GUERRA COMERCIAL
Bruselas, harta de la tregua de Trump, amenaza a EEUU con 95.000 millones en aranceles
La paciencia de la Comisión Europea empieza a agotarse con Donald Trump y su equipo económico. La tregua de 90 días para alcanzar un acuerdo en la guerra arancelaria y evitar la escalada masiva de tarifas sigue sin ofrecer resultados mientras los productos europeos tienen que pagar un 10% extra en las aduanas estadounidenses para acceder a ese mercado; el acero y aluminio siguen penalizados con un 25% adicional; y el sector automovilístico paga también ese importe.
Así que Bruselas acaba de amenazar a Washington con una subida arancelaria de 95.000 millones de euros a una cantidad enorme de sus bienes, más amplia y diferente que a los productos industriales o agrícolas apuntados hace un mes por la Comisión. Los aviones y los coches estadounidenses están ahora en el punto de mira de la UE.
Las tarifas del Liberation Day de la Casa Blanca vuelven a estar señaladas por la Unión Europea, aquellas que Donald Trump calificó tendenciosamente como “recíprocas” en una tabla de cálculos pueriles, y también las anunciadas a principios de marzo contra el sector europeo del motor. Pero en una muestra del hartazgo bruselense, la Comisión además estudia con las capitales comunitarias “posibles restricciones a ciertas exportaciones de la UE de fragmentos de acero y de productos químicos a Estados Unidos valoradas en 4.400 millones de euros”.
En paralelo, la Comisión Europea presentará una denuncia contra los Estados Unidos en la Organización Mundial del Comercio por “las llamadas tarifas recíprocas y las tarifas a los coches y componentes automovilísticos”. Una ofensiva en tres frentes ante los nulos avances en las negociaciones.
Más presión sobre Washington
La nueva propuesta de represalias formulada por Bruselas sanciona con casi 13.000 millones de euros a los productos químicos y plásticos estadounidenses, con 10.500 millones a los aviones y componentes aeronáuticos, con el potencial de convertirse en una guerra abierta de la UE contra Boeing en beneficio de su gigante continental Airbus, se impondrían aranceles por 12.000 millones a la industria norteamericana del motor y sumarían otros 6.400 millones a los productos agroalimentarios.
Todos estos bienes ahora amenazados con nuevas tarifas son distintos a la primera tanda de represalias europeas. Más alimentos y productos agrícolas, como patatas, frutas procesadas, nueces y pescado, componentes industriales del sector automovilístico, motores o equipamiento eléctrico. Mientras que la restricción a la exportación de productos químicos buscaría, por ejemplo, golpear adicionalmente a la industria alimenticia estadounidense al sustraerle substancias empleadas como aditivos o edulcorantes.
Si Donald Trump y su equipo tuvieron que dar marcha atrás en los aranceles presentados el 2 de abril ante las fuertes caídas de los mercados, las presiones sobre la deuda estadounidense, las demandas de sectores empresariales o el empeoramiento de las previsiones económicas, este jueves la Comisión Europea subió la apuesta. Y jugando la carta de que Trump es el culpable único de esa peor coyuntura en su país, pero también a nivel mundial, la presidenta Úrsula von der Leyen aseguró que “las tarifas ya están teniendo un impacto negativo en las economías globales”.
La Comisión ha planteado esta amenaza milmillonaria en una consulta pública con los Estados Miembros para discutir lo que sería una nueva tanda de contramedidas “si nuestras negociaciones en marcha con los Estados Unidos no terminan en una retirada de las tarifas y en un resultado beneficioso mutuo”, explica una fuente comunitaria. Esta consulta tendrá un mes de duración, hasta el 10 de junio. Una vez finalizada, Bruselas le daría la pincelada final, a tiempo para la Cumbre Europea a finales de ese mes, donde habrá un debate largo y concreto sobre las relaciones con la Administración Trump, justo dos días después de que los líderes europeos se vean directamente con el mandatario estadounidense en la reunión de la OTAN en La Haya.
Las dos cumbres funcionarán como vasos comunicantes, un mal resultado en la OTAN sobre el aumento militar o un torrente de acusaciones e improperios por parte de Trump a uno o varios Gobiernos de la UE podría precipitar la respuesta posterior de los 27 en la capital comunitaria, un escenario que no se descarta en la UE ante la guerra comercial desatada desde Washington, rompiendo la tradicional alianza trasatlántica.
La paciencia de Bruselas se agota
Por primera vez, la Comisión Europea plantea abiertamente un escenario en el que la tregua de 90 días fracase en evitar la guerra comercial. En respuesta, la UE daría un golpe tarifario de 95.000 millones de euros a una lista ampliada de productos estadounidenses, casi cinco veces más que los aranceles anunciados inicialmente. Prueba de ello es el lenguaje en privado que ya utilizan en la Comisión.
“Previamente hemos utilizado el término represalia. Creo que ese término tradicionalmente se usó para describir un escenario en el que respondíamos, donde nuestro objetivo era poner presión y dar preferencia a la negociación”, explica la fuente comunitaria. “Pienso que ahora cada vez más hablamos sobre la posibilidad de reequilibrar, porque estamos pasando de la creencia de medidas a corto plazo para ayudarnos en la mesa negociadora a una situación en la que las tarifas ya se aplican, una perspectiva a largo plazo”.
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Las negociaciones con la Administración Trump “son todavía nuestra prioridad”, asegura un segundo funcionario europeo, “la situación creada por las tarifas estadounidenses es una en la que estamos buscando una solución negociada, que sea justa y equilibrada”. Porque en la Comisión hace tiempo que echaron cuentas y denuncian que los aranceles estadounidenses afectan a 380.000 millones en bienes europeos, el 70% de las exportaciones de la UE a Estados Unidos.
Las tarifas del Liberation Day violan abiertamente las reglas fundamentales de la Organización Mundial del Comercio, dice abiertamente el comunicado de la Comisión Europea, acusando a los Estados Unidos de atentar unilateralmente contra el orden internacional acordado.
En privado los equipos de la Comisión denuncian que la tregua anunciada por Trump es “una pausa muy parcial porque nuestros exportadores sufren una tarifa del 25% al acero, aluminio, a los automóviles y sus componentes y otros exportadores aún sufren el 10%”, reprocha esta segunda fuente. En términos económicos, el comercio entre ambas orillas del Atlántico está siendo asimétrico y esta es la importante crítica que sale de Bruselas, la que provoca ahora la amenaza de 95.000 millones a los Estados Unidos.