Crisis del coronavirus

¿Quién es el responsable de controlar los rebrotes? La detección y el rastreo son autonómicos y el protocolo, estatal

El ministro de Sanidad, Salvador Illa, y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón.

Las alertas que han saltado fuera de las fronteras advierten del arraigo de un virus que, dicen los expertos, ha venido para quedarse. Pero las señales que avisan de su virulencia no sólo llegan del exterior: en España existen, al menos, nueve brotes activos. Así lo ha indicado el ministro de Sanidad, Salvador Illa, este último viernes. Desde el pasado 11 de mayo, se han producido 34 brotes de coronavirus en distintas zonas, con un impacto de 982 contagios. De todos ellos, actualmente están en activo menos de una decena. "Los nueve activos afectan a 92 personas y todos los brotes están bajo control", ha aseverado el ministro en rueda de prensa.

¿Cuáles son las claves de ese control? La detección precoz y la atención primaria tienen un papel fundamental. El real decreto hacia la nueva normalidad, que se votará el próximo martes y saldrá adelante con una amplia mayoría –el Partido Popular descarta su voto en contra, según fuentes de su dirección–, fija algunos criterios básicos para la"detección precoz, control de fuentes de infección y vigilancia epidemiológica". Este marco legal establece que serán los servicios de salud de las comunidades autónomas los que habrán de garantizar las pruebas diagnósticas, tan pronto como sea posible, pero además que toda la información derivada se "transmita en tiempo y forma según se establezca por la autoridad sanitaria competente"

Las propias comunidades tendrán la obligación de comunicar al Ministerio de Sanidad "la información de casos y brotes según se establezca en los protocolos aprobados en el seno del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud". Estas guías serán de aplicación obligatoria en todo el territorio nacional, aunque cada comunidad podrá adaptarlas a sus particularidades concretas, "manteniendo siempre los objetivos mínimos acordados". En los protocolos se incluirán las definiciones necesarias para "garantizar la homogeneidad de la vigilancia, las fuentes de información, las variables epidemiológicas de interés, el circuito de información, la forma y periodicidad de captación de datos, la consolidación y el análisis de la información".

El Ministerio de Sanidad cuenta con una Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de covid-19, actualizada a 16 de junio [disponible en este enlace] . El documento remarca que el diagnóstico temprano, "uno de los puntos clave para controlar la transmisión", pasa por reforzar los equipos de profesionales de la atención primaria, "garantizando la capacidad diagnóstica y de manejo de casos desde este nivel". Las comunidades, por tanto, juegan desde el primer momento un rol protagonista en el control de los brotes locales. "Desde las comunidades autónomas se debe garantizar este diagnóstico y reforzar los centros de salud para el manejo y seguimiento de los casos", remarca la estrategia.

Como añadido, la monitorización de la epidemia "exige sistemas de información epidemiológica" que proporcionen datos diarios para la toma de decisiones. Una comunicación fluida y sin ruidos de fondo se configura como parte del engranaje. "Para ello, deben hacerse las adaptaciones en los sistemas de información sanitaria y de vigilancia que permitan a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (Renave) disponer de la información necesaria", observa el ministerio.

Cada componente de esta red, tanto a nivel estatal como en las comunidades, "debe disponer de los recursos humanos, especialmente en las unidades de vigilancia epidemiológica, y de los desarrollos tecnológicos e informáticos necesarios para la obtención y análisis continuo de los casos y para la gestión adecuada de los contactos".

Pruebas en 24 horas

El Ministerio de Sanidad considera brote "cualquier agrupación de tres o más casos confirmados o probables con infección activa en los que se ha establecido un vínculo epidemiológico". A partir de ahí, las sospechas de un posible brote van de la mano con la atención inmediata de los primeros síntomas. En este primer punto es fundamental la agilidad individual de los ciudadanos: ante cualquier signo que deslice la posibilidad de contagio, urge dar la voz de alarma. A toda persona con sospecha de infección se le realizará una prueba diagnóstica en las primeras 24 horas. En caso de que resulte negativa pero la sospecha clínica sea alta, se repetirá a las 48 horas con una nueva muestra del tracto respiratorio. Si la PCR –Reacción en Cadena de la Polimerasa– "continúa siendo negativa y han trascurrido varios días desde el inicio de los síntomas, se podría plantear la detección" mediante una prueba serológica y otras técnicas de inmunoensayo.

El protocolo del Ministerio de Sanidad advierte que, "según la evidencia actual", la Organización Mundial de la Salud (OMS) únicamente "recomienda el uso de test rápidos para determinadas situaciones y estudios con fines de investigación", por lo que este tipo de pruebas no será, de acuerdo a los consejos estatales, la primera opción para el diagnóstico.

Comunicación fluida

Si la detección es pieza fundamental, la comunicación de un caso positivo allana el camino para frenar su expansión. Los servicios de vigilancia epidemiológica de salud pública de las comunidades autónomas, agrega la Estrategia, "deben obtener la información sobre los casos sospechosos y confirmados tanto en atención primaria como en hospitalaria del sistema público y privado, así como de los servicios de prevención". De esta forma, los casos ya ratificados serán de "declaración obligatoria urgente" y las unidades de salud pública de las comunidades "las notificarán de forma individualizada a nivel estatal". Al mismo tiempo, los casos sospechosos "se notificarán de forma agregada" al Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias.

Esa notificación incluirá aspectos como el número de casos sospechosos en atención primaria, aquellos atendidos en hospitales, el porcentaje de los perfiles a los que se les ha realizado una prueba, el número de contactos estrechos confirmados como casos y la cantidad de profesionales de vigilancia epidemiológica dedicados a dar respuesta en relación al número de casos diarios detectados y a la población de referencia.

Rastreo de contactos

¿Qué ocurre cuando se confirma un caso? La mirada se sitúa inmediatamente en su entorno. Todos los casos sospechosos se mantendrán en aislamiento por un mínimo de diez días desde el inicio de la sintomatología –un periodo de tiempo inferior a las dos semanas recomendadas inicialmente– y a la espera del resultado diagnóstico. Al mismo tiempo, se iniciará "la búsqueda de sus contactos estrechos convivientes".

Los contactos estrechos son aquellos que conciernen a cualquier persona que haya proporcionado cuidados a un caso –personal sanitario o sociosanitario, pero también familiares–; toda persona que haya estado en el mismo lugar que un caso a una distancia menor de dos metros y durante más de quince minutos; también aquel individuo que haya coincidido con el paciente en un avión, tren u otro medio de transporte de largo recorrido; los ciudadanos situados en un radio de dos asientos alrededor de un caso y la tripulación o personal que haya tenido contacto con él.

Los casos que las autoridades deberán rastrear son aquellos que hayan mantenido algún contacto de este tipo en un margen temporal de dos días anteriores al inicio de síntomas y hasta el momento del aislamiento. En los casos asintomáticos pero confirmados, la búsqueda se realizará respecto a los contactos estrechos mantenidos dos días antes de la fecha de diagnóstico.

Vigilancia, control y vuelta a empezar

Cualquier persona identificada como contacto estrecho deberá ser informada debidamente. A partir de este momento, se dará inicio a una vigilancia "activa o pasiva", siguiendo los protocolos establecidos en cada comunidad. Esto servirá además para recoger "los datos epidemiológicos básicos de la forma en que cada comunidad autónoma haya establecido", además de información de identificación y contacto de las personas clasificadas como contacto.

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Los contactos recibirán entonces una orden estricta: vigilancia y cuarentena durante catorce días. Más tarde, estas personas podrán someterse a la prueba correspondiente "con el objetivo principal de detectar precozmente nuevos casos positivos". En este sentido, la estrategia más efectiva sería realizar la prueba "en el momento de la identificación del contacto, independientemente del tiempo transcurrido" desde la última interacción con el caso confirmado. Incluso en el supuesto de que resulte negativa, se recomendará mantener la cuarentena hasta cumplir las dos semanas de aislamiento.

Los contactos del positivo deben, en cualquier caso, estar localizables a lo largo del periodo de seguimiento y utilizar una habitación particular dentro de su vivienda, si fuera posible. Una de las recomendaciones durante la cuarentena de los contactos estrechos se basa en la toma de temperatura dos veces al día –de 08:00 a 10:00 horas y de 20:00 a 22:00 horas–. Pero también se aconseja la realización de tareas cotidianas no estrictamente sanitarias, como "actividades que le entretengan: leer, dibujar, escuchar la radio, escuchar música, ver televisión o navegar por internet". El fin del aislamiento podrá adelantarse si al décimo día se lleva a cabo una prueba con resultado negativo. Y en caso de confirmar el contagio, se reiniciará el procedimiento con él y se procederá a la identificación de sus contactos estrechos.

Hasta el momento, los epidemiólogos consideran que los rebrotes locales detectados no significan un aumento inesperado en la propagación del virus. Al contrario, son muestra de la efectividad en los servicios de vigilancia, claves para evitar que el peso de la crisis recaiga de nuevo sobre las espaldas de la ciudadanía.

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