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El nuevo Gobierno

Sánchez busca una alianza con Macron y Merkel con la respuesta humanitaria en el Mediterráneo como carta de presentación

Fernando Varela

El Gobierno está convencido de que su respuesta al drama humanitario del Aquarius, el barco que hace dos semanas rescató a 630 migrantes procedentes de Libia y al que Italia negó acceso a sus puertos, ha supuesto “un aldabonazo” en la política europea. La actitud de España ha actuado como un “catalizador” que ha puesto sobre la mesa “las obligaciones que ha de afrontar Europa”, subrayó este viernes la ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, y eso es, precisamente, lo que Pedro Sánchez se dispone a aprovechar en su primera gira europea, que comienza este sábado en París y a la que sirvió de prólogo la entrevista que mantuvo esta misma semana en La Moncloa con el presidente del Consejo Europeo, Donal Tusk, según el cual “todos podemos aprender de España cómo gestionar la migración ilegal de manera efectiva”.

Sánchez cambiará impresiones con el presidente galo, Emmanuel Macron, sobre cómo hacer frente a la crisis humanitaria provocada por éxodo de miles de personas que tratan de cruzar el Mediterráneo huyendo de la pobreza y la violencia en África y en Oriente Medio. La peripecia del Aquarius ha servido de inesperado puente entre ambos mandatarios, sobre todo después de que la actitud xenófoba del ministro italiano Matteo Servini haya dejado claro que Europa tiene un grave problema en su flanco sur. Juntos, Macron y Sánchez, comparecerán después en rueda de prensa.

Precisamente estos días un equipo de la oficina de asilo francesa está identificando y entrevistando a los 300 migrantes del Aquarius que desean viajar a Francia Aquariusy que podrán hacerlo gracias a la oferta realizada por el presidente Macron en apoyo al gesto solidario protagonizado por el Gobierno español.

La agenda del presidente español empieza en París pero no se acaba ahí. El domingo participará en una cumbre informal en Bruselas convocada por el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, preparatoria del Consejo Europeo que a partir del jueves —todavía no se sabe si con participación de Italia— debatirá las dimensiones interior y exterior de la política de migración, incluida la reforma del Sistema Europeo Común de Asilo (SECA), así como la reforma de la unión económica y monetaria. A la cita dominical han sido convocados los líderes de Francia, Alemania, España, Italia, Grecia, Bulgaria, Austria y Malta —se han sumado Bélgica, Países Bajos, Croacia, Eslovenia, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Luxemburgo—.

El drama humanitario del Mediterráneo y la actitud de Italia —celebrada por otros gobiernos europeos bien conocidos por sus políticas antiinmigración, como son de Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa— obliga a los países miembros a buscar soluciones urgentes. La Presidencia búlgara de la UE propondrá este domingo el cierre inmediato de las fronteras exteriores a los migrantes y la creación de centros especializados para ellos fuera de las fronteras europeas, una idea lanzada por Austria, Dinamarca y Países Bajos que no es del agrado de todo el mundo.

El Gobierno español, por boca del ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se ha mostrado dispuesto a estudiar los centros de migrantes, argumentando que, en función de quién los gestione y qué garantías tengan, pueden contribuir a evitar que las personas "se echen al mar".

El borrador que los líderes europeos tendrán sobre la mesa en el Consejo Europeo habla de crear estos centros para los que son rescatados en el mar, en cooperación con el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Clasificación de migrantes fuera de Europa

Su objetivo es que esas plataformas permitan clasificar rápidamente a las personas como “migrantes económicos” o personas con “necesidad de protección internacional” y, además, “reducir el incentivo de embarcarse en viajes peligrosos”.

En España, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ya ha instado al Gobierno a oponerse a esta posibilidad, por considerarla “una medida insolidaria y contraria al derecho humanitario”, informa Europa Press.

Después de la cumbre informal de Bruselas, el martes Sánchez viajará a Berlín para entrevistarse a solas con la primera ministra alemana, Angela Merkel, cuyo liderazgo está sufriendo dificultades como consecuencia de su política de asilo. Sus socios bávaros de la CDU le ha dado un plazo de 15 días para alcanzar un acuerdo europeo. De hecho, la dirección del SPD ya trabaja con el escenario de unas posibles elecciones anticipadas.

Y al día siguiente, miércoles, el presidente español protagonizará una sesión plenaria en el Congreso en busca de respaldo para las propuestas que planea defender el jueves y el viernes en el Consejo Europeo. La espinosa cuestión de los centros para migrantes será, sin duda, uno de los principales puntos de controversia.

La agenda europea del presidente español continuará el lunes en Lisboa, donde tiene previsto reunirse con el primer ministro portugués, António Costa, cuya gestión se ha convertido en un modelo de referencia para la izquierda en un continente dominado por mayorías de derechas.

Una puesta de largo internacional con la que, de paso, Sánchez pondrá fin a una tradición que se mantenía desde los primeros tiempos de la democracia y que obligaba a los presidentes de Gobierno a visitar Marruecos en su primer viaje oficial al extranjero.

Pedro Sanchez, explicó ese viernes Isabel Celaá, ya lleva varios días trabajando para construir “un eje preferente con Francia y Alemania”. Siguiendo esa línea, el ministro de Exteriores español, Josep Borrell, tomó la iniciativa en las últimas horas y se puso en contacto con los gobiernos de Malta, Italia y Francia en busca de una solución para el barco de la ONG alemana Lifeline que estos días ha rescatado a 224 migrantes procedentes de Libia y a los que las autoridades italianas han negado un puerto seguro. Borrell ha pedido a Malta que asista a los refugiados y a Italia y Francia que permitan su desembarco. A pesar de esas gestiones, a la hora de redactar esta información el destino del barco y de las personas rescatadas seguían siendo inciertos.

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