Talento a la fuga

“Veo difícil hasta encontrar unas prácticas en España”

Yessica Bonilla no dudó en hacer las maletas. Si España era incapaz de ofrecerle una salida, habría que buscarla por tierra, mar o aíre, lejos de sus fronteras. Como otros miles de españoles de la generación de la crisis, el futuro laboral de está jienense de 27 años titulada en Ciencias Ambientales, empezaba con un billete de avión rumbo a Londres, la ciudad a la que llegó hace casi tres años para “mejorar su inglés” trabajando como au pair y esquivar así el desempleo. “Pensé que, para estar parada, sería mejor irme, aprender un idioma y ganar mi dinero”, apunta. Ahora Yessica prepara su regreso a España, donde le esperan las prácticas del máster de gestión y calidad medioambiental que ha estado cursado a distancia. Con el billete de ida para su país natal en el bolsillo, explica a infoLibre el temor a enredarse en el incierto clima laboral español que dejó hace muchos meses.

Se marchó a Inglaterra como muchos otros, con la idea de establecerse provisionalmente para aprender una segunda lengua y ganar lo justo para llegar a fin de mes. “Salí de la carrera e hice un curso de monitor de medio ambiente, pero no encontraba trabajo, empecé a estudiar el inglés en España y tampoco avanzaba. Así que una amiga me aconsejó que probara como au pair. Me puse a ello un domingo y al día siguiente ya tenía una familia que me quería y me marché”, explica desde su casa de acogida.

A pesar de que, a lo largo de su estancia, Yessica sopesó en alguna ocasión el regreso, esta joven andaluza se fue cargando de motivos para prolongar su presencia en el extranjero. Casi con la misma celeridad con la que logró encontrar una familia de acogida, le llegó la oportunidad de trabajar como profesora de español en una academia de idiomas. “Empecé a mandar mi currículum a colegios, y en poco tiempo me contestó un centro donde estuve dando clases durante un cuatrimestre”, recuerda. “Luego pensé volver a España, porque estaba ya harta de la vida de au pair, pero mi inglés no era todavía muy bueno y con ese trabajo podía estudiar el máster y mantenerme, porque, aunque te pagan poco, no te haces cargo de facturas ni de comida”, algo que, según indica, le ha permitido ahorrar para regresar a España y poder enfrentarse la prácticas de su máster sin tener que recurrir a la ayuda económica de su familia.

De España a Londres y ahora de Londres a España, esta andaluza no ha dejado de mejorar su currículum mientras compaginaba la experiencia au pair con otros empleos como profesora de español en una academia de idiomas o cuidando niños. Durante sus más de dos años y medio de estancia en la capital británica, sus perspectivas profesionales crecían al ritmo que completaba su formación con un máster a distancia que ahora le obliga a regresar a España. “Vuelvo en diciembre porque necesito hacer las prácticas”, explica todavía desde Wimbledon, el selecto barrio londinense en el que reside y desde donde aún sigue remitiendo su currículum con la esperanza de encontrar el puesto de becaria que todavía no le han ofrecido. “Veo difícil hasta encontrar unas prácticas en España. Todos me responden: 'Te tendremos en cuenta', pero nada”, explica desde la frustración de alguien que se enfrenta a serias trabas, no solo para encontrar un empleo, sino para terminar su formación. “Quiero hacer las prácticas aunque no sean remuneradas”, insiste.

Decidida a regresar a su Andalucía natal, Yessica sabe que tendrá que enfrentarse a un desolador panorama laboral que no concede ninguna tregua a los ambientólogos. “De mis amigos y compañeros de promoción, si hay alguien trabajando en nuestra materia, serán una o dos personas. Los demás están o de camareros, o pensando qué harán con su vida. Están todos fatal”, explica al tiempo que reflexiona sobre las noticias que le han ido llegando de España: “Todo el mundo me advierte: 'Yessica, España está muy mal…'. Sin embargo, esta andaluza se ha propuesto sortear el pesimismo: “Quien no busca no encuentra”, dice. “Prefiero ser positiva. Creo que voy a encontrar algo”, afirma con una risa que, a pesar de todo, deja entrever la falta de confianza en las posibilidades que ofrece ahora la España de la crisis y la precariedad.

“Espero compaginar las prácticas con otro trabajo, aunque sea de camarera”, afirma consciente de que tendrá que multiplicar sus esfuerzos para conservar la independencia económica que ha alcanzado en el extranjero. “No sé… me siento mal si le tengo que pedir dinero a mis padres con 27 años”, afirma. Resuelta a evitarle esa carga a su familia, esta jienense se ha propuesto aceptar todos los trabajos extras que le ofrezcan a pocos días de abandonar Inglaterra. “Ya me gustaría disfrutar más de Londres, pero claro, necesito el dinero”, reconoce.

Yessica volverá a casa a finales de este año. Sin embargo, retorna con la misma incertidumbre con la que un día decidió marcharse al extranjero. Preocupada por las malas noticias que, pese a los discursos de la recuperación, siguen llegándole desde su Jaén natal, guarda en su bolsillo un billete de ida al que no sabe si le acabará por seguir otro de vuelta. “Siempre me quedará Londres…”

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