Memoria histórica

Un libro denuncia la complicidad de Franco en la muerte de más de 5.000 españoles en Mauthausen

Los prisioneros españoles saludan a las tropas de Estados Unidos el día de la liberación el campo de concentración de Mauthasuen (Austria).

El periodista Carlos Hernández de Miguel saca a la luz en Los últimos españoles de Mauthausen testimonios de supervivientes españoles en los campos de concentración alemanes y documentos inéditos que permiten acusar al régimen de Franco de las muertes en las cámaras de gas de más de 50.000 judíos y más de 5.000 españoles.

Ediciones B publica el libro coincidiendo con el 70º aniversario de la liberación de Auschwitz, que tendrá lugar el próximo 27 de enero, y con los 75 años de la llegada de los primeros españoles a Mauthausen.

Una obra que, entre otras cosas, quiere sumarse a la exigencia de partidos, organizaciones sociales y ciudadanos en general para que el Gobierno español reconozca públicamente a las víctimas del franquismovíctimas del franquismo. “Creo que este es el año para pelearlo”, afirma Carlos Hernández en conversacióncon infoLibre. Es un aniversario “muy especial porque tristemente va a ser uno de los últimos en los que haya supervivientes del campo de exterminio y tenemos la ocasión de que ese pequeño grupo de víctimas vea ese reconocimiento”.

Uno de los documentos más impactantes que aporta el libro de Hernández es un telegrama de 1943, remitido por el Cónsul General de España en Francia al ministro de Asuntos Exteriores, Francisco Gómez-Jordana, que hace referencia a la orden dada a sus diplomáticos en Europa para intentar salvar únicamente a “los judíos de indiscutible nacionalidad española”. “Más de 50.000 judíos de origen sefardí, residentes en la ciudad griega de Salónica, perecieron en las cámaras de gas de Auschwitz ante la pasividad de las autoridades franquistas”, denuncia Hernández.

El mensaje del cónsul al ministro decía, literalmente: “Intervengo tan solo a favor liberación sefarditas indiscutible nacionalidad española”; sin embargo, “respecto los de incompleta documentación me atengo estrictamente instrucciones V.E.”

La buena voluntad de la ordenanza franquista para salvar exclusivamente a los españoles nacionalizados queda en entredicho cuando, más adelante, Hernández aclara que el plazo para expatriar a los judíos españoles había expirado nueve meses antes de ese comunicado y el régimen de Franco “seguía dudando” qué hacer con ellos.

“No podemos imaginar el número de vidas que cobró esa indiferencia”, señala el autor, ya que un año después de cumplirse el plazo de expatriación alemán, en marzo del 1944, el cónsul español en París, Alfonso Fiscowich, emitía un comunicado para Gómez-Jordana en el que decía que familias españolas “después de larga detención han sido deportadas Alemania”, donde “han sufrido ... consecuencias señaladas en mi telegrama nº 44 y despacho 798”, decía el cónsul. Dichas consecuencias se traducen en el ingreso definitivo de dichas familias en campos de esterminio de los que no volvieron a salir.

Se hizo "poco, tarde y mal"

Según el autor de Los últimos españoles de Mauthausen y el historiador alemán Bernd Rother, Franco “se preocupó poco, tarde y mal” de ayudar a los judíos españoles. Del resto “se desentendió por completo”.

Para conseguir los documentos que prueban cómo el Gobierno español hizo caso omiso a la expatriación de “sus judíos” y participó “de forma activa” en la Segunda Guerra Mundial, Carlos Hernández no tuvo más que “hacer fotos de todo lo que quería” en los organismos internacionales a los que acudió. “En España no se permite hacer eso, no entiendo por qué”.

Además, Hernández denuncia que casi todos los archivos de memoria histórica en España están “a día de hoy en dos fundaciones franquistas”, la Fundación Francisco Franco y la Ramón Serrano Suñer. "No solo me parece escandaloso que sean legales y reciban subvención estatal, sino que permitan el acceso a los documentos a quienes ellos consideran oportuno”.

A pesar de las lagunas documentales, el autor insiste en que hay “pruebas demostradas” sobre la participación de Franco en la Segunda Guerra Mundial y en el genocidio. “Cuando la historia está tan demostrada a través de documentos, indigna que la reescritura de lo que sucedió no se haya corregido durante la democracia; yo creo que fue uno de los precios de la transición: el olvido a cambio de democracia”, se lamenta Hernández.

La presentación del libro en Madrid tendrá lugar el próximo martes (19:30h, calle Doctor Fourquet, 31). A ella acudirán Baltasar Garzón y dos de los deportados por el Gobierno español a Mauthausen, Siegfried Meir y José Alcubierre.

La asociación de republicanos deportados a Mauthausen pide al Ayuntamiento de Madrid una placa con sus nombres

La asociación de republicanos deportados a Mauthausen pide al Ayuntamiento de Madrid una placa con sus nombres

Este último ha sido uno de los 18 supervivientes entrevistados cuyo testimonio más ha marcado a Carlos Hernández. “José Alcubierre tiene 90 años y fue uno de los niños que viajó en agosto de 1940 en 'el tren de los 927', que iba repleto de españoles” a los campos de Mauthausen, donde vivió con su padre hasta que a este lo mataron. “Todavía se le empañan los ojos”, recuerda el autor, “cuando me cuenta cómo se comía el pan de la ración de su padre porque este le medio obligaba”.

Todas las historias que recoge Hernández en Los últimos españoles de Mauthausen “son impresionantes”. Y lo más importante, para el autor, “es que todas tienen un denominador común: son gente que renunció a su vida por defender la libertad de todos, también la nuestra”.

“Se te cae el alma a los pies cuando ves que los únicos reconocimientos a estos supervivientes se los ha hecho Francia y no España”, denuncia Hernández. “Es gente muy mayor y merece que se la saque del olvido”, concluye.

Más sobre este tema
stats