25N contra la violencia de género
"Vivas nos queremos"
"Ni una menos". Este ha sido el eslogan que ha encabezado la marcha contra la violencia machista en Madrid, a la que han asistido miles de personas. Desde Cibeles hasta Sol, con los gritos de "pacto de estado, compromiso real" o "no estamos todas, faltan las asesinadas", las manifestantes han criticado la falta de medidas institucionales para proteger a las víctimas y prevenir futuros casos en "cualquier escenario: en casa, en la calle, en las escuelas, en las fronteras, en los CIE, en los lugares de ocio, en los prostíbulos".
Este 25N se ha centrado en defender la abolición de la prostitución, tema que ha sido protagonista de algunos de los gritos: "prostituir es violencia", "no es trabajo, es explotación", "mi cuerpo no se vende, mi vientre no se alquila". Según las protestantes, "la prostitución es la forma más brutal de violencia patriarcal, normaliza la violencia sexual y mantiene la diferencia entre hombres y mujeres". Sostienen que el lobby detrás de la prostitución, "que apoya la regulación", oculta la criminalidad, la trata, la violencia.
En los último meses, el tema de la prostitución ha estado en un polarizado debate social y político, después de que el Gobierno diese luz verde a la creación de la Organización de Trabajadores Sexuales (OTRAS). Finalmente, la Audiencia Nacional anuló los estatutos del sindicato de prostitutas Otras el 21 de noviembre. La Justicia considera que no es "admisible" que un sindicato contemple actividades que no poseen un contrato de trabajo válido. Argumenta que, de permitirse, se estaría haciendo del proxenetismo una actividad lícita.
Además, las asistentes han explicado durante la marcha la gran brecha que existe entre los datos oficiales de feminicidios del Ministerio y los que recoge feminicidio.net –fuente de referencia no oficial–, que duplica los números. Han mencionado también el incumplimiento legislativo. El pasado 14 de noviembre, un grupo de 200 organizaciones feministas y sociales suscribieron el Informe Sombra sobre la aplicación en España del Convenio de Estambul. Su diagnóstico evidencia que las lagunas en la respuesta institucional todavía persisten. Concretamente, el grupo dibujó una veintena de reivindicaciones en materias fundamentales, como el aumento de recursos, tanto materiales, como humanos o económicos.
"No podemos permitir que las mujeres sigan siendo asesinadas, violadas, acosadas", han añadido las defensoras de derechos de las mujeres. Han señalado que tampoco hay que banalizar esta problemática "que no trata un hecho aislado, sino que atañe a toda la sociedad". También han aseverado que los abusadores, acosadores y violadores se creen impunes para delinquir, "pues el patriarcado, el sistema, les encubre".
Además de Madrid, asociaciones y organizaciones feministas han convocado movilizaciones durante todo este fin de semana en 40 ciudades y municipios de toda España con motivo del 25N. Ha habido manifestaciones en lugares del territorio nacional como València, Barcelona o Valladolid, así como en ciudades en todo el mundo, en París, Londres, Bruselas o Atenas. Se han celebrado a su vez actos y acciones simbólicas en torno a la lucha contra la violencia machista.
En Barcelona, 3.000 personas han participado en la concentración del Día Internacional por la erradicación de la violencia hacia las mujeres. El movimiento ha pedido incorporar la violencia institucional en la ley catalana para obligar a las administraciones a garantizar los recursos para la recuperación de las mujeres que han sufrido violencia, informa Europa Press. Asimismo, en Valladolid, 1.500 convocadas han reclamado la no violencia y han exigido responsabilidad institucional. "¿Culpables? ¿Responsables? ¿Cómplices?", preguntaba la pancarta inicial de la marcha en la ciudad castellana. Entre otras ciudades, València, ha denunciado "la vergüenza de una sociedad donde continúan existiendo feminicidios".
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Un 25N que pide avances en "la práctica"
Este motor social como impulso de la lucha contra la violencia machista es lo que destacan aquellas que velan por los derechos de las mujeres: la principal evolución se encuentra en la respuesta social. El avance del movimiento en las calles en los últimos cuatro años es la reacción a las sentencias de La Manada o el caso de Juana Rivas. Más recientemente, la Audiencia de Lleida, que ha condenado por abusos "ocasionales" a violadores, ha recordado y reabierto esta misma semana el debate que creó la opinión pública después del caso de los sanfermines del verano de 2016.
Este movimiento social contrasta con la falta de ejecución de medidas legislativas de 2004. La respuesta institucional hacia la problemática de la violencia de género ha sido calificado de "fracaso": los avances judiciales se quedan sobre el papel y no terminan de imponerse en la práctica.