Crisis del coronavirus

Limpiadores, camareros o afectados por un ERTE acuden por primera vez a comedores sociales y multiplican la demanda de ayudas

Un voluntario prepara las bolsas de alimentos en el almacén de la Parroquia de San Juan de Dios, en la UVA de Vallecas.

Cuando el párroco de la iglesia de San Juan de Dios de la UVA de Vallecas, el padre Gonzalo Ruipérez, coge el teléfono, se escucha ajetreo de fondo. Él, mientras atiende a la llamada, da instrucciones a los voluntarios. "Si hay alguien en España que no se ha confinado, ese soy yo", dice. Explica que se levanta a las 7.00 horas de la mañana y que apenas duerme "cinco horas". Tiene dos teléfonos móviles, y a ellos ha desviado las llamadas dirigidas a su casa y a la parroquia. "El viernes llegué a recibir 316 llamadas", explica. Y puede comprobarse, puesto que en los 20 minutos que dura la conversación con infoLibre le sigue sonando el teléfono. Quienes llaman son personas, dice, de varios lugares de Madrid. "Villaverde, Usera, Canillejas, La Fortuna, Carabanchel, Vicálvaro…", enumera.

No es casualidad que casi todos esos barrios estén situados al sur de la ciudad: son los que menos renta per cápita tienen en Madrid y, por tanto, donde la crisis económica derivada de la sanitaria está golpeando con más fuerza. Todos llaman por lo mismo: necesitan ayuda para comer. Y muchos la piden por primera vez. "Me llama gente nueva todos los días", reconoce. ¿Qué tipo de gente? "Personas que vivían apuradas, que trabajaban en un bar, que cobraban en b, que limpiaban a domicilio, que cuidaban ancianos…", detalla. Personas, en definitiva, que vivían al día pero que con la crisis han perdido su trabajo o han sufrido un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE). Ya no pueden mantenerse y, por tanto, se ven obligados a pedir ayuda.

El incremento en las peticiones que constata el padre Gonzalo en su día a día también lo reflejan las cifras oficiales. Según los datos del Ayuntamiento de Madrid, en el último mes se han recibido las mismas demandas de ayuda alimentaria que en todo 2019. Entonces fueron 34.000, en los últimos 30 días han sido 33.514. Casi todas esas solicitudes han llegado de personas de esos barrios mencionados por el párroco: de Carabanchel (el 13,45% del total), Puente de Vallecas (13,28%), Latina (9,84%), Tetuán (9,59%), Villaverde (8,48%) y Usera (8,20%). De distritos como el de Barajas, Retiro, Salamanca o Chamartín, en cambio, tan solo llega alrededor del 1% de las peticiones, según los datos que el Consistorio ha facilitado a infoLibre.

Es complicado atender a tales números, por lo que la ayuda vecinal y procedente de parroquias como la del padre Gonzalo se ha convertido en fundamental. Jorge Nacarino, presidente de la asociación vecinal de Puente de Vallecas, uno de los distritos con menor renta per cápita de la capital y, a su vez, uno de los que más ayudas ha solicitado, explica cómo el movimiento asociativo de los vecinos de los barrios ha tenido que ir mutando a medida que pasaban los días. "En cada distrito, las asociaciones vecinales se convirtieron en redes de apoyo para ayudar a la gente que, por motivos de salud, no podía salir a hacer la compra a un supermercado o a una farmacia. Ahora esas personas han recurrido a sus redes familiares o vecinales más cercanas y las asociaciones han derivado hacia la atención social", cuenta. A ellas recurren personas, dice, que han tenido que ver cómo la situación económica derivada de la crisis del covid-19 les dejaba sin recursos suficientes para comprar alimentos. Esas personas pertenecen al mismo perfil que atiende el párroco de San Juan de Dios. "Nos llegan casos de gente que vivía al día, que se movía dentro de la economía sumergida y, además, familias en las que los dos miembros han sufrido un ERTE. Como no reciben ingresos, cuando pagan el alquiler o la hipoteca se encuentran sin liquidez para afrontar los gastos más básicos", lamenta. 

Desde las asociaciones, explica, ofrecen la ayuda más inmediata, la destinada a paliar esa situación "de emergencia". Pero no se quedan en eso. "Derivamos esos casos a los servicios municipales, porque entendemos que quien tiene que atender esto es la administración, lo que pasa es que su respuesta no es tan rápida como nos gustaría", lamenta. Con el objetivo de que lo sea, el Ayuntamiento de Madrid anunció este lunes que ha puesto en marcha una "ayuda de emergencia exprés" anunciópara "que las ayudas sociales lleguen a quienes las soliciten con la mayor agilidad y en el menor tiempo posible". "La instrucción, dirigida a los 21 distritos de la ciudad, pretende agilizar las ayudas que hasta ahora tardaban varios meses en concederse, para que puedan llegar a los solicitantes en cuestión de pocos días. El objetivo es reducir al mínimo los trámites burocráticos para atender lo antes posible la creciente demanda de ayudas municipales", detalló la institución dirigida por el conservador José Luis Martínez-Almeida. 

De atender a 400 personas al mes a ayudar a más de 2.000 al día

Conrado Jiménez es el presidente de la Fundación Madrina y, tal y como explica por teléfono, durante las últimas semanas su organización también reparte comidas calientes en los barrios con más población obrera y golpeada por la crisis. "En Vallecas, Tetuán, Vicálvaro, San Blas, Usera, Moratalaz, Carabanchel…", enumera. Si antes repartían ayuda a alrededor de 400 personas al mes, ahora están llegando a atender a cerca de 3.000 al día, dice. Y quienes han engrosado su lista pertenecen a los mismos perfiles de quienes han desbordado la del padre Gonzalo. "El perfil es ya de clase media. Son personas en situación vulnerable y hay muchos cocineros, autónomos y gente que ha sufrido un ERTE y ya no tiene dinero", relata. Antes, recuerda, solo acudían las personas que no tenían ningún tipo de ayuda. "Es un milagro que lleguemos a todo el mundo solo con voluntarios. No sé cómo lo hacemos", dice.

El padre Gonzalo, según cuenta, lo hace con diez personas. No quiere llenarse de voluntarios porque le parece importante que quien lleva la comida a los domicilios sean personas conocidas de los que la solicitan. Relata que lleva haciendo esta labor seis años, pero nunca a este nivel. Ha pasado de tener una lista de 1.582 personas que recibían un lote de comida mensual a tener una de más de 2.300. "Antes repartía 45.000 kilos de comida al mes, ahora son más de 70.000 kilos", dice. En lugar de un día para llegar a todo el mundo, ahora necesita una semana. Aun así, la situación ha hecho que el párroco idee nuevas fórmulas para que la ayuda social sea realmente efectiva. "Ahora también hacemos una entrega semanal de proteína, fruta y verdura, porque los niños ya no pueden ir a los comedores escolares y la gente mayor no come como debería", dice. Y también cita a centenares de personas a diario. "Me llaman o me escriben un correo electrónico, les cito para que vengan cuando tenga un hueco, les doy 20 ó 30 kilos de comida y les añado a la lista de personas que reciben ayuda mensual", explica. Está todo milimétricamente calculado, además, para no colapsar. "Es lo que no quiero", señala.

Voluntarios trabajan en la parroquia de San Juan de Dios, en la UVA de Vallecas. | EP

El Banco de Alimentos, Cáritas y Cruz Roja multiplican las solicitudes

La pandemia dispara un 57% las peticiones de ayuda y nos retrotrae al peor momento de la anterior crisis económica

El Banco de Alimentos explica a este diario que no reparte directamente a las personas, sino que lo hace a las organizaciones que luego ayudan, ellas sí, a quienes lo necesitan. Sin embargo, advierte de que en las últimas semanas "se han multiplicado por cuatro" las llamadas y las peticiones de ayuda a nivel nacional. Cáritas Diocesana de Madrid, que también ha recogido esos datos, da cuenta de lo mismo. "Las peticiones de ayuda se han triplicado", aseguran en un comunicado. Lo han hecho porque muchas personas que hasta ahora no lo habían hecho han tenido que recurrir a ellos. "El 40% de las peticiones provienen de personas que acuden por primera vez a Cáritas para pedir ayuda", dice la organización, que detalla también que el 85% de todas las solicitudes son para la cobertura de necesidades básicas, ya no solo de alimentos, sino también para la compra de medicinas y para cubrir los gastos de su vivienda.

"De esas personas nuevas que han acudido a nosotros, casi todas son mujeres, que siempre están más predispuestas a pedir ayuda que los hombres", explican fuentes de la organización a este diario. Como el padre Gonzalo y como Jiménez, añaden además que se trata de "familias que tenían un trabajo con un sueldo que solo les permitía vivir al día". "No ahorraban, pero se podían mantener. Al llegar esta situación y con el cierre de cafeterías, supermercados, tiendas de ropa, restaurantes pequeños, etc., se han quedado fuera", señala Cáritas. "También hay personas que limpiaban a domicilio y que ahora, como no pueden hacerlo, no cobran", lamentan las fuentes de la organización. Antes de que el covid-19 irrumpiera en España, sin embargo, acudían más personas con trabajo. Eran los denominados trabajadores pobres. "Ahora ya la mayoría ha perdido ese trabajo, así que hemos pasado de una mala situación, a una peor", aseguran desde la organización.

Cruz Roja, por su parte, también ha registrado un aumento de las solicitudes de ayuda para alimentos a nivel nacional. Según afirma la organización a preguntas de este diario, del total de las peticiones de ayuda recibidas en el mes de marzo, el 60% fueron para alimentos. "Pero a partir del mes de abril, las solicitudes para la cobertura de necesidades básicas como alimentación o apoyo en alquileres se sitúa en el 88,5%", explica. "Y sigue aumentando diariamente de forma exponencial", añade Cruz Roja.

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