Cumbre del clima de Glasgow

Cuatro cifras sobre el cambio climático que prueban que "estamos cavando nuestra propia tumba"

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

"Los seis años que han transcurrido desde el Acuerdo de París sobre el clima han sido los años más calurosos registrados hasta la fecha. Nuestra adicción a los combustibles fósiles está empujando a la humanidad hacia el abismo. Tenemos por delante una difícil decisión: o acabamos con ella o ella acaba con nosotros. Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de matarnos a nosotros mismos con el carbono. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemas, perforaciones y minas cada vez más profundas. Estamos cavando nuestra propia tumba". 

Las palabras de António Guterres, secretario general de Naciones Unidas (ONU), al principio de cada cumbre del clima siempre son contundentes. Pero este año ha batido récords. La ocasión lo merece: la ventana de oportunidad para limitar el cambio climático a niveles manejables se cierra. Su mensaje apocalíptico puede que no sea el que mejor funcione en términos políticos y comunicativos, pero tiene razón y los datos le respaldan: la crisis climática es presente, no solo futuro. Es probable que la humanidad no se dirija "hacia el abismo" en términos estrictos, tampoco el planeta: ni se baraja una extinción de la especie a corto plazo, ni el fin de la vida en la Tierra. Pero sí que está en juego la salud, el bienestar y la vida de las poblaciones más vulnerables, las que siempre se llevan las consecuencias de los excesos de los poderosos. Y muchos que hasta ahora se creen invulnerables no lo son tanto. 

No solo en 2030, ni en 2050, ni en 2100: aquí y ahora. A continuación, cuatro cifras que respaldan el duro alegato del portugués al frente de la ONU. 

Primera cifra: 86%. Aumento de las muertes por calor en 2019

Así lo asegura The Lancet Countdown, el informe más prestigioso del mundo en materia de cambio climático y su relación con la salud pública. "Las poblaciones de países con bajos y medios niveles de desarrollo humano han sufrido el mayor incremento en vulnerabilidad relacionada con el calor en los últimos 30 años", con un aumento de las muertes debido a las altas temperaturas en los últimos años que alcanza el 85%, con países como Brasil e India como principales afectados. El calentamiento global, además, "está empezando a revertir años de progreso en la seguridad alimentaria, negándoles un aspecto esencial de la buena salud".

 En 2019, la mortalidad relacionada con el calor en personas mayores de 65 años alcanzó un crecimiento de récord, cifrado en 345.000 muertes, entre un 80% y un 86% más que la media entre el 2000 y 2005. Además, explica el documento, la crisis climática está dando alas a uno de los enemigos más antiguos de la Humanidad: el hambre. El fenómeno ya está destruyendo, aseguran los investigadores, "años de progreso" en seguridad alimentaria. 

Segunda cifra: 569.000.000. Personas que viven en zonas susceptibles de quedar bajo el mar

El análisis, publicado el pasado 21 de octubre, cifra en 569 los millones de personas que viven en zonas inundables por la subida del nivel del mar. No solo en países pobres: también en países ricos, que no están a salvo de la crisis climática. Estas poblaciones más privilegiadas se verán afectadas también por el aumento de las enfermedades infecciosas –"La posibilidad de que surjan brotes de dengue, chikunguña y zika es cada vez mayor en países con un índice de desarrollo humano muy alto, incluidos los países europeos"– o de los superincendios forestales, como bien saben en California, Australia o la Península Ibérica. 

El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, siglas en inglés), el mayor análisis del mundo sobre la crisis climática, estima que en 2100, el mejor de los escenarios prevé un crecimiento del nivel del mar de medio metro y de casi un metro en el peor. Un esfuerzo sin precedentes por frenar la crisis climática no evitaría algunos problemas con el agua en determinadas líneas de costa, agravados en episodios de temporal, pero podrían afrontarse. El crecimiento continuará se haga lo que se haga en materia climática, llegando como máximo a tres metros para 2300 en los mejores escenarios y a siete en los peores. Megaurbes cerca del mar como Nueva York, Río de Janeiro, Tokio, Barcelona o incluso naciones enteras, como los Países Bajos, tienen su futuro a largo plazo seriamente comprometido. 

Tercera cifra: entre 2,4 y 4,1. Aumento de las sequías

El análisis del IPCC, de agosto de 2021, asegura que con un calentamiento global de dos grados, el más laxo de los objetivos del Acuerdo de París, las sequías aumentarán su frecuencia 2,4 veces en regiones secas, como la Península Ibérica. En el peor de los escenarios, de cuatro grados de aumento del mercurio, las sequías aumentarán su frecuencia 4,1 veces. Esta consecuencia del cambio climático impactará directamente no solo en el modelo de negocio de la agricultura intensiva, necesitada de un agua que en muchas ocasiones no tiene: sino que enfermará ecosistemas e impactará directamente en algo tan vital para el bienestar humano como la seguridad hídrica. La ganadería industrial también necesita importantes cantidades de recursos hídricos. 

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Las sequías son solo un tipo de fenómenos extremos relacionados con el cambio climático que, según un informe de Naciones Unidas, se han quintuplicado en los últimos 50 años. No hay estimaciones del IPCC acerca de cómo podrían aumentar su frecuencia en el futuro, pero no hace falta hacer predicciones: ya está pasando. El número de muertes asociadas se ha reducido gracias a los avances en la detección temprana, pero esta tendencia podría revertirse si el número de eventos de este tipo se hace inabarcable. 

Cuarta cifra: 2,7. Grados de calentamiento global a los que nos dirigimos según las promesas actuales

Guterres recordó que los compromisos actuales de los gobiernos dirigen al mundo a un cambio climático de 2,7 grados en 2100 con respecto a los niveles preindustriales, según la última estimación del Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas. Las promesas no son suficientes para cumplir el Acuerdo de París, pero los hechos tampoco: no hay evidencia de que las políticas actuales y proyectadas cumplan con las propias metas de cada nación, ya de por sí insuficientes. Es complicado imaginar en qué condiciones se desarrollaría la vida humana por encima de los 2 grados de calentamiento global: migraciones masivas, hambre, sed, guerras, tensiones y pérdida masiva de vidas humanas. Hay motivos de sobra para una actuación pronta y decidida, que no puede ser postergada. La próxima década y el próximo lustro son claves.

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