Moncloa espera de Feijóo menos decibelios pero la misma dependencia de Vox

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo, en enero de 2021.

El patrón de lo que queda de legislatura vuelve a ser un folio en blanco. Para el Gobierno, el desafío de gestionar una gravísima crisis sanitaria con sus respectivas secuelas económicas ha dado paso en cuestión de semanas a la guerra en Ucrania y sus no menores consecuencias para el bolsillo de la ciudadanía: una inflación disparada a cuenta de las energías que amenaza con echar por tierra la incipiente recuperación impulsada por los datos de empleo y los fondos europeos. Casi al mismo tiempo, el panorama político del país ha asistido a cómo el PP se sometía a un traumático proceso de relevo en su propio liderazgo. Pablo Casado ya es historia y Alberto Núñez Feijóo será recibido este jueves por Pedro Sánchez como nuevo líder de la oposición.

En la Moncloa saben que en el ecuador del mandato las principales fichas de la partida han vuelto a cambiar tanto dentro como fuera del Ejecutivo. Respecto a la oposición, celebran la declaración de intenciones de Feijóo de "no venir a insultar" como un salto cualitativo respecto a la era Casado, que era lo único que hacía, insultar", aunque no creen que, en el fondo, las cosas vayan a cambiar demasiado en el PP. A las puertas de un nuevo ciclo electoral que tendrá como próxima parada Andalucía (antes o después del verano) y que llevará a la maratón de convocatorias de las municipales, autonómicas y generales, las expectativas de un cambio de actitud de fondo en el comportamiento de la oposición no son demasiado elevadas.

Hay quien confía, eso sí, en que el nuevo discurso de Feijóo vaya acompañado de una política de gestos en forma de algún tipo de apoyo parlamentario (se espera al menos la abstención de los populares el decreto del plan rescate) o incluso de pacto para la eterna renovación pendiente del CGPJ. Pero no mucho más, porque interpretan en el PSOE que la feroz competencia con VOX también marcará el liderazgo de Feijóo e imposibilitará que el PP pueda transitar otros espacios de encuentro.

"Es más listo y dará más guerra"

Casado deja su escaño y rechaza trabajar en el PP de Feijóo

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Son conscientes en el entorno del presidente, no obstante, de que tener enfrente al todavía presidente de la Xunta de Galicia no es lo mismo que tener a Pablo Casado. "Por nosotros, que hubiera seguido Casado, obviamente", reconoce un ministro. Tanto en el Gobierno como en el PSOE existe el convencimiento de que el ya exlíder del PP tenía "perdido el rumbo" dentro y fuera de su propio partido y de que, muy probablemente, no hubiera conseguido hacer llegar su proyecto en condiciones realistas de competir el poder en 2023. Ahora, todo cambia, aunque en Ferraz, en cualquier caso, insisten en desterrar la imagen de un Feijóo estadista y moderado. "Es casi más de derechas que Casado", apunta un dirigente socialista. Otro ministro, apostilla: "Sí, pero es más listo y dará más guerra".

Desde el Ejecutivo se asume que, si la oposición baja el tono, el cuerpo a cuerpo con el PP tendrá que ser diferente, aunque habrá dos bazas recurrentes: afear a Feijóo su dependencia de la extrema derecha para poder gobernar y que su aterrizaje en la política nacional haya ido de la mano del escándalo de las comisiones cobradas por el hermano de Isabel Díaz Ayuso. "Hablan de una nueva etapa que de nueva no tiene nada: ni son nuevas las caras, ni son nuevos los proyectos ni son nuevos los modos", aseguró el portavoz socialista, Felipe Sicilia, en rueda de prensa este lunes. "El PP de Feijóo nace con dos pecados originales: el silencio cómplice ante la presunta corrupción de Ayuso y la entrada de la ultraderecha en un gobierno autonómico", añadió poniendo discurso a esa estrategia del PSOE.

Durante una conferencia pronunciada este lunes en el foro Wake Up Spain!, organizado por El Español, el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo hincapié en la amenaza global que supone la consolidación de proyectos políticos de extrema derecha, a los que equiparó al régimen ruso de Vládimir Putin. La ecuación, aseguró, se reduce a "Europa o la extrema derecha, porque los enemigos de Europa son los enemigos de la democracia, da igual que sea en Moscú, Kiev o París". Sin alusiones directas al flamante liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, Sánchez insistió en su llamamiento a la unidad político ante tiempos tan convulsos: "No voy a dejar ni un instante de promover la unidad necesaria. España somos todos y las dificultades que tenemos por delante debemos resolverlas juntos", concluyó.

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