La financiación de la extrema derecha

Los iraníes de Vox usaron recaudadores para canalizar las aportaciones de donantes anónimos

El líder nacional de VOX, Santiago Abascal.

En sus primeros meses de vida, el partido de extrema derecha Vox recibió casi un millón de euros en donativos procedentes de simpatizantes del denominado Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), fondos con los que la formación política que entonces lideraba el expresidente del PP catalán Alejo Vidal-Quadras costeó tanto sus gastos habituales –desde los salarios de los trabajadores al alquiler de la sede– como los derivados de la campaña electoral del partido ultraderechista para los comicios al Parlamento Europeo del año 2014, según desveló este lunes El País. En concreto, solo entre diciembre de 2013 y abril de 2014 entraron en la cuenta de Vox más de un centenar de transferencias procedentes de un millar de militantes del CNRI, colectivo que tiene sus orígenes en una organización que tanto la Unión Europea como Estados Unidos incluyeron en su momento en la lista de grupos terroristas. Sin embargo, la utilización de recaudadores durante el proceso impide conocer la identidad de todos los donantes reales.

La primera aportación procedente de seguidores del Consejo Nacional de Resistencia de Irán, una organización que se define en la actualidad como un “parlamento en el exilio” que busca el “establecimiento de una república democrática” en Teherán basada en la separación de religión y Estado, entró en las arcas de Vox el mismo día que se registró como partido político ante el Ministerio del Interior –el 17 de diciembre de 2013–. Desde entonces, y hasta abril de 2014, la formación ultraderechista recibió otras 140 transferencias más de personas vinculadas al grupo opositor iraní. Ninguna de ellas, siempre según la información publicada, rebasó el límite de 100.000 euros anuales que por aquél entonces fijaba la Ley de Financiación de Partidos Políticos. El donativo mínimo fue de 60 euros, mientras que el máximo ascendió a 35.560 euros. En total, las aportaciones de los militantes del CNRI reportaron a Vox durante sus primeros meses de vida 971.980 euros.

La ley establece que todas las donaciones privadas que reciban las formaciones políticas serán “nominativas”, teniendo que quedar constancia “de la fecha de imposición, importe de la misma y del nombre e identidad fiscal del donante”. En conversación con infoLibre, Vidal-Quadras asegura que las aportaciones recibidas están perfectamente identificadas: “Todas fueron con nombre, apellidos y origen”. Sin embargo, también explica que los fondos llegaron a través de recaudadores. “Por poner un ejemplo, si en el séptimo distrito de París hay 2.000 iraníes que quieren un cambio democrático, entonces uno de ellos hace un poco la recolecta. Uno, por ejemplo, da mil euros, otro cincuenta, otro veinte, y entonces este recolector es el que enviaba el dinero con su nombre”, detalla. Preguntado por si quedaban registradas de algún modo las identidades de todos los que daban su aportación a los recaudadores, responde: “No lo sé, no tengo ni idea, porque ni yo sé quiénes son”.

“Se utilizó para los gastos del partido”

La normativa de Financiación de Partidos Políticos también fija, en su artículo 4.2 e), que “las cantidades donadas” deberán abonarse en cuentas en entidades de crédito “abiertas exclusivamente para dicho fin”. En este sentido, el también exvicepresidente del Parlamento Europeo, que mantiene una estrecha relación con el CNRI desde su etapa en Bruselas como eurodiputado, asegura que todas las aportaciones privadas, “vinieran de donde vinieran”, eran ingresadas en “una cuenta para donaciones”, tal y como marca la ley. Preguntado por el uso que hicieron del casi millón de euros recibidos por parte de militantes de la oposición al régimen de Teherán, el expresidente de Vox responde: “Se utilizó para los gastos del partido. Cogimos una sede, hubo que amueblarla, se compraron ordenadores… Después, lo que quedó se utilizó para la campaña [de las elecciones a la Eurocámara]”.

En los comicios europeos, la candidatura encabezada por Vidal-Quadras –en la que Santiago Abascal, entonces secretario general provisional del partido, ocupaba puestos de cierre– se tuvo que conformar con el 1,56% de los sufragios. Tras el batacazo electoral, el que fuera peso pesado del PP catalán decidió abandonar el partido ultraderechista. Pero antes de hacerlo, confirma a este diario, entregó al partido un documento notarial con “todas las cuentas” de Vox. “Las entradas, las salidas, las facturas, todo eso lo entregué cuando me fui”, explica Vidal-Quadras, que asevera que “se llevaba la contabilidad con todo rigor” y reitera que “todo estaba perfecto”. El exvicepresidente de la Eurocámara también niega que el partido se haya puesto en contacto con él tras la publicación de las informaciones relativas a la financiación de origen iraní: “No, no he tenido ningún contacto con ellos”.

Vox insiste en que “no hay ilegalidad”

La financiación de Vox ha entrado de lleno en la agenda política española. Este lunes, la vicesecretaria de Comunicación del PP, Marta González, calificó como “alarmantes” las informaciones sobre las donaciones de origen iraní recibidas por la formación de extrema derecha y ha pedido al Tribunal de Cuentas que intervenga y pida explicaciones. Mientras tanto, desde el partido que preside Santiago Abascal insisten en que “no hay ilegalidad” por su parte. “La financiación fue la que fue, de manera particular, a una persona que se presentó a las elecciones europeas –en referencia a Vidal-Quadras–. Está perfectamente documentado, presentado a los tribunales de cuentas”, ha señalado el portavoz del comité ejecutivo del partido, Ignacio Garriga, durante una entrevista en Espejo Público. Con estas palabras, el dirigente político insistía en la versión dada hace una semana por el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith.

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El Tribunal de Cuentas, sin embargo, negó la mayor. Fuentes de la institución explicaron en su día a este diario que, según el artículo 133.1 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, sólo tienen obligación de presentar la contabilidad electoral ante el órgano las formaciones que hubieran alcanzado los requisitos establecidos para recibir subvenciones electorales o que hubieran solicitado adelantos con cargo a las mismas. Con la normativa sobre la mesa, añadieron que en los comicios europeos de 2014 la formación “no obtuvo representación alguna y, por tanto, no estaba obligada a la presentación de la correspondiente contabilidad electoral para su fiscalización”. “No consta en el Registro del Tribunal de Cuentas entrada alguna que tuviera por remitente o asunto la formación Vox en el año 2014, en relación con las citadas elecciones”, sentenciaron las fuentes consultadas por infoLibre.

El partido liderado por Abascal tampoco presentó ante la institución auditora su contabilidad anual de 2014. De nuevo, no tenían obligación de hacerlo. La Ley Orgánica 8/2007 sobre financiación de los partidos políticos establecía que sólo debían presentar sus cuentas anuales ante el órgano fiscalizador todas aquellas formaciones que “recibieran algún tipo de subvención pública” de las previstas en la citada norma –es decir, las que reciben los partidos en función de su representación parlamentaria–, explicaron desde el Tribunal de Cuentas.

Tras la entrada en vigor de la reforma del año 2015, dicha obligación de depositar su contabilidad se extendió a todas las formaciones inscritas en el Registro de Partidos Políticos del Ministerio del Interior. “Por consiguiente, (…) el primer ejercicio en el que la formación Vox ha presentado las cuentas anuales a esta institución ha sido el ejercicio de 2016”, aseveraron fuentes del Tribunal de Cuentas.

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