La pelea por los últimos escaños decidirá el 23J (pero no será sólo entre Sumar y Vox)

Yolanda Díaz en el mitin de Sumar en Madrid este domingo.

Las elecciones del domingo se decidirán en la pelea por el último escaño de cada provincia. Si bien esto no es ninguna novedad, adquiere una especial importancia en esta ocasión, ya que, como el consenso de las encuestas indica, la contienda electoral está muy apretada. La pugna entre Vox y Sumar por la tercera posición en porcentaje de voto ha suscitado un amplio debate en sectores progresistas sobre la necesidad de sorpasar a la formación de ultraderecha en aquellas provincias medianas y pequeñas donde la tercera fuerza tiene la posibilidad de competir por el último escaño de la circunscripción. Todo ello en un contexto como el actual, donde la derecha parte como favorita para sumar mayoría en el Congreso pero los equilibrios son ciertamente delicados.

Por tanto, adquiere especial relevancia —aunque no toda— observar lo que ocurre con el último escaño en disputa de cada circunscripción. Para ello, he calculado un promedio de encuestas que asigna mayor peso a los sondeos con más calidad, más recientes y con mayor muestra, además de penalizar los trackings diarios para que no dominen la serie. Después, extrapolo el voto a las provincias en base a las tendencias históricas de cada región y los microdatos del CIS recalculados con PrecisaDB.

Con esto podemos estimar la diferencia del porcentaje de voto de la formación política que consigue arañar el último escaño en la circunscripción y ver qué diferencia la separa del partido que la sigue. Las áreas más oscuras del siguiente mapa indican que el último escaño se dirimirá con unos márgenes más ajustados, esto es, con pocos votos de diferencia. 

Pero esta lucha no es, necesariamente, una disputa entre Vox y Sumar, o no solo. De hecho, según este modelo, Sumar conseguiría seis últimos escaños, en Barcelona, Castellón, Girona, Granada, Murcia y Zaragoza, y estaría en disposición de pelear por cuatro más, en Sevilla, Córdoba, Alicante o Álava. Vox, en cambio, conseguiría ocho últimos escaños –Albacete, Badajoz, Guadalajara, Huelva, Málaga, Tenerife y Valladolid– y podría pelear otros 11, dos de ellos a Sumar: Murcia y Castellón.

En la mayoría de las provincias, la lucha por el último escaño está dentro del margen de error de las encuestas, aunque no parece que esa batalla se esté librando entre la izquierda alternativa y la ultraderecha. Probablemente, esto se explica con la distribución de las fortalezas y debilidades que tienen estos partidos a lo largo de todo el territorio. En el gráfico que sigue, se muestran los ratios que relacionan el voto en una provincia con el voto estatal. De esta forma, los valores por encima de la unidad en un determinado territorio significan que ahí las formaciones mejoran su resultado estatal. Cuando los valores están por debajo de la unidad, ocurre lo contrario.

Al cruzar los ratios de Vox y de Sumar para cada circunscripción, se observa una correlación negativa, es decir, que en los territorios fortaleza de Vox, Sumar tiende a tener muchas debilidades, y viceversa. Esto explica que la pelea por el último escaño no sea especialmente intensa entre estos dos partidos, porque donde uno es fuerte, el otro no lo es tanto.

Hay algunos lugares más neutros, donde ambos tienen resultados similares a su media estatal, como La Rioja o Burgos, pero hay una diferenciación muy evidente entre los territorios periféricos (más favorables a Sumar) y el interior y levante español (más proclive a Vox).

Las encuestas no estiman la participación (o lo hacen mal)

Las encuestas no estiman la participación (o lo hacen mal)

Para ofrecer más contexto de cómo se está librando la carrera electoral para Sumar y Vox, he calculado las probabilidades de cada uno de conseguir representación en cada circunscripción electoral. Esto permite, más allá de ver quién pelea por el último escaño, observar cuántas veces ese escenario se repite tras simular las elecciones 10.000 veces en cada provincia. 

Por ejemplo, en Almería, Vox tiene representación garantizada —al menos si las encuestas no fallan por encima de lo previsto—, aunque conseguiría uno de los seis que se reparten. En cambio, Sumar apenas tiene 1 de cada 10 opciones de obtener representación. Ocurre algo similar en Jaén, Huesca o Toledo, con sus matices. Por el contrario, Sumar estaría en condiciones de conseguir escaño por Pontevedra —donde Vox no tienen fuerza—, así como por Bizkaia y Navarra.

La pelea por ser la tercera fuerza estatal es significativa por los efectos que produce el sistema electoral, como hemos contado en otras ocasiones, y el efecto multiplicador es mucho mayor que lo que ofrece la disputa por el último escaño.

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