España escapa a la quema de la guerra arancelaria y crece en las previsiones de la Comisión para 2025

Bruselas vuelve a mejorar la previsión de crecimiento de España, que será el país con una mayor expansión económica entre las grandes potencias de la zona euro. El PIB español crecerá un 2,6% este año, tres décimas más que lo pronosticado por la Comisión Europea el pasado otoño, en una muestra de que las tensiones arancelarias y la guerra comercial desatada por Donald Trump desde Estados Unidos no pasarán factura, al menos este 2025, a la economía española.

Las previsiones económicas de primavera explican que el crecimiento español “se mantendrá robusto en 2025, apoyado por la demanda doméstica, el fuerte comportamiento continuado del mercado laboral, reforzando el crecimiento de la demanda privada y con una previsión reforzada de la inversión”. Sólo fuera de la moneda única, ya entre los 27 socios europeos, aparece Polonia como el gran país con un crecimiento superior al español.

Las palabras de la Comisión contrastan con el tortazo que este lunes ha dado al PIB alemán, que pasa de crecer un 0,7%, tímida recuperación esperada en otoño después de la recesión vivida en 2024, a sufrir un estancamiento absoluto porque “las tensiones comerciales van a tener un impacto significativo en las exportaciones” y “se espera que la inversión se estanque este año”.

No le irá mucho mejor a Francia, con una “actividad económica que se espera se desacelere fuertemente en 2025, contenida por el ajuste fiscal y la incertidumbre relacionada con el comercio”. Mientras, en Italia “el PIB real se prevé que permanezca estable en el 0,7% en 2025 y que suba al 0,9% en 2026”. Son cifras lejanas a las españolas.

La fotografía general de la zona euro y de toda la UE no tiene mejor pinta por las densas nubes de la guerra comercial desatada desde la Casa Blanca, cuya “impredecibilidad y lo que parece arbitrariedad han elevado la incertidumbre hasta niveles no vistos desde la pandemia del covid”, advierte el comisario europeo de Economía, Valdis Dombrovskis.

En este escenario, Bruselas rebaja cuatro décimas la previsión de crecimiento de la zona euro, para dejarla en el 0,9%, el mismo recorte que a todo el conjunto de la Unión, cuyo crecimiento sería del 1,1%. La Comisión reconoce que el continente comenzó este 2025 con más fuerza de la esperada, pero que el crecimiento será modesto a lo largo del año y sólo repuntará en 2026. Por eso “revisa significativamente a la baja” sus perspectivas, ante el “debilitamiento en las previsiones del comercio global y la mayor incertidumbre en la política comercial”.

España, bien protegida ante la guerra arancelaria

Las previsiones económicas de primavera de la Comisión explican que el mundo no estaba preparado para el brusco giro proteccionista dado por la política comercial de los Estados Unidos de Donald Trump. Aunque el comercio global entre ambas orillas del Atlántico mantuvo su vigor durante el primer trimestre del año, los aranceles ya pasan factura. La Comisión reconoce que “como economía global más abierta, la UE está sintiendo esa presión”. Sus técnicos cuentan con datos que apuntan a un deterioro en la confianza de los hogares y las empresas y el comisario europeo Dombrovskis lo confirmó abiertamente este lunes al advertir que “las tarifas estadounidenses están afectando a las exportaciones europeas” al tiempo que apuntaba a una revisión a la baja de las importaciones.

Menos intercambios dentro del mercado único europeo y con el resto del planeta implican menor actividad económica, especialmente para potencias industriales como Alemania. “Se espera un estancamiento de la actividad”, dicen las previsiones de primavera, o “las tensiones comerciales van a tener un peso significativo en las exportaciones”. De ahí la rebaja de siete décimas al PIB alemán para este año, de tres al neerlandés o al italiano, de cuatro décimas al belga y seis al de Irlanda. Son todas economías en las que el sector exterior tiene un gran peso.

España es una isla en este contexto volátil y de incertidumbre. “El impacto directo de las tarifas en España es muy pequeño”, reconoce una fuente comunitaria en contraposición con “el mayor impacto en Francia o Alemania”. “En general, España está bastante protegida”, celebra esta fuente.

El impacto de la guerra arancelaria se notaría en la economía de manera directa, en la exportación de bienes como los componentes químicos o mecánicos y en los servicios turísticos. A diferencia de Alemania o Italia, en la Comisión observan “un impacto pequeño” pero están analizando el comportamiento de las empresas por si retrasan sus inversiones.

El segundo efecto de las tarifas estadounidenses en España es indirecto. Se trata del contagio provocado por la ralentización de economías como la francesa o la alemana y el daño que sufra el mercado único. En cualquier caso, en Bruselas son optimistas para el caso español y hasta reconocen que la economía “podría crecer más” en el 2026 que el 2% pronosticado.

Además de esta incertidumbre comercial, en las cuentas de la Comisión para España ha estado presente el impacto de la dana. La reconstrucción tras las mortales inundaciones, las ayudas a los afectados y las líneas de créditos para empresas o a sectores específicos como el turismo han aumentado entre tres y cuatro décimas el déficit, que en 2024 cerró en el 3,2%. Son dos más que el límite establecido por Bruselas, pero una segunda fuente comunitaria reconoce que la cifra “esta cerca de ese límite y vinculada a situaciones extraordinarias en las que hay precedentes” para no sancionar al país. Sin las partidas de gasto activadas por la dana el déficit español sería del 2,8% o 2,9%, cumpliendo con Bruselas.

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El déficit de 2024 sin contabilizar los gastos de la dana sería similar al que prevé la Comisión en 2025, un 2,8%. El plan de inversión en defensa anunciado en abril por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, evitará una mayor reducción del agujero presupuestario. Bruselas contabiliza en sus previsiones de primavera unos 6.000 millones de euros de esas inversiones públicas, que aumentarán el déficit en un 0,35%. La otra cara de este gasto, el aporte económico, según este segunda fuente comunitaria, no se ha “incluido en el crecimiento del PIB, porque tendrá una duración más larga” que la del 2025.

Con una economía estancada y que elude por poco la recesión, el déficit de Alemania será del 2,7% y aumentará al 2,9% en 2026. Y eso que la Comisión todavía no contabiliza los planes de inversión en infraestructura y defensa anunciados por el nuevo gobierno de Friedrich Merz. El agujero presupuestario de su vecino, Austria, superará el 4% este año y el siguiente, mientras que el de Finlandia alcanzará el 3,7%. El déficit de Países Bajos vive una tendencia alcista sin fin en el horizonte. De tocar apenas nueve décimas en 2024, llegará al 2,7% en 2026, superando al español.

Los adalides de la austeridad durante la enorme crisis económica de la pasada década se hunden ahora en una montaña de déficit por culpa de su gasto militar, pero también porque sus economías están paralizadas. En junio, la Comisión podría empezar a pasarles factura señalándolos como países en riesgo de déficit excesivo, un escenario inimaginable durante los años de Angela Merkel.

Bruselas vuelve a mejorar la previsión de crecimiento de España, que será el país con una mayor expansión económica entre las grandes potencias de la zona euro. El PIB español crecerá un 2,6% este año, tres décimas más que lo pronosticado por la Comisión Europea el pasado otoño, en una muestra de que las tensiones arancelarias y la guerra comercial desatada por Donald Trump desde Estados Unidos no pasarán factura, al menos este 2025, a la economía española.