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Lucía Méndez: "La dirección del PP está un pelín nerviosa y tiene demasiada prisa"

La convención del Partido Popular ha acaparado buena parte de la atención mediática esta semana. La sucesión de anécdotas y contradicciones vividas han dado lugar a todo tipo de comentarios e interpretaciones. La periodista Lucía Méndez (Palacios de Sanabria, 1960) está considerada una de las mejores conocedoras del mundo interno del PP, que ha seguido de cerca en las últimas décadas. En la actualidad, sigue siendo una permanente observadora de la vida política nacional. Mantiene que "no debemos dejarnos llevar por el griterío ambiental que hay, por ejemplo, en Madrid o que hay en las redes sociales, que también alimentan la polarización, no sólo en España. Esto es un fenómeno mundial". También lamenta que de la vida parlamentaria actual "lo único que trasciende hacia afuera son las palabras gruesas, son los enfrentamientos, son los insultos".

El objetivo del PP

"La convención que se celebra esta semana, me parece que tiene como objetivo la consolidación, por así decirlo, de Pablo Casado como un candidato potente, como un candidato sólido a la presidencia del gobierno. El presidente del Partido Popular lo que ha intentado es rodearse del máximo número de personas representativas del centro-derecha en España, tanto desde el punto de vista político como desde el punto de vista de pensamiento, para subrayar que el Partido Popular es capaz de volver, otra vez, a reunificar el voto que ahora mismo está disperso. Hace dos o tres de años estaba disperso entre tres partidos y ahora está disperso entre dos partidos, porque parece que Ciudadanos ha retrocedido casi de forma definitiva".

El pulso de Díaz Ayuso

"Sobre Isabel Díaz Ayuso hay tantas especulaciones, hay tantos comentarios... Me atrevería a decir, incluso, que hay un cierto culto a la personalidad, al margen de su partido. Yo creo que la presidenta de la Comunidad de Madrid es la persona que consiguió insuflar optimismo en el Partido Popular, en el sentido de que logró una gran victoria frente a laizquierda, una victoria que hace mucho que no conseguía el PP. A ella se le debe que el Partido Popular haya resucitado mucho en los sondeos. Ahora bien, las especulaciones a propósito de que está planteando un pulso al liderazgo de Pablo Casado, a mí me parece que son una interpretación claramente exagerada y especulativa".

Casado es el candidato

"Pablo Casado va a ser el próximo candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones generales sean cuando sean. No hay nadie en el Partido Popular –ni siquiera Isabel Díaz Ayuso– que le pueda disputar el liderazgo de una manera orgánica y en un congreso como corresponde. Ahora bien, que ella no tenga posibilidades de disputar el liderazgo a Pablo Casado de aquí a las elecciones generales no quiere decir que no sea un continuo dolor de cabeza para Pablo Casado y para la dirección del PP. Su protagonismo es tan grande, suscita tantos comentarios, acapara tantos focos, que a Pablo Casado se le hace difícil aparecer al mismo nivel que ella, en el sentido de que ella es, un poco, un fenómeno pop, por así decirlo. Hay una cosa muy importante: Isabel Díaz Ayuso representa exclusivamente al PP de la Comunidad de Madrid".

Una euforia exagerada

"Me parece que el Partido Popular, antes del verano, con el subidón de las elecciones y la victoria en la Comunidad de Madrid sobre la izquierda, vivió una especie de triunfo al que las encuestas acompañaron, porque también el Gobierno sufrió un desgaste, porque es obvio que gestionar una pandemia y todo lo que se ha puesto en el camino del Gobierno de coalición que preside Pedro Sánchez no es cualquier cosa. Entre el desgaste y el efecto que ha tenido la victoria de Isabel Díaz Ayuso en Madrid, pues yo creo que se analizó de una manera exagerada, en el sentido de que el Partido Popular llegó a decir que Pablo Casado ya estaba preparando sus consejos de ministros y a mí, como a muchísima gente dentro del PP, les parece que esto es muy prematuro y que hay que tener un poco de paciencia".

La política espasmódica

"La realidad política, por mucho que nos parezca espasmódica en los últimos años, tiene su lógica. Hay una lógica de asentamiento de un partido como el Partido Popular, que ha sufrido muchísimo en los últimos años. Considero que la dirección del PP se deja llevar mucho por la euforia y creo que tan equivocada era la euforia de antes del verano, como equivocado es pensar que ahora ya están recorriendo, otra vez, el camino para tener los pocos escaños que tuvieron en las últimas generales. Es verdad que el Gobierno llegó antes del verano muy cansado, muy agotado y es verdad que hubo un cambio de gobierno y este verano han pasado cosas, como que la situación en Cataluña se ha calmado un poco, y opino que es verdad que el Gobierno tiene, todavía, alguna posibilidad de jugar en el terreno y, sobre todo, dirige la situación política del país y eso le da, indudablemente, una ventaja aunque le vayan mal las cosas".

El manejo de los tiempos

"Creo que el Partido Popular tiene una historia, tiene un camino andado en la política española, tiene una historia orgánica, que es una historia de gobierno. El Partido Popular es un partido de gobierno, es un partido de estado. Tuvo unos momentos francamente dramáticos por la corrupción. Pagó la mayor responsabilidad política que se puede pagar en una democracia, que es que te echen del gobierno y que el que te eche del gobierno sea el Parlamento. Considero que más responsabilidad política, al margen de la judicial, es imposible. Lo que considero es que la dirección del PP está un pelín nerviosa y que tiene demasiada prisa. Las personas que tienen más experiencia lo que les están diciendo es que ser alternativa de gobierno no se consigue de la noche a la mañana, ni se hace en una semana o en dos. De momento, tiene una ventaja muy grande, que es que Ciudadanos prácticamente ha desaparecido, con lo cual, automáticamente, esos votos van al PP, si no todos, en su mayor parte".

La competencia de Vox

"La escisión que se produjo a la derecha del PP sigue ahí y sigue fuerte. Eso permite sospechar que, de aquí a las próximas elecciones, Vox va a seguir existiendo. El Partido Popular no podrá, previsiblemente, gobernar solo. El mayor reto que tiene el Partido Popular es pensar que tendrá que gobernar con el apoyo de Vox, si es que logran sumar una alternativa. Eso no es ni bueno, ni malo, ni regular. Esto es un hecho, que es un poco lo que afrontó el PSOE con Podemos. Hay una frase que decía Pablo Iglesias: "El miedo ha cambiado de bando". Cuando lo dijo, había un espíritu en la calle, una sensación de hostilidad hacia la derecha gobernante y ahora hay una cierta hostilidad hacia este Gobierno, que, básicamente, la rentabiliza Vox. Sigue representando el voto de protesta desde un punto de vista más radical de derechas, o el populismo de derechas, como en muchos sitios en Europa pasa".

Auge socialdemócrata en el mundo

"Habrá muchas cosas que expliquen las victorias de partidos más progresistas o más socialdemócratas estos últimos meses. Creo que sí que es verdad que estamos en un escenario muy distinto a cómo salimos de la crisis financiera que empezó en 2008 en Wall Street. De las políticas de austeridad que en ese momento se implantaron, por parte de las autoridades monetarias del mundo y por parte de la troika en Europa, no queda ni rastro. Esta pandemia ha propiciado un aumento del gasto público, como no podía ser de otra manera, porque si no nos hubiéramos ido a la porra todos en todos los países. Considero que había poca alternativa. Pero es verdad que el espíritu socialdemócrata, en cuanto a gasto público versus el espíritu neoliberal de reducción del gasto público y de reducción de impuestos, en estos momentos, es la política que recorre el mundo, incluso apoyada por organismos que antes apoyaban justo lo contrario, como puede ser el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Foro de Davos o el Banco Central Europeo".

El Gobierno de coalición

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"Es muy evidente que el Gobierno está sufriendo un desgaste. Contrariamente a la opinión general, creo que Unidas Podemos está jugando un papel muy desestabilizador, en el sentido de que no asume una parte del Ejecutivo. No es obligatorio formar parte del Gobierno. Si uno no quiere representar al poder ejecutivo, uno está en el parlamento y apoya al Gobierno desde allí. Si uno está en el Gobierno, tiene unas responsabilidades y unas obligaciones que no puede dejar de cumplir ni aunque se llame Podemos, ni aunque se llame Unidas Podemos. Esta costumbre que se ha instalado, según la cual los ministros de Unidas Podemos presionan públicamente para que los ministros del PSOE asuman determinadas medidas de tipo social, me parece un combate que desgasta al Gobierno. Lo que el ciudadano aprecia, me parece que es un poco de falta de seriedad en el funcionamiento del Gobierno".

Deterioro debate político

"A mí me parece que hay muchas voces que están diciendo que ese camino no es el más positivo para la evolución de un país, ni para la situación de una sociedad que realmente está profundamente conmocionada, con secuelas económicas, secuelas sociales y secuelas emocionales de la pandemia, de lo que hemos vivido. Creo que esos traumas que todavía nos quedan, me parece que igual que afectan a los ciudadanos, también afectan a la clase política. Los elementos de la pandemia tienen mucho que ver con que, en este momento, el debate político sea una refriega que alcanza unos niveles, de vez en cuando, que al ciudadano le dan un poco de vergüenza, como nos dan a todas las personas a las que no nos gusta este tipo de actuación política. Hay muchas personas a las que esto no les gusta, evidentemente, y yo me encuentro entre ellas".

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