La transición tranquila hacia el fin de las mascarillas: Sanidad y expertos prevén una retirada solo parcial

Mural del colectivo Sentydo ART en Oviedo sobre los besos con mascarilla.

Las mascarillas en España están de retirada, pero no será la vuelta completa al escenario previo a marzo de 2020. Aún no hay una decisión en firme, pero todo apunta a que será una retirada parcial, manteniendo su uso en los espacios interiores donde el beneficio es mayor y el coste es más asumible. Así lo apunta el último borrador en el que trabaja la Ponencia de Alertas del Consejo Interterritorial y así lo recomiendan los expertos: una transición tranquila, después de Semana Santa, que no elimine para todo esta medida de mitigación de la pandemia, quizá la más icónica y polémica, que se comunique bien y que vaya acompañada de una vigilancia que anticipe efectos secundarios indeseables.

La pasada semana, el Congreso aprobó una moción para retirar las mascarillas en interiores, con el voto a favor de uno de los partidos gobernantes, el PSOE, y gracias a la iniciativa de Ciudadanos, que asegura que la "evidencia científica" apoya el final del uso generalizado del tapabocas en pos de la "libertad". Sin embargo, no hay estudios aún que traten específicamente sobre los efectos de eliminar esta medida en el contexto actual, de circulación media del virus, variante muy contagiosa y alta inmunidad en la población europea, tanto natural como inducida por las vacunas, con especial protección de los grupos mayores y vulnerables.

Así lo explica el especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública Salvador Macip, que matiza: que no haya análisis concretos no quiere decir que no haya razones basadas en la ciencia para reducir el uso de las mascarillas a situaciones muy concretas. "Hay un montón de elementos que tenemos que ponderar. Evidencia directa no tenemos ninguna, pero hemos recibido una vacuna de mucha calidad y hemos recibido muchas terceras dosis, sobre todo en los mayores de 60 años". A ello se suma la protección ante la enfermedad grave que han recibido muchos no vacunados por la "vía complicada", explica el experto: el contagio, generalmente de la variante ómicron, durante la sexta ola de las navidades de 2021.

La inmunidad natural o artificial es también el principal argumento de los expertos de la Ponencia de Alertas, según el borrador sobre la mesa. A igual número de contagios, el SARS-CoV2 hace enfermar gravemente a muchísimas menos personas, por lo que una circulación más elevada del virus es compatible con un número de muertes bajo y una escasa saturación del sistema asistencial. Sin embargo, no hay que confiarse: "Las tasas de contagio altas siempre tienen algún impacto en las personas mayores", a pesar de las vacunas, recuerda Macip: si se dispara la transmisión, muchos grupos vulnerables podrían volver a sufrir. De hecho, puntualiza el especialista, la bajada de hospitalizaciones e ingresos en UCI por covid se está estancando en los últimos días.

Por todos estos elementos, y teniendo en cuenta que la mascarilla no es ni mucho menos la única herramienta para luchar contra la pandemia, Macip pide una retirada del tapabocas en interiores "con mucha tranquilidad", asumiendo que estamos en un escenario diferente de la pandemia, de convivencia y "gripalización", pero sin prisas que puedan salir caras. Defiende, al igual que la propuesta de la Ponencia de Alertas, su mantenimiento en espacios especialmente sensibles, como hospitales, centros de salud y residencias, así como en grandes aglomeraciones en interior, como conciertos y teatros, donde no se consume comida y bebida todo el rato, por lo que su uso es menos engorroso.

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El borrador prevé su uso obligatorio en residencias y hospitales, y su uso recomendable en puestos de trabajo donde no se pueda mantener la distancia y cuenten con poca ventilación, así como en cines, teatros, bares, restaurantes y locales de ocio nocturno. También propone que se utilice de manera obligatoria en el transporte público. En este sentido, Macip tiene dudas: los modos basados en viajes cortos y con buena ventilación (metro, autobuses urbanos) son mucho menos peligrosos que los largos (tren, autobuses interurbanos). En lo que sí hay consenso es en el escaso peligro de los exteriores, ya sea con aglomeración o no. "No se pueden generar grandes brotes de contagio", no hay relación entre eventos de masificación en las calles e incidencia, "no me preocupan lo más mínimo", sentencia el experto.

También hay unanimidad a la hora de pedirle a Sanidad una "campaña de salud pública" que explique a la ciudadanía dónde, cuándo y cómo sigue siendo recomendable utilizar mascarilla aunque no sea obligatorio. La ausencia de comunicación en la transición a la nueva estrategia de vigilancia, con el fin de los aislamientos obligatorios para los casos leves sin una mísera rueda de prensa de la ministra Darias, ha enfadado a los especialistas. No se oponen a convivir con el virus: sí a hacerlo a escondidas. "Todos estamos un poco mosqueados", asegura Macip: si la responsabilidad recae más que nunca en el ciudadano, es necesario que el ciudadano se entere de que, por ejemplo, el teletrabajo sigue siendo recomendable aunque los síntomas de la enfermedad sean muy leves.

En Europa aún es pronto para estimar las consecuencias del fin de las mascarillas, mayoritario en el continente. Ya no la utilizan Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Noruega, Países Bajos, Suecia y Polonia; y pronto se sumarán los vecinos de Italia y Portugal. Austria tuvo que dar marcha atrás en la obligación de una FFP2 en interiores; y en Reino Unido, el Gobierno de Boris Johnson recibe críticas por haber quitado todas las restricciones, ya que el país sufre ahora máximo histórico de contagios. Pero, como repiten los especialistas, es muy difícil establecer relaciones de causa-consecuencia en la pandemia. Antes, ahora y siempre. Las variantes, la distribución y la concentración urbana, el clima, los hábitos, las clases sociales, los mensajes institucionales, las vacunas e incluso el azar influyen en la transmisión. No solo las mascarillas.

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