Javier Solana: "La negociación y la diplomacia son el único camino a seguir en Ucrania"

Javier Solana, en una imagen de archivo.

Wojciech Cieśla / Maria Maggiore (Investigate Europe)

¿Puede la Unión Europea seguir considerándose un proyecto de paz cuando financia proyectos militares? ¿Y cómo encaja una política de defensa común europea con la pertenencia de los Estados miembros a la OTAN? Investigate Europe, un consorcio periodístico en el que colabora infoLibre como único medio español, conversa sobre el papel de Europa en tiempos de conflicto con Javier Solana, ex secretario general de la OTAN y ex Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores.

Esta entrevista forma parte de la serie sobre el poder militar europeo realizada por Investigate Europe [puedes leer aquí la primera entrega].

– ¿Dónde ve usted una solución para la guerra que ha iniciado Putin? ¿Sería una solución un estatus neutral para Ucrania y sería eso aceptable para los ucranianos que están muriendo bajo las bombas rusas? ¿Aceptaría Putin incluso una solución que respetara el territorio ucraniano?

– Lo que está absolutamente claro es que el mundo necesita un acuerdo en Ucrania. El mundo estaba justo saliendo de la pandemia y realizando tímidos avances frente a la amenaza existencial del cambio climático. No podemos permitirnos otro conflicto de este tipo, por no hablar de que otros actores se vieran involucrados.

No creo estar en condiciones de saber qué solución pondrá fin a la guerra en Ucrania. Pero de lo que estoy absolutamente seguro es que la negociación y la diplomacia son el único camino a seguir. Mi impresión es que nosotros, el público, sabemos demasiado sobre lo que ocurre en las negociaciones. Cuando los resultados de las negociaciones son demasiado públicos, significa que se está avanzando poco. Creo que en algún momento las negociaciones tendrán que ser más discretas.

– La UE siempre ha sido vista como un proyecto de paz, una reunificación exitosa entre antiguos enemigos, incluso ganó el Premio Nobel de la Paz en 2012. Ahora vemos que la UE empieza a financiar proyectos de defensa. ¿Ha cambiado su misión?

– La Unión Europea es ante todo un proyecto de paz, fundado tras la Segunda Guerra Mundial para evitar futuras guerras. La UE puede actuar como proveedor de seguridad, para ayudar a la seguridad de los países que pertenecen a ella. Cada Estado miembro de la UE dispone de unas fuerzas armadas y lo que tenemos que hacer es que esos ejércitos sean lo más interoperables posible. Esa es la dirección que debemos seguir. 

No podemos olvidar que también tenemos una estructura de la OTAN. Quizá sea este el momento en el que la OTAN no está preparada para actuar allí donde la UE tiene motivos para hacerlo. Cuanto más sofisticada sea nuestra actuación como europeos, más sofisticada será la OTAN como alianza. La OTAN necesita una Europa capaz, así que ambas organizaciones salen ganando cuando Europa asume la responsabilidad de sus propios intereses estratégicos.

– Existe el mantra recurrente de que Europa necesita autonomía estratégica. ¿Pero qué tipo de autonomía estratégica necesita Europa que no tenga ya?  

– La autonomía estratégica no se refiere sólo a la seguridad o la defensa, en términos militares. La autonomía estratégica también significa tener la capacidad de producir chips, por ejemplo, o tener seguridad energética.

La seguridad estratégica es un concepto mucho más amplio que el gasto en defensa.

Los nuevos conflictos serán muy diferentes de la guerra tradicional. En ese nuevo escenario, nos encontraremos con que es mucho más importante la seguridad energética, tener suficientes semiconductores o disponer de la última tecnología.

La seguridad no es sólo defensa, la seguridad es una cuestión de prevención y lucha contra los delitos en Internet o de disponer de fondos para vacunas.

– ¿Este pilar europeo de seguridad y defensa es un problema para Francia o para los aliados de la OTAN que no lo ven como un escenario ganador para todos? ¿Se entiende y se acepta esto en la OTAN o se ve como una cuestión a debatir?

– Algunos observadores piensan que la autonomía estratégica va en contra de la OTAN o de EEUU. Esto no es ni será así. Estados Unidos tiene muchas obligaciones con el mundo, pero el fortalecimiento de la UE redundará sin duda en los intereses de su política exterior. Le interesa tener un aliado capaz en la UE. Estados Unidos necesita una UE fuerte para la estabilidad, para establecer la paz en territorios vecinos. Pero recuerde que proporcionar estabilidad es muy diferente de ir a la guerra, que no es el objetivo de la Unión Europea.

– ¿Cómo hacer que esta autonomía estratégica sea realista y un verdadero complemento de las acciones de la OTAN y la UE? Usted ha estado en ambos lados, en la OTAN y en el cargo de Alto Representante de la UE. ¿No faltan ciertos órganos, lugares de encuentro, logística? ¿O simplemente necesitamos una buena política exterior?

– No, no creo que necesitemos más instituciones o nuevos organismos para unir a los europeos. Lo único que necesitamos es la buena voluntad de ambas organizaciones, la OTAN y la UE, para tratar de complementarse e intentar ser lo más constructivos posible para tener así mayor éxito como socios. La OTAN y la UE no están enfrentadas, sino que se enfrentan a problemas diferentes, que requieren soluciones distintas.

– ¿Cómo responde a las afirmaciones de que la industria es la fuerza motriz en el debate actual sobre la política de seguridad y defensa?

– La fuerza motriz, y esto es obvio cuando se mira la historia, es la tecnología. No hay duda, la tecnología es fundamental. Los cambios en la tecnología hacen avanzar la economía. Creo que es un ámbito en el que la Unión Europea debe actuar conjuntamente y ser capaz de aprovechar la tecnología y hacerla útil para todos.

La Unión Europea no es un productor importante de semiconductores y dependemos de las importaciones de fuera de nuestras fronteras para satisfacer nuestra demanda de chips. Por ejemplo, la inteligencia artificial requiere sin duda chips. Si no tenemos chips, no tenemos ninguna posibilidad de tener ningún tipo de autonomía estratégica.

– Hablamos de la posible defensa de la UE mientras dura el conflicto entre dos aliados de la OTAN: Grecia y Turquía. ¿Ayudaría la integración militar de la UE a resolverlo?

– No puedo imaginar un conflicto militar entre Turquía y Grecia. La realidad es que Grecia forma parte de la Unión Europea y de la OTAN, y Turquía forma parte de la OTAN y mantiene una estrecha cooperación con la UE, aunque no sea un Estado miembro. En caso de que necesitemos pedir a Turquía que sea un actor de seguridad, podríamos hacerlo porque Turquía es miembro de la OTAN.

– Otro lugar de conflicto, el Sahel, en particular Malí. ¿Cuál es el peligro de que el dinero destinado a programas de paz acabe en las manos equivocadas?

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– Hay que tener cuidado. Es un asunto muy difícil y complicado. Creo que tenemos que aprender de lo que ya hemos hecho. Utilizaré Afganistán como ejemplo. La operación en Afganistán se llevó a cabo con la aprobación de las Naciones Unidas. Nos fuimos, y la situación es hoy tan mala como al principio. Debemos aprender la lección de que la democracia no puede construirse mediante la fuerza militar externa.

– ¿Qué consejo le daría al nuevo secretario general de la OTAN? ¿Cuál sería su lista de deseos?

– Mi consejo sería que trabajara estrechamente con los Estados miembros, que escuchara a todos y que mantuviera la cabeza fría, especialmente cuando la situación es volátil. Como el secretario general dirige una organización formada por muchos países, hay que ser muy inteligente y paciente. La paciencia es la clave.

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