Congreso PP
El pulso de Ayuso con las primarias molesta a Génova: "Es un error abrir el debate con la que está cayendo"
El congreso del Partido Popular no va a ser tan pacífico como la dirección del partido pretendía. ¿El motivo? Un clásico de la pugna entre clanes: las primarias. Alberto Núñez Feijóo quiere acabar con ellas —tal y como fueron diseñadas en 2017— y el cónclave de julio es su oportunidad para hacerlo. Pero la madrileña Isabel Díaz Ayuso está más que dispuesta a dar la batalla para mantener e incluso aumentar el peso de la militancia en la elección del candidato a la presidencia del partido. Dos modelos, a priori opuestos, que han generado el primer choque público entre Génova y el PP de Madrid desde que el expresidente de la Xunta accedió al cargo.
Hasta la fecha, tanto Feijóo como su entorno habían evitado cuidadosamente confrontar con la presidenta madrileña, conscientes de que eso fue lo que se llevó por delante a Pablo Casado, e incluso tanto él como sus portavoces han llegado a justificarla después de que la baronesa del PP haya tomado decisiones controvertidas —contra el criterio del partido a nivel nacional— como fue la recepción con honores al presidente argentino Javier Milei en la Puerta del Sol o el plante a Pedro Sánchez en Moncloa en octubre del pasado año. Feijóo siempre ha evitado desautorizarla.
En este caso, sin embargo, no parece que Génova esté dispuesta a ceder y las fuentes consultadas por infoLibre consideran que es un "error" que Ayuso haya abierto el debate "con la que está cayendo", en referencia a los casos que rodean al Gobierno de Pedro Sánchez. Al equipo de Feijóo le molestó que la presidenta de la Comunidad de Madrid se posicionara con tanta contundencia sobre las primarias en una entrevista publicada horas antes de la concentración del pasado domingo en la capital, lo que deslució mediáticamente el motivo de la protesta.
El mensaje de Ayuso fue claro. Mucho más que cualquier declaración previa sobre el tema en cuestión en las últimas semanas. En el PP todos son conscientes de que la madrileña es partidaria de dar más peso a la militancia, pero ella había evitado verbalizarlo y se había limitado a animar a los suyos a participar en el congreso para "mejorar" las propuestas a través de enmiendas. En Abc fue, sin embargo, muy contundente: "Por coherencia creo que todos los afiliados deben participar en los congresos y elegir a su presidente. Haré, por tanto, las propuestas necesarias para que se cumpla 'un afiliado, un voto' en toda España", dijo.
Las fuentes consultadas en el PP creen que ese cambio de estrategia evidencia que Ayuso no cuenta con el "poder interno" suficiente para "convencer" al resto de barones autonómicos de que hay que apostar por ese modelo y por eso "fuerza" el debate aireándolo a través de la prensa. En Génova aseguran que no "hay problema" en debatir sobre nada porque ellos "no son una secta" ni "funcionan como un bloque monolítico" pero añaden que dónde se deben dirimir estas cuestiones es en los órganos internos del partido.
Dos modelos enfrentados: más o menos peso de la militancia
El temor a que una guerra abierta acabe pasándoles factura es evidente y por eso hay dirigentes que, según distintas fuentes, están pidiendo en privado a ambas partes que lleguen a una solución negociada. No obstante, no hay una salida fácil ya que Feijóo quiere volver al modelo antiguo, es decir, en el que los afiliados solo puedan interferir indirectamente en la elección del presidente de su partido, mientras que la madrileña quiere más participación militante.
En el equipo del líder del PP creen que el modelo actual solo sirvió para "dividir" al PP, y citan de ejemplo lo que ocurrió con la elección entre Pablo Casado y Soraya Saénz de Santamaría. Ella ganó en el voto militante, pero fue él el vencedor final de la contienda tras su alianza con María Dolores de Cospedal y el propio Feijóo gracias a sus compromisarios.
La fórmula que sopesa la actual dirección del PP es un sistema en el que los militantes votan a los compromisarios, a los que se supone más próximos a las direcciones regionales, al llamado "aparato del partido", y luego estos delegados deciden entre los candidatos en otra votación. Los encargados de plasmar esta propuesta en el papel son dos barones próximos a Feijóo: el murciano Fernando López Miras y la extremeña María Guardiola, además de la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el portavoz en el Ayuntamiento de Barcelona, Daniel Sirera.
Por su parte, dentro de los conservadores de Madrid, la demanda de "un militante, un voto" es ya clásica desde, al menos, 2008. Fue Íñigo Henríquez de Luna, por entonces concejal madrileño, el que elaboró una enmienda a la ponencia de estatutos para reclamar primarias. Esperanza Aguirre, fuertemente enfrentada a Rajoy, intentó desvincularse de la iniciativa pero dijo verla con "simpatía". Ha llovido mucho desde entonces, pero en más de una ocasión la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha escrito artículos o ha hecho declaraciones públicas apostando por las primarias y las listas abiertas. También lo hizo después otra expresidenta madrileña, Cristina Cifuentes, utilizando los mismos argumentos. Y ahora Ayuso sigue su estela.
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Pero... ¿por qué al PP de Madrid le interesa este modelo? Los afiliados madrileños fueron los únicos que apoyaron mayoritariamente la candidatura de Casado a la presidencia del partido en las primarias de 2018 para elegir al sucesor de Rajoy, muy por encima de sus rivales.Casado obtuvo entonces en Madrid el 54,4% de los votos de los afiliados (4.487), más del doble que María Dolores de Cospedal (22% y 1.811 votos). Un resultado casi tan revelador como que su principal rival, Soraya Sáenz de Santamaría, se quedó en un raquítico 19,6% (1.613 votos).
La influencia del PP de Madrid radica, según opinión unánime dentro del partido, en su cercanía a la organización nacional. Con ella comparte sede en el edificio número 13 de la calle Génova y sobre todo una circunscripción clave por la que se presentan el líder nacional y que decide 37 escaños en el Congreso. Por no hablar del poder que es capaz de ejercer desde el ayuntamiento de la capital y también desde la Comunidad de Madrid. Ambos son poderosos altavoces.
Con todo, el peso militante del PP de Madrid no es tan acusado. En 2018, la última referencia disponible, se inscribieron 66.706 afiliados en toda España de los que 9.944 eran de Madrid, es decir, el 15% del total. Por detrás solo de Andalucía, la comunidad con mayor número de afiliados en aquella votación (11.658), y casi a la par con la Comunitat Valenciana (8.964). La dirección del PP presume de tener más de ochocientos mil militantes, pero en estos procesos únicamente vota un porcentaje muy reducido, por lo que el número total podría considerablemente menor.