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La derecha y Europa

El Día de Europa enfrenta a PP y Vox: Feijóo pide “más” y los ultras responden que “no hay otra patria que España”

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, e dirigieron a miembros del partido en un acto celebrado en Madrid con ocasión del Día de Europa.

PP y Vox pactan —los últimos acuerdos se han hecho muy visibles en las comunidades de Castilla y León y Madrid— y se preparan para seguir haciéndolo —ahora hay elecciones en Andalucía y el año que viene se renuevan los parlamentos de trece comunidades, 8.131 ayuntamientos y las Cortes Generales—, pero eso no les impide seguir exhibiendo sus diferencias. Aunque sin convertirlas en un enfrentamiento frontal que ponga en peligro los acuerdo presentes y futuros.

Eso es, precisamente, lo que los partidos de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal hicieron este lunes coincidiendo con el Día de Europa. El PP subrayó su compromiso con el proyecto y se dispuso a apoyar y promover una reforma de los tratados que profundice en la unidad política y amplíe la sociedad de países que forman la UE con nuevos socios. Vox, en cambio, puso distancia con Bruselas, que considera una “amenaza a la soberanía de España” tan grave como los independentismos catalán y vasco. 

Feijóo no mencionó ni de refilón a sus socios preferentes, con los que ya comparte tareas de gobierno en Castilla y León, que son los aliados de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y que, a partir del 19 de junio, se pueden convertir en los aliados indispensables de Juanma Moreno. 

Jorge Buxadé, el portavoz de los ultras, sí lo hizo, aunque a continuación intentó limar las aristas de sus reproches al nuevo líder del PP afirmando su esperanza de que la afirmación de Cataluña como “nacionalidad histórica” que hizo Feijóo en Barcelona no sea más que “un lapsus”, “porque es absolutamente necesaria la construcción” de una “alternativa” de los dos partidos para sacar a Sánchez de la Moncloa..

Lo cierto es que Europa es, con las Comunidades Autónomas, uno de los pocos asuntos en los que PP y Vox mantienen posiciones opuestas. Aunque, a falta de que las elecciones les sitúen en el escenario que ambas formaciones ansían —gobernar España en coalición—, de momento pueden permitirse pasarlos por alto porque no han tenido que tomar decisiones ejecutivas que les comprometan.

Feijóo dejó claro este lunes que el europeísmo del PP está en línea con el que defienden sus aliados en el continente, liderados todavía por la CDU alemana. El PP apoya las conclusiones de la Conferencia para el Futuro de Europa. “La solución no puede ser otra que más Europa”, defendió ante un grupo de dirigentes y eurodiputados congregados en el parque madrileño que acoge uno de los fragmento del muro de Berlín cedidos en su momento por la capital germana. “Porque el proceso de construcción europeo está inacabado, sigue construyéndose y hemos de seguir construyéndolo”.

¿Qué quiere el PP? En primer lugar, continuar con el proceso de ampliación de la Unión. Feijóo no dijo hacia dónde, pero la guerra de Ucrania ha puesto sobre la mesa las candidaturas no sólo de este país sino las de Finlandia y Suecia. Y en segundo lugar, poner en marcha una reforma de los tratados para “mejorar el funcionamiento interno de la Unión”. Feijóo no dio detalles, pero sí algunas pistas: “Hay cosas que podrían hacerse más rápido, cosas que podemos hacer mejor y cosas que deberíamos hacer y aun no las hemos hecho”. 

Y con el objetivo de hacerlas realidad, el PP ha apoyado una iniciativa presentada en el Parlamento Europeo para pedir “que se convoque una convención activando un procedimiento de revisión de los tratados”. Por supuesto, añadió, “el Gobierno puede contar con nuestro apoyo para llevar esta petición al Consejo Europeo”.

Feijóo mantiene aquí la apuesta atlantista de Pablo Casado, inspirada en la política exterior que siempre ha defendido José María Aznar. Así que también anunció que en las próximas semanas ofrecerá a Sánchez una propuesta de acuerdo en torno a la OTAN y “a nuestra seguridad del Estado para reforzar una vez más nuestra postura” y manifestar “una posición de país clara, seria y diáfana ante nuestros socios”.

Con esta propuesta Feijóo trata de hurgar en la herida por la que sangra el Gobierno por culpa de las discrepancias públicas entre PSOE y una parte de Unidas Podemos, contraria a la política de alianza en el caso de la guerra en Ucrania. Y pasa por alto, al mismo tiempos, las diferencias que le separan a él de las tesis que defiende Vox.

Vox, contra Von der Leyen

La visita de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, a Barcelona el pasado viernes, en la que contrapuso la buena marcha de España a los “días oscuros de la dictadura de Franco”, no ha gustado nada a la ultraderecha. El portavoz de Vox, Jorge Buxadé, la acusó de “decir cosas raras” al desmontar el discurso catastrofista de la derecha española y dejó claro que para los ultras Europa no es una prioridad. 

“Nuestra patria es España y no hay otra patria que España”, proclamó. “Y no puede haber otra patria que España”. Para Vox, explicó, “las amenazas a la soberanía a la unidad y a la integridad de España” vienen tanto de los que quieren “romperla”, los partidos independentistas, como de quienes quieren avanzar en la construcción política de la Unión Europea.

¿Por qué Úrsula von der Leyen y el señor Sánchez coinciden en esto?”, se preguntó Buxadé de forma retórica. Porque lo que no quieren, se respondió a sí mismo obviando que la presidenta de la Comisión es del mismo partido que Feijóo, “es un Gobierno en la Moncloa que sea capaz de ira a Bruselas ante las instituciones comunitarias y defender de verdad los intereses de las familias y en general de todos los españoles”.

En Vox —y en una parte de la derecha mediática— no ha sentado nada bien el discurso que el viernes pronunció Feijóo en el Cercle d’Economia. “No hay más nación que España”, afirmó Buxadé en respuesta al reconocimiento de Cataluña como “nacionalidad histórica” que hizo el líder del PP en Barcelona. “Cataluña no es una nación ni una nacionalidad; es una parte inseparable de algo más grande que es España”, insistió.

Hay políticos, como Feijóo, que van “a Barcelona y dicen cosas raras para intentar congraciarse con no se sabe quién. Lo que le sucedió al señor Feijóo le sucede a muchísimos políticos”. En realidad, le recomendó, “hay que ir a Barcelona igual que uno va a Málaga o a Bilbao: a hablarles como españoles”.

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La relación del PP con Vox no es todavía un problema pero puede serlo en futuro. Especialmente con sus socios europeos, que identifican claramente a los de Abascal como aliados de partidos antieuropeos de ultraderecha como la Agrupación Nacional francesa de Marine Le Pen, el Fidesz húngaro de Viktor Orbán, la Liga italiana de Matteo Salvini o el PiS polaco de Mateusz Morawiecki. Aunque la tensión entre esas dos familias políticas está todavía por resolverse porque los ultras continúan, en general, avanzando y consolidando posiciones, mientras que las formaciones conservadoras y democristiana siguen en franco retroceso.

El programa de Abascal para Europa, como el de sus socios en el continente, persigue poner fin al proyecto de integración en nombre de la defensa de la soberanía española. Vox atribuye a la UE una “agenda globalista” que traiciona “la historia, la tradición e identidad cristiana de Europa”.

Donde el PP asegura querer una reforma de los tratados que profundice en la unidad, Vox quiere su modificación para reducir las competencias de la Comisión, del Parlamento y de los tribunales de justicia europeos proclamando la primación de la justicia y de las leyes españolas.

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