detalles sobre el emplazamiento exacto en el que será ubicado. Los documentos vinculados al expediente de contratación señalan que la escultura será expuesta "en lugares destacados" de las "dependencias" de la Comunidad de Madrid.

"Las razones artísticas determinan que el empresario sea único"

El contrato ha sido adjudicado por el procedimiento negociado sin publicidad, que permite a la Administración pedir ofertas a un determinado número de contratistas sin tener que hacer pública la licitación. "Se ha seguido el procedimiento acorde a la ley", dejan claro a infoLibre fuentes de la Consejería Presidencia. Efectivamente, la normativa de contratos del sector público permite, en su artículo 168, que unas labores puedan ser encomendadas a un empresario determinado cuando la licitación en cuestión tenga por objeto "la creación o adquisición de una obra de arte o representación artística única no integrante del Patrimonio Histórico Español".

"Las razones artísticas determinan que el empresario sea único. Por otra parte, cuando se promueve concurrencia (...) debe resolverse la adjudicación de acuerdo con criterios objetivos. Y no hay criterios objetivos que se puedan utilizar a la hora de valorar lo artístico", resume la Secretaría General de Presidencia en un informe en el que deja claro que "la elección" de un autor y el "valor económico" de una obra –110.000 euros, IVA incluido, en este caso– "será siempre subjetivo". Es más, resalta que en estos encargos "no se trata de seleccionar" a un artista frente a otro "por el precio o el número de obras que ha realizado", sino que lo que se valora es "su adecuación" al objetivo que se persigue. "Se contrata a un autor por ser él mismo, no por ser uno de tantos que pueden hacer un retrato o una escultura", sentencian.

El elegido, en este caso, ha sido Víctor Ochoa. Nacido en Madrid en 1954, estudió Arquitectura en la ETSAM y, después, se formó en la Universidad de Bellas Artes de Sant Jordi, donde descubrió la escultura. Una formación que terminaría por construir, como señala el Ejecutivo regional, un artista "muy técnico, buen dibujante, figurativo realista, pero con una gran libertad a la hora de crear". Y con una extensa trayectoria a la hora de esculpir reyes, lo que le generó esa etiqueta de escultor monárquico. Lo hizo con Alfonso XIII o con Juan de Borbón, cuya estatua ubicada en Campo de las Naciones fue financiada mediante un crowdfunding que puso en marcha el Abc. Y también con el rey emérito, cuyo busto de bronce fue encargado por la Universidad Rey Juan Carlos a finales de la década de los noventa.

Una donación en el hueco de la escalera

El artista no es desconocido para el Ejecutivo regional. En mayo de 2020, tras la primera ola de la pandemia, donó a la Comunidad de Madrid Héroes del Covid-19, una escultura con la que se rendía homenaje a las víctimas de la pandemia. La obra fue, desde el primer momento, objeto de burlas y críticas, que se intensificaron en cuanto se supo que los trabajos sobre esta escultura se habían iniciado mucho antes de que estallase la crisis sanitaria. La comenzó en 1995. Era un fauno con una especie de máscara tapándole la boca. Por aquel entonces, no le encontraba significado. Una pieza de casi dos metros de altura guardada en casa. Hasta que llegó el coronavirus. Y, con él, las mascarillas. Como la que parecía llevar ese animal mitológico en la parte baja del rostro. Ahí, lo vio claro.

El 14 de mayo se produjo un pequeño acto de inauguración de la obra en la sede del gobierno regional. "Vale en euros lo mismo que los contagiados en todo el país, como 273.000", explicaría posteriormente el escultor a elDiario.es. Junto con Ayuso y el artista, la única que asistió a la presentación pública fue la consejera de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad, Paloma Martín. Ni rastro por allí de la Consejería de Cultura de Marta Rivera de la Cruz. Al fin y al cabo, nadie les había consultado sobre esta decisión. "La comunidad artística se escandalizó con este asunto, porque se vio la intención del artista y el aprovechamiento del momento para colocarla", decía hace un año en el citado periódico Lucía Mendoza, vicepresidenta del Instituto de Arte Contemporáneo, una de las expertas que pidió en su momento explicaciones a Rivera de la Cruz.

El artista donó la obra para que se expusiera en el patio de la Real Casa de Correos. Pero estuvo allí poco tiempo. A los pocos días, laSexta desvelaba que la escultura estaba aparcada en el hueco de una escalera de la Puerta del Sol y tapada por lonas. Desde el Ejecutivo regional explicaron entonces que se encontraba cubierta para que no cogiera polvo antes de reubicarla definitivamente. Algo que ya ha hecho. La obra se encuentra actualmente en el Hospital Enfermera Isabel Zendal, convertido en la joya de la corona de la gestión sanitaria de Ayuso. "Puede ser contemplada públicamente en la entrada", señalan fuentes de la Consejería de Presidencia, quien en relación con el nuevo encargo, el del busto del monarca, aseguran que en esta ocasión "no ha habido ningún disenso entre ninguna área de gobierno". "Todo coordinado", resaltan.

Hace un par de años, cuando estalló la polémica, el artista, autor también del busto de Margarita Salas para el CSIC, reconocía abiertamente su vinculación con las administraciones públicas. "Tengo buena relación profesional a través de mis obras con presidentes, secretarios y entidades", decía. "Mis contactos son directos", añadía. En este sentido, también pesan las etiquetas que le relacionan con la formación conservadora. "Como cuando dicen que tal gobierno del PP o tal otro me hacen encargos. Pero yo digo que no, eh. Trato de mantenerme al margen", contaba a elDiario.es. Se refiere a obras como El zulo o Jonás, adquiridas por los ayuntamientos de Cartagena o Castellón cuando estaban en manos de los conservadores.

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