Crisis del coronavirus
¿Problemas logísticos o falta de personal? Por qué se está retrasando la vacunación en España
El objetivo, según repite una y otra vez el ministro de Sanidad, Salvador Illa, es que "al final del verano" esté vacunado "un 70% de la población". Pero parece complicado cumplir con este objetivo si España mantiene el ritmo de vacunación con el que se ha comenzado. Según los datos hechos públicos este lunes por el Ministerio de Sanidad, España ha administrado 82.834 vacunas, algo más del 11% de las 718.575 que han llegado. De ellas, 360.000 han sido recibidas este mismo lunes. Para el exdirector de acción sanitaria en situaciones de crisis de la Organización Mundial de la Salud (OMS) Daniel López-Acuña, este ritmo es "muy lento". Sobre todo para alcanzar el objetivo, para lo que se necesita, calcula, vacunar a un millón de españoles a la semana. "Ese es el baremo que tenemos que tener presente. Evidentemente que el ritmo al que hemos comenzado no basta, hay que multiplicarlo", dice, desde el otro lado del teléfono.
España —y el planeta entero— llevaba desde el mes de marzo deseando leer el titular que por fin se hizo realidad el pasado domingo 27 de diciembre: la vacunación comenzaba. Araceli Hidalgo se convertía entonces en la imagen del optimismo y, como dijo Illa en varias ocasiones, del "principio del fin" de la pandemia. Sin embargo, la ilusión inicial dejó paso rápidamente a una especie de decepción apenas 24 horas después del arranque de la campaña, cuando la compañía Pfizer anunció que posponía un día la entrega de vacunas a España prevista para ese lunes por una "incidencia logística". Lo que entonces fue un simple problema, sin embargo, se convirtió en una suerte de augurio de los días posteriores. Ahora el retraso se ha hecho más evidente, según los datos de Sanidad. Pero la responsabilidad no es de Pfizer.
¿A qué se debe, entonces? Desde el Gobierno, Illa ha asegurado este lunes que el ritmo está "evolucionando correctamente" y que esta semana se alcanzará la "velocidad de crucero" necesaria, una vez pasadas las festividades navideñas. Sin embargo, la presidenta de la Comunidad de Madrid, la que menos vacunas ha administrado hasta la fecha, ha lanzado la pelota hacia el tejado de Moncloa. Este mismo lunes Isabel Díaz Ayuso reconoció que en Madrid no se está vacunando "a la velocidad" deseada, pero ni explicó el porqué ni dio ninguna solución. "La vacunación es un problema nacional. La estrategia es un problema nacional y quien tiene que dirigir esto es el Gobierno de España y el ministro a la fuga para que tengamos el mismo número de vacunas, transparencia y ayuda a todas las comunidades", dijo.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, excusó de toda culpa a su compañera de partido asegurando que la Comunidad pondrá "todos los medios" para cumplir con el calendario de vacunación. Si hasta ahora no se ha hecho, explicó, ha sido por "los días especiales que se están viviendo" por las fechas navideñas y por "la difícil identificación de las personas por los numerosísimos desplazamientos" de los últimos días. Sin embargo, las primeras dosis comenzaron a administrarse a los usuarios de las residencias de ancianos —que en su mayoría pasan las navidades en los centros para mayores— y a sus trabajadores. Almeida también criticó la "falta" de "transparencia" del Gobierno con la vacunación, algo que también reprochó el presidente del PP, Pablo Casado, que insistió en varias ocasiones en que el Ejecutivo hace "campaña" con la llegada del suero a España.
Por su parte, el consejero de Sanidad madrileño, Enrique Ruiz Escudero, que también admitió un "retraso" en el proceso de vacunación del que culpó al Gobierno, abrió la puerta a echar mano de "recursos privados" para acelerar la inmunización. "En pandemia uno tiene que utilizar todos los recursos que sean necesarios, ya sean públicos como privados en el caso de que sean necesarios. Lo importante es administrar la vacuna", dijo este lunes en una entrevista en TVE en la que también achacó la lentitud en la vacunación a una elección de las residencias, que, según dijo, solicitaron comenzar el proceso a partir del 31 de diciembre para no coincidir con las vacaciones del personal ni con las celebraciones navideñas.
Los retrasos no sólo fueron admitidos en Madrid. El presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, también lamentó este lunes "un poco de lentitud" en el inicio de la campaña. A su juicio, este se debe a que están llegando "pocas dosis" de la vacuna de Pfizer a las comunidades autónomas y a que el inicio de la administración del suero en las residencias obliga a trasladar todo el material, lo que retrasa el proceso. Por su parte, el consejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior de Andalucía, Elías Bendodo, pidió al Gobierno activar una campaña "más rápida" con la que poder inmunizar a la población "lo más pronto posible". Baleares, por el contrario, aseguró en boca del portavoz de su Comité Autonómico de Gestión de Enfermedades Infecciosas, Javier Arranz, que el porcentaje de personas vacunadas, que era del 20% este lunes, era "un número muy bueno".
La vacunación, en datos
Cada comunidad ha comenzado a vacunar a un ritmo diferente. A falta del desglose por comunidades autónomas del Ministerio de Sanidad, algunas de ellas ya dieron este fin de semana datos oficiales que revelan que el ritmo ha sido muy desigual. Canarias, por ejemplo, ha administrado hasta el 3 de enero 10.928 de las 20.835 dosis que ha recibido (el 52,5%); Asturias, 9.380 de las 23.720 dosis que ha recibido hasta este domingo (el 39,5%); Galicia, 9.124 de 37.555 recibidas hasta el 2 de enero (24,3%); Cataluña, 8.150 de 120.545 recibidas hasta el día 3 (14%); Madrid, 2.883 de 89.040 que llegaron hasta este domingo (3,2%); Murcia, 442 de 25.685 llegadas hasta este lunes (1,7%).
En Europa hay datos, igualmente, muy dispares. Francia tan sólo ha administrado 516 dosis de Pfizer hasta el 1 de enero, según los datos recopilados por Our World in Data, vinculado a la Universidad de Oxford. El país tiene 70 millones de habitantes y queda muy lejos de las cifras que han aportado otros países como Italia, que hasta el 3 de enero había vacunado ya a 114.349 personas —tiene una población de alrededor de 60 millones de personas—; o Alemania, que hasta el día 2 había administrado 238.809 vacunas —el país tiene una población de 83 millones de habitantes. Austria (con casi 9 millones de habitantes)ha suministrado alrededor de 6.000 vacunas; Hungría (casi 10 millones),5.100; y Portugal (10 millones) por su parte, 32.000. Reino Unido (66 millones de habitantes), que lleva un mes vacunando, ya ha inmunizado a casi un millón de personas (concretamente, a 944.539).
¿Qué lo explica?
¿Qué factores son los que influyen en estos retrasos? Según López-Acuña, son varios. Por un lado, dice, influye que la primera semana de la campaña haya coincidido con las fiestas navideñas. Por otro, sostiene que la llegada de las dosis ha sido lenta y que la administración de las mismas también. Y por último, menciona la falta de recursos, también humanos, como factor determinante de la velocidad de la administración de los sueros. "Es evidente que hay un factor limitante, que es el de la disponibilidad de la vacuna. Tenemos sólo un productor, que es Pfizer, que ha ido suministrando con un día de retraso las vacunas, aunque hemos ido administrándolas por detrás de la recepción", recuerda. "A medida que tengamos más vacunas y más productores tendremos más dosis y reduciremos el cuello de botella de las disponibles para ser aplicadas", explica. Y recuerda, en este sentido, que Illa vaticinó que la vacuna de Moderna estaría disponible este mes de enero. Falta por saber si será así. Y la fecha exacta.
López-Acuña, en cualquier caso, asegura que no tomaría las dosis administradas esta semana como un indicativo de lo que ocurrirá en las próximas. "Esta semana se ha hablado mucho de la irregularidad que han supuesto estas fechas difíciles y a los problemas organizativos del arranque de la campaña, por eso no la tomaría como indicativa de cómo serán las cosas", sostiene. Ahora sí, "no podemos estar a medio gas". Y para eso hay que acelerar, dice, multiplicando el ritmo de la vacunación para llegar "a la velocidad de crucero que necesitamos" para alcanzar el objetivo marcado por Sanidad.
¿Cómo? Poniendo recursos para asegurar que la atención primaria tiene suficiente personal y reforzándola en caso de que no sea así. López-Acuña, en este sentido, aboga por la colaboración de la Unidad Militar de Emergencia (UME), de la Cruz Roja, de ONG o hasta de la sanidad privada —"no por beneficio o lucro", aclara—. "En esto ayudaría tener un mando único que subordinara todo a la vacunación", opina. Porque esta campaña "no puede hacerse sin tener un sentido de urgencia". "Hay que plantearla y hacerla como un operativo humanitario de salvar vidas, de rescate o hasta como una operación de guerra donde hay que tener una acción sostenida sin descanso por meses", asegura.
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Voces como la de Julián Ezquerra, secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts), coincide con López-Acuña en el problema que supuso comenzar la campaña un domingo 27 de diciembre, una idea que califica de "brindis al sol" y de "operación de márketing". "Sabíamos que esto iba a suceder. No estaba organizado nada y el número de vacunas era pequeño. Era lógico que hasta que no pasaran estas fiestas y se retomara la actividad normal no se iba a incrementar el ritmo", dice desde el otro lado del teléfono. Por eso también apuesta por no tomar esta semana como indicativa de nada. Lo mismo que opina María José García, portavoz del sindicato de enfermería Satse. "El periodo de Navidad influye muchísimo. Hay muchos sitios que no han cuadrado las plantillas de las enfermeras, que han tenido ahora vacaciones. Empezar el 27 de diciembre, un domingo, pues no era lo más aconsejable", coincide.
Lo que piden ambos es que las cosas cambien ahora para poder, en serio, arrancar la vacunación. Ezquerra pide un plan, "que todavía no tenemos", para saber "cómo se va a vacunar, dónde y con qué personal", que lo hay si se organiza adecuadamente, sostiene. García, sin embargo, alerta de que esto podría no ser así. Y de que se podría empezar a ver cuándo hay que comenzar a inmunizar al común de la población. "El problema llegará más adelante, cuando empecemos la vacunación en general y las enfermeras tengan que atender todo con unas plantillas que ya antes estaban saturadas en una atención primaria deficitaria. Va a suponer una sobrecarga brutal", sostiene.
En España, según el Consejo General de Enfermería (CGE), se necesitan 120.000 enfermeras, el personal que administra las vacunas, para acercarse a las ratios de profesionales por paciente que manejan los países de nuestro entorno. Tal y como recoge el Consejo, a fecha 31 de diciembre de 2019 España presentaba una media de 602 enfermeras por cada 100.000 habitantes, 6,02 por cada 1.000, según el Ministerio de Sanidad. La media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en cambio, estaba en 852, 250 más.