¡La banca siempre gana! Helena Resano
Leí la Encíclica de León XIII, Rerum Novarum, en mi primer año de realización de tesis doctoral, que versó sobre el principio de subsidiariedad. “Probablemente podemos situar el nacimiento de la doctrina social de la Iglesia Católica en la encíclica papal Rerum Novarum”, escribía por entonces (1997). Estaba hablando, concretamente, de los orígenes del principio de subsidiariedad, que es el epicentro de la encíclica en cuestión. Me tocó, además, leer unas cuantas otras, como por ejemplo, Quadragessimo Anno, de Pio XI, en la que se desarrollaba y clarificaba algo más el contenido de dicho principio. A partir de ahí desarrollé una especie de obsesión por el estudio de la teología, que claramente ha perdurado hasta la actualidad.
Al leer algunas de las cosas que se han escrito últimamente, con ocasión de la entronización de León XIV como Papa de la Iglesia Católica (no lo olvidemos, el Estado de la Ciudad del Vaticano adopta la forma de monarquía absoluta de base electiva, a cuya cabeza está el Papa, por lo que el Papa es a la vez el líder espiritual de la Iglesia Católica y el Monarca absoluto del Estado Vaticano), sobre la encíclica Rerum Novarum, creo que quizá sea oportuno clarificar alguna que otra cuestión.
En primer lugar, es importante señalar que el hecho de que la Iglesia Católica lanzara a través de Rerum su doctrina social, no significa que la doctrina fuera especialmente social, en el sentido de progresista, como parece que se está afirmando por parte de algunos autores y periodistas. De hecho la doctrina social de la Iglesia Católica es en realidad bastante conservadora; al menos, en Rerum. Hay que recordar que Rerum se escribe exactamente en 1891, es decir, en una etapa marcada por profundas transformaciones sociales y económicas como consecuencia de la segunda Revolución Industrial y la emergencia y expansión del marxismo en toda Europa. La Iglesia Católica, concretamente León XIII, concernido fundamentalmente por el ascenso del marxismo, decidió tomar posición en este debate a través de Rerum Novarum, sobre todo ante la situación de altísima tensión social que se estaba viviendo en esos momentos, que ya presagiaba el estallido posterior de la I Guerra Mundial.
Por tanto, como digo, una cosa es que Rerum tome posición sobre estas cuestiones, y otra es tildar a la Encíclica de progresista. En efecto, en Rerum Novarum se dicen cosas como las siguientes: “Querer que [el Estado] penetre a su arbitrio hasta la intimidad de los hogares es un error grave y pernicioso. Cierto es que, si una familia se encontrara eventualmente en una situación de extrema angustia y carente en absoluto de medios para salir de por sí de tal agobio, es justo que los poderes públicos la socorran con medios extraordinarios, porque cada familia es una parte de la sociedad. Cierto también que, si dentro del hogar se produjera una alteración grave de los derechos mutuos, la potestad civil deberá amparar el derecho de cada uno; esto no sería apropiarse los derechos de los ciudadanos, sino protegerlos y afianzarlos con una justa y debida tutela. Pero es necesario de todo punto que los gobernantes se detengan ahí; la naturaleza no tolera que se exceda de estos límites”.
Además, en relación con los sindicatos, que estaban emergiendo en esos momentos en toda Europa como una importantísima fuerza social de intermediación, se dice: “Efectivamente, el número de las más diversas asociaciones, principalmente de obreros, es en la actualidad mucho mayor que en otros tiempos. Existe, no obstante, la opinión, confirmada por múltiples observaciones, de que en la mayor parte de los casos están dirigidas por jefes ocultos, los cuales imponen una disciplina no conforme con el nombre cristiano ni con la salud pública; acaparada la totalidad de las fuentes de producción, proceden de tal modo, que hacen pagar con la miseria a cuantos rehúsan asociarse con ellos” (mi énfasis).
'Rerum Novarum' ofrece un principio ordenador de los desajustes que está experimentando la sociedad, que es el principio de subsidiariedad
A partir de ahí, Rerum Novarum ofrece un principio ordenador de los desajustes que está experimentando la sociedad, que es el principio de subsidiariedad. Aunque la Encíclica no lo menciona expresamente, se dice en ella: “No es justo, según hemos dicho, que ni el individuo ni la familia sean absorbidos por el Estado; lo justo es dejar a cada uno la facultad de obrar con libertad hasta donde sea posible, sin daño del bien común y sin injuria de nadie”. Es decir, se plantea un modelo en el que la unidad mínima de organización social es la familia (no el individuo). A partir de ahí, la Encíclica ve, al menos hasta cierto punto, con sospecha todas las organizaciones civiles que vayan más allá de la propia familia, aunque las tolera cuando ellas son “eficaces” para el bien común. El principio de subsidiariedad es pues profundamente conservador. Tiene una vertiente esencialmente negativa, lo que significa que se deja a su libre albedrío a la sociedad civil, de tal manera que el Estado interfiera en ella lo menos posible. Solamente cuando es estrictamente necesario podría el Estado intervenir, acudir al socorro y ayuda de la sociedad civil y en particular de su unidad básica, la familia.
Rerum marca el inicio de un debate en la Iglesia Católica sobre la llamada cuestión social, en la que se pone por delante al principio de subsidiariedad, un principio que pretende, fundamentalmente, limitar lo máximo posible la intervención de los poderes públicos en la sociedad. La subsidiariedad apuesta de manera decidida por la autonomía y la libertad social, que se entiende amenazada por los constantes embates de un Estado que ya en esa época empezaba a ser omnipresente. Fue una buena noticia que la Iglesia Católica llamara la atención en su momento sobre la pésima situación de la clase obrera a finales del siglo XIX. Pero no arrojemos al bebé junto con el agua de la bañera: de ahí a decir que Rerum es poco más o menos que un panfleto de izquierdas, y que León XIV es un Papa progresista, al haber elegido precisamente ese nombre por León XIII, el autor de Rerum, va verdaderamente todo un océano.
____________________
Antonio Estella es catedrático Jean Monnet "ad personam" de Gobernanza Económica Global y Europea en la Universidad Carlos III de Madrid.
Tu cita diaria con el periodismo que importa. Un avance exclusivo de las informaciones y opiniones que marcarán la agenda del día, seleccionado por la dirección de infoLibre.
Quiero recibirlaDoña María Moliner: 'Hasta que empieza a brillar'
Ana María Shua y su 'Cuerpo roto'
Cartas de Maruja Mallo
¡Hola, !
Gracias por sumarte. Ahora formas parte de la comunidad de infoLibre que hace posible un periodismo de investigación riguroso y honesto.
En tu perfil puedes elegir qué boletines recibir, modificar tus datos personales y tu cuota.