Javier Padilla: "El sistema sanitario no tendrá buena salud si la primaria no es lo mejor valorado por el paciente"

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"Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas". Javier Padilla (Madrid, 1983) admitió en su discurso de toma de posesión como secretario de Estado de Sanidad que arrancar su andadura en el Ministerio citando a Lenin podría no ser "lo más convencional", pero en su caso sí era lo más ajustado a la realidad. Su aterrizaje en el edificio que se levanta en el madrileño Paseo del Prado coincidió en el tiempo con anuncios, respuestas y muchos comentarios alrededor. Pero para eso está ahí. Médico de atención primaria de profesión, se remanga ahora desde las instituciones para que se recupere el "orgullo" por la sanidad pública de nuestro país.

Y entre reunión y reunión y viaje y viaje recibe a infoLibre para repasar la hoja de ruta que hay que seguir para conseguirlo y los pasos que se han dado hasta ahora.

Acaba de volver de la COP10 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra el tabaco que se ha celebrado en Panamá. El objetivo es que España consiga la primera generación libre de humo. ¿Es alcanzable? ¿Cuánto se podría tardar?

Primero hay que tener en cuenta qué quiere decir "generación libre de humo". Cuando hablamos de ello hablamos de menos de un 1% de jóvenes fumadores y menos de un 5% de la población general que consume tabaco en los últimos 30 días. En principio se está planteando para que en la próxima década, en la de 2030-2040, ya podamos tener claramente una cercanía a esos objetivos.

El Ministerio de Sanidad anunció hace algunas semanas que pretende desempolvar el plan antitabaco que estaba guardado en el cajón. Generó revuelo, sobre todo el aspecto de la prohibición de fumar en terrazas, pero también una posible subida de impuestos. ¿Creen que este tipo de medidas cuentan con el respaldo social suficiente? ¿Hemos cambiado en este sentido desde que se aprobó la primera ley antitabaco?

El plan ya está fuera del cajón, está encima de las mesas de revisión y a punto de pasar a las mesas de decisión. Era un plan que ya contaba con el beneplácito de los diferentes ministerios e, incluso, de los grupos de trabajo de las diferentes comunidades autónomas. De hecho, en los últimos meses hemos podido ver cómo algunas han dicho que querrían ir avanzando en alguno de estos ámbitos, como por ejemplo el de prohibir fumar en terrazas, pero sin embargo se ven un poco constreñidas por la falta de un marco general a nivel estatal que se lo favorezca. Ahí es donde hay que entrar.

En 2010 y 2011 se tomaron un montón de medidas y fue algo muy favorable y creo que ahora estamos en el momento de pegar otro salto. Se trata de medidas que, en términos generales, sí que cuentan con el beneplácito de la mayoría de la población, diría incluso que en muchas ocasiones de una gran parte de la población fumadora. Además, si ponemos el foco en proteger a las poblaciones más vulnerables, es poca la gente que pueda oponerse.

En 2010 y 2011 se tomaron un montón de medidas contra el tabaco y fue algo muy favorable y creo que ahora estamos en el momento de pegar otro salto

Usted viene de la trinchera sanitaria: es médico de atención primaria. Como profesional, conoce de cerca los problemas que hay en las consultas, ¿cuál diría que es el principal?

A día de hoy, en el ámbito de la atención primaria el principal problema es la falta de reconocimiento y representación en el lugar donde se piensan y se dan prioridad a las políticas sanitarias. Es decir, en el lugar donde se gestiona, en las comunidades autónomas. Se puede hablar siempre de incrementar el número de profesionales, de mejorar las condiciones salariales, etc., pero verdaderamente de lo que estamos hablando es de algo más. Se sigue intentando gestionar la asistencia sanitaria como una especie de mando único en cada una de las comunidades autónomas, pero lo que deberíamos hacer es descentralizar. 

Además, seguimos pensando en atención primaria como la puerta de entrada, cuando en realidad es el director de orquesta. Nada ocurre en el sistema sanitario sin la atención primaria, que es la más efectiva, la más eficiente, la más segura y la única que nos acompaña a lo largo de la vida. Además, es la que tiene más evidencia científica sobre sus efectos para disminuir la mortalidad, los ingresos y las estancias en urgencias. 

Este viernes precisamente el Ministerio de Sanidad se reúne con las comunidades autónomas para abordar la situación de la atención primaria, ¿llegan con algún plan para poner encima de la mesa?

Hay una máxima que queremos llevar a cabo: nada para las comunidades autónomas sin las comunidades autónomas. Por un lado, vamos a actualizar el Plan de Acción de Atención Primaria para que englobe 2024-2025, que es en lo que estamos ahora. Ya hemos convocado al Comité Institucional, que hacía un año que no se reunía, ya nos hemos reunido con el Comité Técnico, que agrupa diferentes sociedades y colectivos profesionales y de pacientes y hacía dos años que no se reunía. Ahora convocamos un monográfico del Consejo Interterritorial, como habían reclamado las comunidades autónomas y con lo que estábamos de acuerdo.

Ese es el primer paso para celebrar después un pleno de la Comisión de Recursos Humanos, que será a lo largo del mes de febrero. Ya en marzo tendremos otro encuentro del Consejo Interterritorial donde, principalmente, se abordará el resultado de todo el proceso de este trimestre de recoger cuáles son las medidas que creemos que pueden ser las más útiles y efectivas y seleccionar. No tendría sentido que convocásemos al Consejo Interterritorial y llegáramos allí con unas medidas y dijéramos: "Esto es lo que se va a hacer". Son las comunidades las que están gestionando y hay que poner en común su conocimiento con el Ministerio, viendo lo que se ha hecho en los últimos años.

Fueron las autonomías del PP quienes pidieron un encuentro, pero también son ellas las que menos invierten en este área. Según el último informe de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, la Comunitat Valenciana y Madrid son las que menos fondos destinan. ¿Resulta paradójico?

El PP pidió un pleno sobre recursos humanos, no sobre atención primaria. Hay una cierta estrategia del Partido Popular según la cual intentan que sólo se hable de aquellas cosas en las cuales el Ministerio pueda tener alguna responsabilidad. Nosotros recogemos el guante y podemos decir sin ningún tipo de miedo que el incremento de plazas de Formación Sanitaria Especializada en atención primaria no ha tenido parangón desde que el PP dejó de estar en el Gobierno. Es más, empezamos a tener datos que dicen que por primera vez en los últimos años las predicciones auguran que estamos estabilizando el ajuste entre la oferta y la demanda a partir de los próximos años.

En todo caso, los problemas de atención primaria no son sólo de recursos humanos. Hay muchas cosas que también tienen que ser tratadas y ahí es donde nos vamos a ver a partir de este viernes con los consejeros y consejeras.

Sobre si es paradójico o no, el interés general tiene que ser que el sistema funcione, lo que pasa es que también sabemos que aquí lo que importa es dónde se ponen las prioridades. Entiendo que eso también es el reflejo de un modelo sanitario. Y los modelos sanitarios son un reflejo de una forma de pensar que sí que puede estar diferenciada por lo político.

Podemos decir sin ningún tipo de miedo que el incremento de plazas de Formación Sanitaria Especializada en atención primaria no ha tenido parangón desde que el PP dejó de estar en el Gobierno

Sobre lo que comentaba de las plazas MIR, este año la especialidad ha marcado récord, pero no es la primera vez. Siempre son muy elevadas. ¿Por qué sigue habiendo entonces falta de profesionales?

El Ministerio de Sanidad lleva unos años haciendo unos informes de necesidades a 15 años vista. Sabemos que tardamos unos 10 años en formar un profesional, así que las carencias de hoy son las decisiones tomadas hace 10 años, y las decisiones que se han tomado desde 2018 hasta ahora es lo que veremos en forma de resultados dentro de cinco años. Los informes de prospectiva que llevamos a cabo nos indican que ya se ven cambios de tendencia. Claro que siguen faltando profesionales, pero lo que no tiene sentido es formar profesionales y que luego esos profesionales se vayan. 

Otra de las herramientas que ha puesto en marcha el Ministerio es el Registro Estatal de Profesionales Sanitarios (REPS). Eso nos va a servir para saber a dónde va un profesional cuando termina su formación, porque uno de los problemas que tenemos es que las propias comunidades autónomas los recirculan hacia las urgencias de los servicios hospitalarios porque les ofrecen mejores condiciones de trabajo ahí que en atención primaria. En términos de sistema y de necesidades de la población no tiene ningún sentido, es insostenible, y ahí tienen que ir dirigidas las políticas. Ahora bien, esas políticas son autonómicas. 

¿Cree que esa mala situación de la atención primaria ha influido o incluso ha sido determinante en el auge de los seguros privados? El año pasado batieron un nuevo récord con una facturación de más de 11.000 millones de euros, un 53% más que hace una década.

Cuando el CIS pregunta, la propia población identifica la atención primaria y las listas de espera como los dos ítems fundamentales que determinan que la gente acabe contratando un seguro sanitario privado. En esto también influye el empobrecimiento de la imagen de la atención primaria, que había sido siempre el servicio mejor valorado por la población, pero ahora mismo son los servicios de urgencias de atención hospitalaria los que ocupan ese lugar. El sistema sanitario no va a gozar de buena salud si lo que lo vertebra no es lo mejor valorado por sus pacientes.

Atención primaria y listas de espera son identificados por parte de la propia población como los dos ítems fundamentales que determinan que la gente acabe contratando un seguro sanitario privado

Para eso no puede ser que cuando uno pida cita tarden dos semanas en verle, que cada vez que va a su centro de salud le atienda un profesional distinto o que en muchas situaciones tenga incluso dificultades para acceder. Cuando eso mejore esperemos que también disminuya la necesidad sentida de la población de pagar dos veces por lo mismo: una vez por medio de los impuestos y otra vez por medio de una asistencia sanitaria privada que desde nuestro punto de vista sería mejor que se prestara desde lo público. 

Además de eso, también hay que señalar que en muchas ocasiones hay determinantes estructurales que favorecen los seguros privados, como por ejemplo el hecho de que si las empresas contratan uno colectivo para sus trabajadores reciben una deducción fiscal.

Precisamente para aliviar la carga de la atención primaria se plantearon las denominadas autobajas. ¿En qué punto esta medida? 

No me gusta demasiado el término autobaja. En realidad es una declaración o una justificación de una ausencia de baja duración relacionada con un proceso de enfermedad banal. Básicamente, esto viene a responder a la idea de que hay que ir a un proveedor sanitario cuando haga falta. Si yo hoy me levanto con migraña, lo primero que hago no es ir a mi médico a preguntarle si tengo que ir al trabajo, lo primero que hago es llamar a mi empresa y decir: "No voy al trabajo". Y después voy al médico a decirle lo que yo ya he decidido anteriormente y que en mi empresa han aceptado. Ahí no hace falta un intermediario, en absoluto. Y no hace falta aquí como tampoco en Reino Unido o en Suecia o en Portugal, que son lugares donde esto ya existe y donde se ha probado que no afecta de manera negativa a los derechos laborales de la población. Hay dos ministerios con los que hablar principalmente, que son Seguridad Social y Trabajo. Ya hemos mandado alguna propuesta y tenemos próximamente alguna reunión con alguno de ellos.

Hay que ir a un proveedor sanitario cuando haga falta. Si yo hoy me levanto con migraña, lo primero que hago no es ir a mi médico a preguntarle si tengo que ir al trabajo, lo primero que hago es llamar a mi empresa y decir: "No voy al trabajo"

Esta medida surgió cuando las infecciones de virus respiratorios estaban disparadas.

Digamos que ahí salió hacia fuera, pero ya lo habíamos empezado a trabajar antes. Soy médico de familia, me encargué de que en varios programas electorales esta fuera una medida que estuviera presente. De hecho, que si se revisan los programas electorales de Más Madrid y Más País esto, de alguna manera, figura desde el año 2019. No es una necesidad que surja ahora, y sobre todo no es un trabajo nuevo. Ahora simplemente hay que darle continuidad. 

En ese momento en el que salió hacia fuera la sanidad estaba, si no colapsada, al menos tensionada. ¿Esto implica que durante la pandemia no aprendimos nada sobre cómo evitar esas situaciones?

La pandemia evidenció que hay algunas decisiones que se podían tomar, aunque siempre se hubiera dicho que no era posible. Por ejemplo, en ese momento se aligeró todo lo relacionado con la burocracia ligada a la incapacidad temporal. Lo que desde luego sí que tendríamos que haber aprendido de la pandemia es que no solamente podemos actuar en el ámbito de la oferta, es decir, de más profesionales, sino que también hay que actuar en el ámbito de la demanda. Cuando empezó el debate sobre este asunto había quien decía que le estábamos quitando el derecho a la gente de que un médico le diga si puede ir o no al trabajo. Y no, lo que estamos haciendo es dándole el derecho a la gente a no necesitar que nadie legitime una ausencia que está decidiendo.

Sobre ese debate que comentaba, que también se ha visto con el tema de la recuperación del plan antitabaco, ¿esperaban que las propuestas que se lanzasen desde el Ministerio iban a generar tantas respuestas? En otras ocasiones no se han comentado tanto las medidas de Sanidad.

Uno no se mete en el Gobierno para no mancharse. Pero hay una cosa fundamental y que puede ser diferencial con respecto a otros ministerios que han podido generar también mucho revuelo: absolutamente todas las medidas que han generado revuelo contaban con el apoyo de la población de forma general. ¿Fumar en las terrazas? ¿La regulación del cannabis para uso terapéutico? Revuelo, pero siempre con el apoyo de la población en general, que necesita un Ministerio que tenga la valentía suficiente como para afrontar cosas que van a generar revuelo, muy especialmente en el ámbito de lo que se llaman los determinantes sociales de la salud, los lobbies. Eso no puede hacer que te doblen el brazo. Si a la primera medida frente al tabaco sale de forma hiperventilada Phillip Morris y nos echamos atrás nos tendríamos que haber quedado donde estábamos. No hemos venido para eso.

¿Es un revuelo político, más bien, además del que procede de los lobbies?

Es un revuelo positivo, que demuestra que hay movimiento. No había revuelo sobre el tabaco cuando el plan estaba metido dentro del cajón. También está claro, y somos muy conscientes, de que el perfil de nuestro Ministerio es un perfil muy potente mediáticamente. La figura de Mónica García aglutina una capacidad de comunicación muy grande y también la voluntad del PP y de la oposición de intentar confrontar con ella porque saben que confrontar con Mónica es también, en términos generales, coger vuelo propio en términos comunicativos.

Mónica García aglutina una capacidad de comunicación muy grande y también la voluntad del PP y de la oposición de intentar confrontar con ella

Volviendo a lo que habíamos aprendido tras la pandemia, se repitió mucho la idea de que íbamos a salir mejores. ¿Ha pasado con el sistema sanitario?

De una cosa que principalmente lo que trae es empobrecimiento y muerte es muy difícil salir mejor, pero tras un análisis sosegado sí que se identifican algunas cosas en las que poner el foco. En el año 2011 habíamos aprobado una Ley General de Salud Pública que nos hacía tres mandatos para fortalecer nuestro sistema de salud público. Llegó la pandemia y no teníamos ninguna de esas tres cosas. Ahora mismo hay una ya hecha, que es la Estrategia de Salud Pública, otra que ya está en tramitación parlamentaria, que es la Agencia de Salud Pública, y otra que está esperando el visto bueno de algunos ministerios, que es el real decreto de la red de vigilancia. No sé si quiere decir que nos ha hecho mejores, pero en este sentido la pandemia sí que ha tenido la capacidad de hacer que priorizáramos algunos aspectos que eran fundamentales. 

Otro de los grandes problemas que tiene la sanidad, y así lo mencionaba antes, son los tiempos de espera. Según el CIS, más de la mitad de los pacientes tiene que esperar más de siete días para ver a su médico. La idea es establecer unos máximos. ¿Cómo puede garantizarse que se cumplan?

De cara a los Presupuestos, también pensando en la legislatura, este es uno de los temas en los que vamos a intentar trabajar. Uno de los problemas que tenemos es cómo se miden las listas de espera. Ese método y la información que ofrecen está muy relacionado con un decreto de 2003, que es una de las cosas que vamos a cambiar. En ese año se plantearon unos tiempos y unas patologías que hacen que ahora tengamos unos sistemas de información malísimos en el ámbito de la salud mental. Esa por ejemplo es una prioridad política, pero no tenemos datos para tomar decisiones. Por otro lado, queremos generar algún tipo de documento independiente sobre cuáles son las buenas prácticas de gestión en las listas de espera y que posteriormente pueda vincularse con fondos y ayudas desde el Ministerio. Es decir, que si se adoptan medidas concretas para la reducción de las listas de espera eso pueda verse favorecido. Luego está el intento de consensuar con las comunidades autónomas algún tipo de legislación, que ya existe en algunas, vinculada con la existencia de unos tiempos máximos.

Mencionaba también la salud mental, que es otro aspecto donde el Ministerio ha puesto el foco. Su libro Malestamos, escrito junto a Marta Carmona, aborda la necesidad de politizar el malestar. ¿Qué significa eso? ¿Y por qué es importante?

La postura del Ministerio, liderada por la comisionada de salud mental, Belén González, es que en el ámbito de la salud mental hay dos líneas claras de actuación. Una está relacionada con el "hacia dentro", es decir, cómo actuamos a nivel de sistema sanitario. Ahí tenemos que tener muy claro que se debe garantizar la asistencia a aquellas personas que tienen diagnósticos de trastorno mental grave y que a día de hoy ven cómo el mayor énfasis en la salud mental no está suponiendo una mejora en su atención.

Por otro lado, y esto está más relacionado con la politización del malestar y de la salud mental, tenemos la necesidad de que en todos aquellos lugares donde se determina la existencia de sufrimiento psíquico haya medidas encaminadas a que eso mejore. Sabemos que el grupo de expertos sobre precariedad y salud mental que se formó en el Ministerio de Trabajo en la legislatura anterior hablaba de que si todas las personas en situación de precariedad laboral hubieran tenido una estabilización se habrían evitado 170.000 episodios de depresión al año. Mejorar las condiciones laborales influye en la salud mental mucho más que otro tipo de políticas.

Tenemos la necesidad de que en todos aquellos lugares donde se determina la existencia de sufrimiento psíquico haya medidas encaminadas a que eso mejore

Otro ámbito en el que también tenemos que centrarnos es el de la vivienda. Para disminuir la carga de sufrimiento psíquico en la población joven, no sólo pero sí especialmente, muy probablemente mejorar el acceso a la vivienda sea un determinante fundamental. El Comisionado de Salud Mental nace con esa idea: trabajar hacia dentro lo que hay que trabajar hacia dentro y facilitar que las políticas que se lleven a cabo en los diferentes ministerios tengan una orientación de mejorar el sufrimiento psíquico de la gente.

Y ese trabajo conjunto, ¿está ya en marcha?

Claro. Una de las principales tareas que está realizando la comisionada es ponerse en contacto con diferentes ministerios. El otro día ya empezaron los contactos con el de Trabajo para ver cómo articularlo. Hay que tener en cuenta que nuestra comisionada era una de las personas expertas que participó en el grupo de trabajo de precariedad y salud mental. No empezamos desde cero, intentamos dar continuidad a trabajos que se han hecho previamente.

En su discurso de toma de posesión mencionó a la Marea Blanca, a los vecinos, a los profesionales. ¿Es una manera de desinstitucionalizar el Ministerio, de acercarlo a la gente?

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Hay una cosa que hizo muy bien el Ministerio de Igualdad de la legislatura anterior, que fue abrirse hacia los colectivos que trabajan fuera. Eso es algo que nosotros también queremos recuperar. Una de las primeras cosas que hicimos fue ver quién había estado trabajando en el ámbito de la universalidad del sistema sanitario y sentarnos con ellos. De la misma manera, lo primero que hicimos también en el ámbito de la atención primaria fue convocar al comité técnico institucional donde estaba, por ejemplo, la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública, colectivos de pacientes, de profesionales, etc. No puede haber interlocución y no podemos pensar en el sistema sanitario si no es con ellos. Hay que convertir las paredes del Ministerio en algo mucho más diáfano, para que sea la casa de quienes defienden la sanidad pública. El Ministerio no tiene que defender la sanidad pública, sino pasar a una ofensiva en la que tome las medidas necesarias para que quienes lo hagan vean reflejadas sus exigencias y demandas.

Hay que convertir las paredes del Ministerio en algo mucho más diáfano, para que sea la casa de quienes defienden la sanidad pública

Cuando se formó el Ministerio, lo ha dicho al principio, se dijo que uno de los objetivos era recuperar el orgullo por la sanidad. ¿Cómo le gustaría ser recordado tras su paso por el Ministerio?

Haber tenido la capacidad de cambiar la tendencia y que las cosas se queden mejor que cuando entramos sería fundamental. No es tanto que se nos recuerde, sino que hayamos tomado las medidas suficientes como para que la percepción de la sanidad sea mejor que la que hay ahora. Me parece fundamental que quien entre se encuentre con que el papel de la atención primaria dentro del Ministerio forma parte del paisaje. Más allá de grandilocuencias sobre dejar una huella imborrable, lo fundamental es acometer algunas medidas y algunas reformas que permanezcan en el tiempo y que hagan que la gente vuelva a reconocer el sistema sanitario como nuestra mejor bandera. Y que tomemos medidas que puedan ser recordadas, no por nombres y apellidos, sino por ellas mismas. Por ejemplo, por ser el Ministerio que puso las medidas de adaptación frente al cambio climático como una prioridad dentro de nuestra forma de ver la salud.

"Hay décadas en las que no pasa nada y semanas en las que pasan décadas". Javier Padilla (Madrid, 1983) admitió en su discurso de toma de posesión como secretario de Estado de Sanidad que arrancar su andadura en el Ministerio citando a Lenin podría no ser "lo más convencional", pero en su caso sí era lo más ajustado a la realidad. Su aterrizaje en el edificio que se levanta en el madrileño Paseo del Prado coincidió en el tiempo con anuncios, respuestas y muchos comentarios alrededor. Pero para eso está ahí. Médico de atención primaria de profesión, se remanga ahora desde las instituciones para que se recupere el "orgullo" por la sanidad pública de nuestro país.

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