Estrella Pérez: "Nunca he sido muy besucona, pero cuando acabe todo esto voy a repartir besos a diestro y siniestro"

Con poco más de 80 habitantes, la media de edad en Fuentenebro (Burgos), uno de los reflejos de la España vaciada, es tan elevada que convierte a Estrella Pérez, con treinta y siete años, en la más joven de la localidad [aquí puedes leer íntegra su historia]. En las últimas semanas, desde que declaró el estado de alarma, se ha convertido en hija, hermana, sobrina, amiga, compañera: es el brazo en el que apoyarse y el número al que llamar para muchos de sus vecinos.

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Nadie se lo pidió, pero lo hizo: como el supermercado más cercano está a veinte kilómetros, hace la compra semanal a cuarenta y tres casas: "No quería que se pusieran en riesgo sin motivo, ¿para qué iban a salir a comprar si podía ir yo?".

Un mes y medio después, Estrella continúa ayudando a sus vecinos aunque asegura que las medidas de confinamiento por el estado de alarma en los pueblos de la España vaciada como Fuentenebro quizás sea excesivo. "Aquí somos 80 habitanetes, es muy díficil que nos crucemos", afirma la benjamina de esta pequeña localidad en la Ribera del Duero. "Necesitan relacionarse. Están solos continuamente y no pueden salir ni a hablar con la vecina", asegura y explica que aunque son "personas de riesgo" y "tienen mucho miedo" para que se encuentren todos por la calle necesitan "hacer una quedada". "En la vida real, nunca hemos coincidido todos en la calle", reconoce Estrella.

Sobre su labor estos días, explica que siempre ha tenido "dentro" algo que le impulsa a decir "¡corre, corre, reaccciona, ayuda, ayuda!": "Es algo que nace de mi corazón". Durante estas semanas confiesa que ha aprendido "bastantes cosas", y también le ha hecho "ser mejor persona". "No he sido muy besucona", agrega, "pero cuando acabe todo esto voy a repartir besos a diestro y siniestro"