La pobreza aumenta más en los 'alumnos predilectos' de Rehn que en la media de la Unión Europea

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La pobreza en la jerga de la UE se denomina privación material severa y se produce cuando el ciudadano tiene unas condiciones de vida muy limitadas por la falta de recursos, según la definición que ofrece Eurostat. Para que se contabilice como tal dentro de esta estadística, un ciudadano debe no poder permitirse afrontar al menos cuatro de las siguientes nueve situaciones: pagar el alquiler o las facturas de servicios; hacer frente a gastos inesperados; mantener su casa adecuadamente caliente; garantizarse una comida de carne, pescado o un equivalente proteínico cada dos días; disfrutar de una semana de vacaciones fuera de casa; poder adquirir un coche; una lavadora; un televisor en color; o un teléfono.

En los últimos años, la dureza de la crisis económica ha provocado que los niveles de privación material severa, que se habían reducido en la media de la Unión Europea ininterrumpidamente desde 2005 hasta 2009, hayan aumentado de nuevo: así, en 2011 –último año del que Eurostat ofrece datos-, el 8,8% de la población de la UE –más de 44 millones de personas- se encontraba en esta situación, aunque esto supone solo 0,4 puntos más que en el año 2008. No obstante, los países que el comisario de Economía de la UE, Olli Rehn, puso días atrás como ejemplo de buen hacer económico en época de crisis –Irlanda y Letonia- presentan un aumento más pronunciado del número de ciudadanos que sufren privación material, lo que se une a la pérdida de poder adquisitivo de su población.

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Letonia, que ya en 2008 era uno de los países más pobres de la UE, ha pasado de tener en ese año un 19% de su población con privación material severa (su nivel más bajo desde que Eurostat recoge la estadística) a sufrir un repunte de esta tendencia que le llevó, en 2011, hasta un 31,4% de ciudadanos sufriendo este problema (si bien es cierto que los datos de 2012 –es uno de los pocos estados que los ofrece- indican un descenso de más de cinco puntos porcentuales hasta el 26%, aún siete puntos por encima de la cifra al inicio de la crisis). Esto supone que en 2011 más de 650.000 letones –de una población de poco más de dos millones- sufrían una falta grave de recursos, que incluye que, por ejemplo y según datos de Latvijas Statistika, que un 81,4% de sus ciudadanos no pueda hacer frente a gastos imprevistos y un 32,9% no pueda comer carne, pollo o pescado cada dos días.

Por su parte, Irlanda ha pasado de tener una tasa en este aspecto del 5,5% en 2008 al 7,8% en 2011, lo que supone que unos 350.000 de sus casi 4 millones y medio de habitantes estan en esa situación de pobreza. Datos de la Oficina Central de Estadísticas (CSO, en sus siglas en inglés) dan más detalles sobre este aumento: el 12,2% de los irlandeses no tuvo calefacción durante algún momento de 2011, frente a un 6,3% en 2008. Un 6,8% de los ciudadanos no pudo mantener su casa adecuadamente caliente en invierno en 2011, frente al 3,7% del año 2008. De igual manera, un 6,7% de los irlandeses no podían permitirse comer un asado de carne a la semana en el año 2011, en contraposición con el 3,8% de 2008, aunque la posibilidad de comer carne, pollo o pescado una vez cada dos días se mantiene estable desde el inicio de la crisis.

España también ha sufrido las consecuencias de la crisis y la pérdida de poder adquisitivo desde 2008, aunque el aumento de las cifras de privación material severa no ha sido tan pronunciado como en Irlanda o Letonia, aunque también ha crecido: de un 2,5% de la población en 2008 se ha pasado al 3,9% en 2011, cifra que se sitúa como la más alta desde el año 2004 y que supone que casi 180.000 españoles sufran estas circunstancias. En nuestro país, según informa el INE, un 35,4% de los ciudadanos no podían hacer frente a gastos imprevistos en 2011 –frente al 27,2% en 2008- y un 3% no podían permitirse una comida de carne, pescado o pollo cada dos días, 1,1 puntos más que en el año 2008.

La pobreza en la jerga de la UE se denomina privación material severa y se produce cuando el ciudadano tiene unas condiciones de vida muy limitadas por la falta de recursos, según la definición que ofrece Eurostat. Para que se contabilice como tal dentro de esta estadística, un ciudadano debe no poder permitirse afrontar al menos cuatro de las siguientes nueve situaciones: pagar el alquiler o las facturas de servicios; hacer frente a gastos inesperados; mantener su casa adecuadamente caliente; garantizarse una comida de carne, pescado o un equivalente proteínico cada dos días; disfrutar de una semana de vacaciones fuera de casa; poder adquirir un coche; una lavadora; un televisor en color; o un teléfono.

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