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Marc Marginedas avisa de los bulos de Rusia: 'Sputnik', terrorismo y las ánforas milenarias de Putin

El reportero de guerra Marc Marginedas en Siria

Marc Marginedas es un reconocido periodista español que ha informado como corresponsal de guerra de multitud de conflictos en Chechenia, Irak, Afganistán o Siria, donde fue secuestrado por yihadistas del ISIS. Haber vivido once años en Rusia le confiere, asimismo, un amplio conocimiento sobre la realidad del país presidido por Vladimir Putin.

Esta amplia trayectoria ha servido a Marginedas para tener un espíritu crítico ante la información, forjando así un escudo 'anti bulos'. Aunque en el primer momento que vemos una información llamativa, asegura, todos podemos picar. En una conversación con infoLibre, el corresponsal expone diferentes noticias falsas con las que se ha cruzado y que tuvo que comprobar su veracidad.

El principal bulo trata sobre la producción y distribución de Sputnik, la vacuna rusa contra la COVID-19. “No es que me lo creyera como tal… al verlo empecé a investigar y me di cuenta de que no tenían capacidad para producirla, ni para cumplir con los contratos que estaban firmando”, explica.

Las teorías de una posible producción de Sputnik rompieron todas las fronteras y llegaron hasta España. El periodista recuerda que “se llegó a decir que Galicia produciría la vacuna” y que “Ayuso contempló negociar con Sputnik en Madrid”.

Todos estos rumores, por extraños que parecieran, tenían un objetivo: “Crear una burbuja informativa para dar la imagen de que Rusia es un país avanzado científicamente”. “Que la gente debatiera, que fuera divisorio”, fue otro de los efectos que Rusia consiguió con esta noticia falsa, nos cuenta el periodista.

Cosas incuestionables se han cuestionado gracias a periodistas que no han hecho su trabajo y sus bulos han sido reproducidos deliberadamente

Otro bulo que llamó la atención de Marginedas tiene como protagonista al presidente de Rusia, Vladimir Putin: “Fue muy embarazoso”, anticipa. En una entrevista con Oliver Stone, Putin mostró desde su propio teléfono móvil un vídeo de tropas rusas luchando contra el Estado Islámico en Siria para demostrar su compromiso contra el terrorismo.

En realidad, era un vídeo de tropas estadounidenses luchando contra los talibanes en Afganistán. “Es un bulo como una catedral”, explica el corresponsal, quien conoce muy bien Siria. Por eso, remarca que Rusia nunca se ha enfrentado al Estado Islámico, ya que cuando intervinieron fue para "acabar con la oposición a Bashar al-Ásad”.

Marginedas afirma que en Rusia el “chapucerismo” es habitual y “no pasa nada”. La credibilidad que se le da a los bulos a veces roza el chiste. Otro gran ejemplo es el que asegura que Putin se enfundó el neopreno de buzo y sacó con sus propias manos dos ánforas griegas en el mar Negro.

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Pero que los bulos se reproduzcan masivamente no es culpa únicamente de quien los lanza. Así, manifiesta que todas las personas en general y los periodistas en particular también tienen responsabilidad a la hora de compartir informaciones falsas o sospechosas de serlo. En los temas que él ha tratado, “cosas incuestionables se han cuestionado" por culpa de "periodistas que no han hecho su trabajo" y han servido de correa transmisora de las fake news.

A su juicio, el caso más notable es el de las acusaciones cruzadas sobre el uso de armas químicas en Siria. Uno de los ataques químicos más conocidos es el de Duma, en el que se usaron bombas de cloro que cayeron sobre edificios residenciales asesinando a un gran número de personas (la cifra estimada es de más de medio centenar). El ataque fue atribuido al ejército sirio por las fuerzas rebeldes de Duma y por los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Los gobiernos sirio y ruso, por su parte, afirmaron que un vídeo difundido a los medios que supuestamente mostraba las consecuencias del ataque era un montaje de la otra parte para culparles a ellos.

En medio de este choque diplomático internacional, relevantes periodistas como Robert Fisk, que fue a Duma, dijeron que "no hubo ataque”, cuenta Marginedas. Con el tiempo, explica el corresponsal, se demostró que sí existió tal ataque y, además, se atribuye al régimen sirio. “Nadie ha rectificado, pero el efecto ya está hecho”, subraya. Como conclusión, remarca un detalle en absoluto baladí: "Con los bulos, los propios que los hacen se los llegan a creer”.

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