El nuevo gobierno de Lecornu es como una mala película de los domingos por la tarde
El domingo 12 de octubre por la noche se anunció la composición del segundo gobierno de Sébastien Lecornu, siete días después de una primera versión que provocó la ruptura de la coalición en el poder, la dimisión del primer ministro y su posterior renovación en el puesto por decisión presidencial.
El elenco revelado por el Elíseo debía ser el de la “renovación”, las “rupturas” y las “sorpresas”, a juzgar por el lenguaje utilizado por el ejecutivo en los últimos días. Sorpresa: da un papel destacado, e incluso un poco más, a los fieles de Macron. Gérald Darmanin repite en el ministerio de Justicia, al igual que sus colegas Jean-Noël Barrot (Asuntos Exteriores), Amélie de Montchalin (Cuentas Públicas), Rachida Dati (Cultura), Aurore Bergé (Igualdad), Benjamin Haddad (Europa) y Philippe Tabarot (Transportes).
Roland Lescure (Economía y Finanzas), Mathieu Lefèvre (trasladado a Transición Ecológica), Naïma Moutchou (que sustituye a Manuel Valls en Ultramar) y Marina Ferrari (Deportes y Juventud), que ya formaban parte del efímero gobierno del 5 de octubre, han conservado sus puestos. Catherine Vautrin, por su parte, pasa de Asuntos Sociales a Defensa. Por último,regresan al Gobierno cinco ministros : Françoise Gatel (Ordenación del territorio), Laurent Nuñez (Interior), Philippe Baptiste (Enseñanza Superior), Maud Bregeon (Portavoz) y Charlotte Parmentier-Lecocq (Discapacidad).
Resulta pues difícil percibir el aire de ruptura que pregona Lecornu. Incluso las condiciones en las que se ha formado este equipo ministerial reflejan el control del presidente de la República sobre la escena interna. Durante el fin de semana se perfilaba un aplazamiento del anuncio hasta el lunes o el martes, pero Macron aceleró repentinamente el calendario y lo comunicó a la prensa. “Macron quiere un Gobierno esta noche”, titulaban los canales de información continua el domingo por la tarde, informados por el Elíseo.
Lo que siguió no fue menos revelador: Lecornu fue convocado al Elíseo poco después de las 18:30 y estuvieron montando juntos el gobierno hasta la publicación del comunicado presidencial, a las 22:00. Más de tres horas de reunión y un jefe de Estado omnipresente, dos días después de haber anunciado que daba “carta blanca” a su primer ministro.
Novedades muy macronistas
Como era de esperar, la lista de nuevos ministros da protagonismo a los allegados al presidente de la República. Su exasesora diplomática, Alice Rufo, será la segunda de Catherine Vautrin en Defensa; el diputado David Amiel, asesor de Macron desde 2015 en el ministerio de Economía, hereda Función Pública. La diputada macronista Stéphanie Rist también entra en el gobierno, al igual que la eurodiputada del MoDem Marie-Pierre Vedrenne.
El entorno de Lecornu intentó, mediante mensajes filtrados a la prensa el domingo por la noche, desviar la atención de estas innumerables señales de continuidad: su gobierno destaca, aseguró Matignon, por una “mezcla de personalidades de la sociedad civil y jóvenes parlamentarios”. Pero los hechos son tozudos y dan, como pocas veces, una impresión de déjà vu.
En lo que respecta a las personalidades atraídas desde fuera del mundo político, la apuesta del segundo gobierno de Lecornu es una repetición de la que ya hizo Macron en 2017: llevar a altos funcionarios y directivos de empresas a asumir responsabilidades ministeriales. Las “caras nuevas” de entonces se llamaban Élisabeth Borne, Muriel Pénicaud o Jean-Michel Blanquer.
La Asamblea Nacional podría examinar, a partir del jueves 16 de octubre, las primeras mociones de censura presentadas por la oposición
Hoy se llaman Jean-Pierre Farandou, presidente de la SNCF (la Renfe francesa, ndt), que será sustituido en las próximas semanas por Jean Castex, y que hereda el ministerio de Trabajo y Solidaridad; Monique Barbut, expresidenta de WWF Francia, nombrada para Transición Ecológica; Serge Papin, exdirector de los supermercados U, que se ocupará de Comercio, Pymes y poder adquisitivo.
Con 68, 69 y 70 años respectivamente, a estas tres últimas personalidades reconocidas en sus respectivos campos se les ofrece, antes de jubilarse, la oportunidad de ocupar un cargo ministerial que quizá faltaba en su CV. Pero, ¿por cuánto tiempo? A diferencia del anterior, este equipo gubernamental debería durar por lo menos hasta el traspaso de poderes, previsto para el lunes 13 a mediodía. También parece alcanzable la fecha límite del primer Consejo de Ministros, convocado para el martes 14 a las 10 de la mañana.
Lo que venga después parece menos seguro. La Asamblea Nacional podría examinar, a partir del jueves 16 de octubre, las primeras mociones de censura presentadas por la oposición. Gran parte de los grupos de la oposición, tanto de izquierdas como de extrema derecha, ya han manifestado su voluntad de derrocar a Lecornu, por lo que el destino político de este último pende de una veintena de votos de diputados.
Para el PS, solo malas señales
Para ocuparse de las relaciones con el Parlamento, el primer ministro ha nombrado a Laurent Panifous, presidente del grupo Libertades, Independientes, Ultramar y Territorios (Liot) en la Asamblea. Una forma, tal vez, de ganarse la benevolencia de esos diputados, cuyo voto constituye una de las incógnitas de los próximos días.
La otra gran cuestión es la actitud del Partido Socialista (PS), al que le costará mucho encontrar motivos para ser benevolente con el reparto de cargos revelado el domingo. El nombramiento de Laurent Panifous, un exsocialista disidente que se negó a formar parte del grupo PS, no contribuye precisamente a mejorar las relaciones entre el ejecutivo y el partido de Olivier Faure, que se limitó a escribir “Sin comentarios...” en la red social X en cuanto se anunció el gobierno.
Tan a la derecha como los anteriores, el gobierno Lecornu II cuenta con feroces opositores a la suspensión de la reforma de las pensiones reclamada por el PS y tiene como portavoz a una ministra, Maud Bregeon, que había prometido censurar un posible gobierno dirigido por el socialista Olivier Faure. Como símbolo, los últimos ministros afiliados al PS abandonan el gobierno, una semana después de François Rebsamen: es el caso de Manuel Valls, Juliette Méadel, Agnès Pannier-Runacher o Élisabeth Borne, cuya permanencia se esperaba en Educación Nacional, que finalmente recae en el alto funcionario Édouard Geffray.
Servir en un gobierno no borra los valores ni los principios que guían el compromiso de toda una vida
La piedra angular de la misión de Sébastien Lecornu, que es la aprobación de los proyectos de ley de finanzas para 2026, no parece haber avanzado más ahora que se conoce la composición del gobierno. Y las preocupaciones no vendrán solo de la izquierda: el nombramiento de seis representantes del partido Los Republicanos (LR) ha provocado la ira de Bruno Retailleau, presidente de esa formación de derechas, que había hecho constar en el comité político la no participación en el gobierno.
Una consigna ignorada por Annie Genevard, presidenta de la comisión nacional de investidura (CNI) del partido y dirigente destacada de LR, confirmada en el ministerio de Agricultura. “Servir en un gobierno no borra los valores ni los principios que guían el compromiso de toda una vida”, justificó la diputada en una publicación en X en la que se describe como “plenamente fiel al partido”.
Los diputados Vincent Jeanbrun, Sébastien Martin y Nicolas Forissier, todos ellos miembros del grupo dirigido por Laurent Wauquiez en la Asamblea, también forman parte del nuevo ejecutivo. La dirección de LR reaccionó pocos minutos después del comunicado del Elíseo anunciando que los seis ministros miembros del partido “ya no [podían] seguir reivindicando su pertenencia a LR” y dejaban sus funciones en sus órganos de dirección. Entre ellos se encuentra Rachida Dati, que sin embargo había sido oficialmente nombrada por el partido candidata para las elecciones municipales de París.
Como símbolo de la precariedad sin precedentes en la que se instala el nuevo gobierno, Matignon pidió a los ministros que organizaran ceremonias de traspaso de poderes “sin prensa, sin discursos, sin invitados externos”, una novedad.
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“Un consejo para los recién llegados: no desempaquetéis vuestras cajas demasiado rápido”, ironizó la presidenta del grupo de La Francia Insumisa en la Asamblea, Mathilde Panot. Por su parte, la líder del grupo parlamentario de la Agrupación Nacional (RN), Marine Le Pen, mostró su certeza de que “el Gobierno será censurado”, pidiendo una rápida disolución. “Es la hipótesis más probable”, había declarado unas horas antes Olivier Faure en La Tribune dimanche. El primer secretario del PS debe anunciar el martes, tras la declaración de política general del primer ministro, la posición de su grupo. Esta determinará, en gran medida, la esperanza de vida del gobierno de Lecornu.
Traducción de Miguel López