Caso Nóos

Los notarios ponen en apuros a Hacienda con el piso que sí vendió la infanta

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en la sesión de control al Ejecutivo.

El enredo fiscal que comenzó hace 14 días cuando Hacienda atribuyó  a la infanta Cristina la venta de 13 propiedades inmobiliarias por 1,43 millones entre 2005 y 2006 obligó este miércoles al Ministerio de Hacienda a movilizarse para contrarrestar el maremágnun de sospechas.  Pero las explicaciones del Ministerio no solo no despejan por completo las grandes incógnitas -el fallo alcanzó nada menos que a 13 transacciones sin reflejo en las declaraciones de IRPF de la infanta- sino que plantean una nueva.

Y esta nueva incógnita se relaciona no con las ventas que por el uso erróneo del DNI de la hija del rey originó el monumental fiasco sino justamente con aquella sobre cuya existencia no hay la menor duda: la del piso de Pedralbes donde los duques residieron hasta su mudanza al palacete de Pedralbes. El piso no figura en el informe remitido al juez del caso Urdangarin, José Castro, así que el Ministerio culpa de nuevo a los notarios. Pero los notarios, esta vez, no asumen ni un gramo de culpa y ponen en apuros a la Agencia Tributaria.

Vendido en 2006 por 2,2 millones, ese piso no figura en el informe enviado al juez del caso Urdangarin, José Castro. Y no figura porque esa transacción no aparece en su base de datos, alegaron ayer fuentes del Ministerio al tiempo que atribuían el error a que el notario “comunicó mal” los datos al Catastro. Pero los notarios, que han admitido una pequeña cuota de error en las ventas inexistentes al haber introducido en una escritura el DNI 14 aunque sin letra, niegan esta vez la mayor. Según el Consejo del Notariado, que verificó por la tarde la ficha electrónica del piso de Pedralbes tras conocer por infoLibre la versión del Ministerio, los datos remitidos eran exactos, completos e inequívocos

La versión del consejo notarial es esta: "En la ficha electrónica que se envió al Catastro y a la Comunidad Autónoma [aquí, la Generalitat catalana] relativa a la venta de la finca situada en Avenida de Pedralbes 55 (piso, trastero y garaje) consta correctamente identificado con nombres, apellidos y DNI el transmitente, el matrimonio Urdangarin-Borbón, y el adquirente con su DNI/CIF".

¿Pueden haber errado aquí los notarios, que tampoco asumen como fallo propio en el caso de las ventas "indebidamente atribuidas" a Cristina de Borbón el hecho de que el número 14 apareciese en otras dos escrituras de herencia aunque en una casilla distinta a la del DNI?  El error, como demuestra lo ya ocurrido, es posible. Pero no probable. Porque, según las fuentes consultadas, la verificación sobre el piso de Pedralbes se hizo ficha en mano y fue efectuada por miembros del Órgano de Colaboración Tributaria (OCT). Es decir, el mismo equipo que por la mañana había reconocido que un notario anotó por error el DNI de la infanta Cristina en una escritura de herencia de varios bienes y que en otras dos escrituras figuraba el número 14, aunque eso sigue sin explicar de manera automática por qué Hacienda hizo saltar esos dos dígitos desde la casilla "otros" hasta la diseñada para el DNI. "Estos errores -dice el comunicado del Consejo del Notariado- son atribuibles a causas humanas o informáticas en el proceso de volcado de datos"

La misteriosa ausencia del piso de Pedralbes en el informe tributario, para la que el juez Castro exige también respuesta a Hacienda, extiende nuevos interrogantes en un caso donde el departamento de Cristóbal Montoro habla de errores múltiples pero casuales, asume un solo fallo en la cadena -un funcionario introdujo el DNI de la infanta al transcribir la ficha de una escritura- y se resiste a explicar otro aspecto clave del asunto: si la discrepancia entre unas ventas que habían reportado supuestamente 1,4 millones a la infanta no encontraran reflejo en sus declaraciones de IRPF activó los controles.

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Fuentes de Hacienda sostienen que la presencia continuada de esas 13 ventas inexistentes en su base de datos no implica que la Agencia ignorase que obedecían a un error. ¿Significa el epatante argumento anterior que la discrepancia entre la base de transmisiones inmobiliarias y las declaraciones del IRPF llevó a Hacienda a hacer una comprobación tributaria sobre Cristina de Borbón? No se sabe. Porque el Ministerio aduce que no puede desvelar datos sobre ningún contribuyente concreto. Asegura también que, aun si esa comprobación se hubiera llevado a cabo y hubiese destapado el error, nadie habría modificado los registros informáticos de la base: porque esos datos -argumenta Hacienda- son de terceros. Es decir, de notarios y registradores.

Cabe, por tanto, la hipótesis de que Hacienda verificase los datos. Pero si ocurrió así, resulta todavía más inexplicable por qué el Ministerio ha tardado casi dos semanas en ofrecer detalles, máxime tratándose de una cadena de errores casuales, como señala la versión oficial. Y se comprendería también mal que la Casa Real o el abogado de la infanta no hubieran esgrimido de inmediato la existencia del error en lugar de limitarse a un desmentido tajante para con el informe de Hacienda.

De momento, el equipo de Cristóbal Montoro no ha logrado convencer al sindicato CSIF ni al de técnicos tributarios, Gestha, ni a la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda (IHE). Las tres organizaciones dan por hecho que la Agencia Tributaria no desarrolló ninguna actuación para averiguar por qué la ganancia obtenida por esas supuestas ventas no encontró reflejo en las declaraciones de IRPF de la infanta.

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