2D | Elecciones en Andalucía
El PSOE asume desgaste por Cataluña pero atribuye a Díaz la principal responsabilidad de la hecatombe
Casi nadie en la dirección del PSOE niega que el conflicto catalán ha influido en el resultado de las elecciones del domingo, pero en cambio todo el mundo, en mayor o menor grado, atribuye la principal responsabilidad del fracaso en las urnas a Susana Díaz y al desgaste acumulado después de casi cuatro décadas de gobierno ininterrumpido en Andalucía.
Hay quien dice que Díaz empezó a perder la Junta cuando fue derrotada en las primarias del partido y se hizo evidente que Andalucía era su “segundo plato”. Dirigentes socialistas consultados por infoLibre, con abierta adscripción sanchista o antisanchista, subrayan que la organización de la campaña, con un fuerte acento regional y escasísima presencia nacional, especialmente de Pedro Sánchez, fue responsabilidad del PSOE andaluz. Díaz tampoco acertó al creer que una baja participación jugaría a su favor, aseguran. El resultado está a la vista: una debacle sin precedentes.
A los errores de estrategia algunos suman la gestión de la Junta, el peso de los ERE y la dificultad de la presidenta en funciones a la hora de administrar la herencia —en términos de apoyo social— que recibió de José Antonio Griñán. José Luis Ábalos llegó a decir este lunes que si las elecciones del domingo hubiesen sido generales se hubiese producido una participación mayor y Vox no habría obtenido tan buen resultado. Y evitó apoyar la continuidad de la presidenta en funciones al frente del partido en Andalucía.
En el Gobierno de Sánchez consideran “evidente” que los resultados obligan a una “reflexión profunda”. El socialismo andaluz necesita “un proyecto que vuelva a ilusionar” a los cientos de miles de sus votantes que el domingo “decidieron quedarse en casa o incluso apoyar a otras formaciones”. Ábalos habló de "regeneración" del proyecto en Andalucía, lo que deja poco espacio a la continuidad de Díaz, y subrayó que será la dirección federal la que se implicará para conseguirlo.
Es verdad, admite todo el mundo en el partido, que el independentismo catalán ha alimentado a Vox, como también Vox ha alimentado al independentismo catalán. “Se retroalimentan los unos a los otros”, como ocurre “también con Podemos”, señala un parlamentario socialista. PDeCAT y Esquerra se están equivocando, advierte otro, porque en vez de facilitar los presupuestos y plantear sus exigencias al PSOE después de las generales, lo que están consiguiendo es reforzar el discurso de la derecha y de la ultraderecha más contrario a sus propias reivindicaciones.
La preocupación por el efecto que las tensiones territoriales puedan tener en las elecciones del año que viene es bien visible en territorios donde el PSOE se mueve en posiciones más centristas, como Castilla-La Mancha, Aragón o Extremadura.
Pero ni siquiera aquí hay quien proponga en público una alternativa a la política de Pedro Sánchez con Cataluña: normalización institucional y apertura de un diálogo dentro de la Constitución que tiene como líneas rojas no intervenir en la situación de los presos y no permitir un referéndum de autodeterminación. Y piden, eso sí, "que el partido tenga el mismo discurso en todas partes".
El PSOE “no tiene ningún acuerdo con los independentistas”, protestó Ábalos en respuesta a los periodistas. A diferencia de lo que dijo el PP sobre Vox, “nunca hemos dicho compartir valores con ellos”, destacó.
“No hay más camino” que el diálogo, reconoce un dirigente socialista que, sin embargo, no es optimista a la hora de esperar que dé resultados y acabe modificando las posiciones de PDeCAT y Esquerra.
Ambas formaciones dejaron claro este lunes que ni siquiera el ascenso de Vox les va a hacer cambiar de posición y negociar los presupuestos para 2019. Y eso que Catalunya en Comú-Podem subrayó que la ultraderecha se puede extender en todo el Estado si no se construyen respuestas “progresistas” como la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
La esperanza de un acuerdo
El Gobierno mantiene viva la esperanza de que, al final, los independentistas acepten negociar, forzados también por su propia indigencia parlamentaria, que amenaza con dejarles a su vez sin presupuestos para 2019 en medio de una creciente contestación social. Este mismo lunes el Govern tenía previsto sondear la disposición del PSC a negociar las cuentas catalanas. Y el Ejecutivo sigue confiando en los buenos oficios del PNV y del lehendakari, Iñigo Urkullu, muy preocupados por el ascenso electoral de Ciudadanos y Vox, así como el creciente viraje del PP hacia posiciones jacobinas.
Ábalos señaló en rueda de prensa esta paradoja: “Aspiramos a unos presupuestos que respondan a las peticiones que se están planteando” en términos de recursos e inversión. “Lo absurdo es que se nos pidan y sl mismo tiempo se nos niegue el apoyo” para el instrumento que las haría realidad. “La única salida” es que los independentistas se den cuenta de que con su estrategia sólo alimentan a las fuerzas contrarias al diálogo, apunta una de las fuentes consultadas.
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La catástrofe electoral andaluza se ha cruzado en el camino con el debate interno en torno a la mejor fecha para celebrar las elecciones, que sigue siendo una decisión exclusiva del presidente Pedro Sánchez. En la últimas horas, y a la vista del castigo recibido, parecen haberse reforzado las tesis de los partidarios de seguir adelante con la vista puesta en otoño de 2019, pero no faltan quienes creen que lo mejor sería disolver cuanto antes y buscar una movilización de la izquierda que haga del PSOE el ariete para frenar a Vox. “Es una oportunidad”, señaló un dirigente consultado por infoLibre.
Ábalos sugirió el lunes en público que el Gobierno se va a centrar en su agenda social y descarta una convocatoria en marzo. Y en privado la dirección del PSOE lleva semanas enviando mensajes de tranquilidad a los barones que en mayo se jugarán la presidencia y que temen una campaña electoral contaminada por unas elecciones generales. En cualquier caso, subrayó el número tres del partido, lo ocurrido en Andalucía “no nos produce debilidad sino que incentiva la acción de Gobierno”.
Pedro Sánchez reunirá este martes a la dirección del PSOE para analizar lo ocurrido y muchos esperan una confirmación no sólo de lo que ya les transmitió en la última ejecutiva —que las elecciones serán en otoño— sino un mensaje estratégico frente al ascenso de la ultraderecha.