Festivales

Cultura de primera a precios de mercadillo

La banda andaluza Supersubmarina, que dará un concierto en el festival.

Cultura Inquieta es un festival de música. O no. Es un festival de las artes. De teatro. O era de cine. No, no. Cultura Inquieta es todo eso. Y sí, alguna que otra cosa más. Con un cartel en el que destacan nombres como Supersubmarina, Richard Bona, Juan Perro y la Zarabanda o Robert Cray en el primer apartado; el fotógrafo Chema Madoz en el segundo; Faemino y Cansado en el tercero y una buena selección de proyecciones en el último, el certamen, que este año pone en su tarta cuatro velas, regresa a Getafe impulsado por el mismo viento que soplaba en su nacimiento: ese que les empuja a ofrecer Cultura de calidad a precios de saldo.

“Hacemos un festival muy ecléctico, porque entendemos que si te gusta la música también te gusta el teatro, o la pintura”, explica Juan Yuste, el director del certamen, que esta edición se celebra entre el 3 y el 21 de julio en el campus de la Universidad Carlos III de la localidad madrileñaUniversidad Carlos III. ”Aunque la música es la médula espinal, y tenemos de todo: blues, jazz, funk…”. Con nombres “de primera división”, la “condición perentoria” e inexcusable para la organización es la de “rompernos la cara por tratar de democratizar y popularizar la Cultura, más aún ahora. Todos los ciudadanos tienen derecho a disfrutar de la belleza”.

El abono para las tres semanas de festival, que da acceso a una docena de conciertos, cuatro obras de teatro, recitales, proyecciones, talleres y conferencias, cuesta 55 euros. Eso sí, está limitado a los primeros 300 compradores. Y la entrada diaria vale 6 sin incluir los conciertos, cuyos precios oscilan entre los 8 y los 14 euros. “Como productores, la subida del IVA nos ha picado mucho y mal”, se lamenta Yuste. “Ahora tenemos que hacer virguerías para no estrellarnos, y honestamente, si ponemos los precios tan bajos es porque estamos como cencerros, y porque a los artistas no les queda otra, porque si no, no hay bolos”.

Ante este panorama “dantesco” en el que se está dinamitando la Cultura, ellos insisten en auparla porque, dice Yuste, “se están imponiendo unos discursos que nos aboban, y nosotros reivindicamos la capacidad de la Cultura para emocionar, para dar una bofetada, para agitar y crispar”. Una posible solución, cree el director, sería contar con el espaldarazo del sector privado, una vez que el público ha abandonado el barco a la deriva. “Las grandes compañías deberían ser los mecenas del siglo XXI”, dice Yuste. La trampa: que el Gobierno sigue sin pasar la muy cacareada Ley de Mecenazgo, que haría posible conseguir desgravaciones por el apoyo a las artes. “Y así, en esta situación, es complicado conseguir esponsor”.

Ellos cuentan con el respaldo del Ayuntamiento de Getafe, que les apoya con una aportación de cerca de un tercio del presupuesto total. “El discurso que nos hacemos a nosotros mismos es que si ponemos las entradas para ver a Richard Bona a 14 euros en vez de a los 40 que costaría normalmente, en vez de venir solo una persona, vendrá también el amigo o la madre”, dice Yuste. “Aunque la realidad es más depredadora que todo eso”. De ahí que lance su llamamiento a un público “de los cero a los 99 años”. “El pasaporte nos importa poco. Lo que es imprescindible son las ganas de emocionarte desde la educación, el respecto o el buen rollo”, zanja. "Y estamos  a 20 minutos de la Puerta del Sol, así que la gente debería aprovecharse: no siempre se tiene una oferta cultural de primera por dos duros". 

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