El 'caso Cifuentes'

Las explicaciones de Cifuentes destapan los múltiples privilegios de los que se benefició en su máster

La presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, durante la rueda de prensa ofrecida al final del pleno extraordinario de la Asamblea de Madrid

Fernando Varela

La comparecencia de la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, en sede parlamentaria este miércoles en la Asamblea de Madrid no aportó información sustancial que contribuya a aclarar lo sucedido con su máster —desvió a la Universidad Rey Juan Carlos la responsabilidad de las irregularidades destapadas por diferentes medios— pero sí sirvió para constatar los múltiples privilegios de los que se benefició para cursar un máster sobre Derecho Público Autonómico en el curso 2011-2012.

Cifuentes insiste en que no recibió “trato de favor” pese a confirmar que le permitieron matricularse en diciembre de 2011, con tres meses de retraso y cuando ya se había perdido un tercio del máster, que la dispensaron de acudir a la mayoría de las clases y que ni siquiera fue obligada a someterse a exámenes presenciales, a pesar de lo cual sus profesores calificaron la mayoría de las asignaturas con sobresalientes y notables.

Sobre el retraso de su matrícula, Cifuentes alegó que es algo “habitual” aceptar alumnos una vez iniciado el máster en “muchas universidades cuando no se cubren todas las plazas en un curso de posgrado”. Fuentes consultadas por infoLibre en universidades de Madrid, Galicia, la Comunitat Valenciana y la UNED confirmaron que esto es posible, pero de forma excepcional y por causas muy justificadas, como por ejemplo un alumno procedente de otro país que ha tenido dificultades para llegar a tiempo por culpa de trámites de inmigración. En todo caso, consideran fuera de lo común que la matrícula se haya efectuado cuando el máster estaba tan avanzado (Cifuentes se matriculó en los últimos días de diciembre).

Además de permitírsele una matrícula tan tardía, la presidenta reconoció tener un régimen de privilegio para asistir a clase. Según su versión, que las clases fuesen “presenciales” sólo significa que no eran “telemáticas”, no que tuviera que asistir a ellas. Cuando los estudios de posgrado no son habilitantes (no sirven para acceder a un empleo como ocurre ahora por ejemplo con la abogacía), “muchas veces se adaptan”. Los profesores, explicó, tienen en cuenta las limitaciones horarias de los alumnos: “Los profesores se adaptaron a mis circunstancias de tener muy poco tiempo para asistir a clase”. En esos casos, subrayó, la asistencia se sustituye por la presentación de “trabajos” y la realización de “tutorías y actividades complementarias que dependen de cada profesor y que en su momento acordé con la dirección del máster y el profesorado”.

Las ventajas de que disfrutó Cristina Cifuentes en el máster, que empezó como diputada del PP en la Asamblea de Madrid y concluyó como delegada del Gobierno de Mariano Rajoy en la Comunidad, no se limitaron a una matrícula excepcionalmente tardía y a un régimen extraordinariamente laxo de presencia en las clases. También se extendió a los exámenes, que no realizó como los demás estudiantes, como también reconoció la presidenta: “El tratamiento que se me dio se hace con cierta frecuencia para alumnos de posgrado que están trabajando” y que tienen “especiales circunstancias”, de horario o de otra naturaleza. “Hablé con la dirección del máster para ver de qué manera mis evaluaciones se podían producir. Eso fue acordado con el profesorado y fueron ellos los que acreditaron que la evaluación se había producido”.

Cifuentes se aferró a una certificación de estudios expedida por la Universidad Rey Juan Carlos el martes —apenas unas horas antes de su comparecencia en la Asamblea— para considerar probado que ha hecho el máster, porque en ese papel figuran como aprobadas todas las asignaturas, además del trabajo de fin de máster que sigue sin aparecer.

A pesar de los privilegios de los que se benefició, y de que la entrega del trabajo final sigue en cuestión —no sólo porque no aparece sino porque el tribunal que supuestamente la examinó ha sido cuestionado tanto por su composición como por la presunta falsificación de sus actas—, Cifuentes consideró que “queda acreditada la falsedad de un supuesto trato de favor” hacia su persona. La investigación abierta por la Universidad, subrayó, no tiene por objeto aclarar las irregularidades de su máster, sino por qué se han divulgado “datos personales protegidos” y se cometieron “errores” en la consignación de las notas.

Lo que sigue a continuación es una relación de lo que la presidenta madrileña aclaró —y lo que no aclaró— sobre el máster que insiste en haber completado:

¿Dónde está el TFM?

Insiste en que no lo sabe. Asegura que lo ha estado buscando en cajas que tiene en su despacho y que seguirá haciéndolo en otras que tiene en su casa, pero sostiene que ni siquiera recuerda haberlo guardado. Intentó buscar su rastro, dice, en los correos electrónicos de aquella época, pero se encontró con que fueron destruidos por motivos “de seguridad”. En todo caso quita importancia al documento —no era una tesis, subrayó—, deja en manos de la Universidad la responsabilidad de encontrarlo y hacerlo público, se aferra a la certificación de estudios que afirma que lo presentó y detalla que no tardó más de diez o quince minutos en defenderlo ante el tribunal examinador el 2 de julio de 2012 en el campus de la universidad en Vicálvaro.

¿Por qué pagó tasas en septiembre de 2012, cuando se supone que ya había completado el máster?

No lo aclara. Sólo reconoce que pagó 6,11 euros por gastos de secretaría, pero no explica para qué lo hizo. El documento que refleja este gasto señala que tiene que ver con el trabajo de fin de máster que no aparece y cuya realización ha sido puesta en cuestión.

¿Por qué aparecía como no presentada en la base de datos de la Universidad?

Mantiene la tesis que hasta ahora ha defendido la Universidad de que se trataba de un error informático que fue solucionado por una funcionaria a petición de uno de los profesores. “Es habitual recibir peticiones” de corrección por parte de los alumnos, “no es una práctica excepcional”, señaló.

¿Pidió que falsificasen sus notas?

Cifuentes asegura que no se “falsearon” ni se “falsificaron” las notas. Sólo se corrigió un “error informático” en el momento en que la Universidad tuvo constancia de su existencia y que por su caso, y el de otros alumnos afectados, “hay abierta una investigación interna” en la universidad.

¿Cómo pudo matricularse tres meses más tarde del plazo oficial?

La presidenta afirma que es algo normal cuando quedan plazas sin cubrir. Fuentes de otras universidades afirman, en cambio, que es muy excepcional, sólo se hace por causas justificadas y nunca tan tarde como ha ocurrido en este caso.

¿Fue a clase?

Admite que no fue a la mayoría de las clases, pero que lo acordó con los profesores y que, para compensarlo, realizó trabajos, acudió a tutorías y llevó a cabo actividades complementarias, que tampoco especificó.

¿Hizo los exámenes?

La presidenta reconoce que acordó con los profesores otra forma de evaluación, que no precisó, en atención a sus circunstancias especiales, dando a entender que no se examinó de forma presencial.

¿Defendió su trabajo de fin de máster o estaba ese día al frente del dispositivo de la selección española?

Asegura que defendió el trabajo ante el tribunal a primera hora de la tarde y sostiene que la coordinación del dispositivo de seguridad desplegado ese día para acoger la celebración de la victoria de España en la Eurocopa de fútbol se llevó a cabo en la Jefatura Superior de Policía y no en la delegación del Gobierno que ella dirigía. En la rueda de prensa posterior a su comparecencia en la Asamblea, Cifuentes se contradijo al reconocer que “siempre estaba al frente porque era la responsable última de cualquier dispositivo de seguridad en Madrid” y acabó diciendo que se llevó a cabo “a última hora” y fue “totalmente compatible”.

¿El tribunal era legal? ?¿Se falsificaron firmas del acta?

La presidenta evitó esta cuestión con el argumento de que se trata de un asunto que le corresponde aclarar a la Universidad. Ella se limitó, subrayó, a difundir el acta que el centro le remitió.

¿Por qué los documentos que presentó el día que estalló el escándalo no llevan sellos oficiales?

No dio explicaciones al respecto. Sin embargo, los documentos que difundió este miércoles sí llevan los sellos correspondientes.

¿Qué relación tiene con Amalia Calonge?

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La presidenta tampoco aclaró si tiene alguna relación con Amalia Calonge, la funcionaria que llevó a cabo la modificación de las notas por orden de uno de los profesores del máster.

¿Por qué en uno de los documentos aparece la dirección de la Delegación del Gobierno si aún no ocupaba ese cargo?

Cifuentes exhibió un documento para mostrar que cuando se matriculó la dirección que figuraba era su domicilio y atribuyó la dirección de la Delegación del Gobierno que aparece en otro certificado a que “lógicamente cuando hay un traslado domiciliario la universidad lo que hace es actualizar los datos”.

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