La abuela fuma

Verónica Barcina Téllez

Nunca pensé que la extrema derecha pudiera tener razón y mucho menos que yo se la diera. Jamás compartí lo que se me antojaban delirios demenciales, ni llegué a comprender cómo era posible que millones de personas hayan seguido, y sigan, a tanta insensatez mezclada con odio, sectarismo y cierta dosis de violencia, por ahora verbal. Daban miedo. Pero me he tenido que rendir a la evidencia, impensable hasta ayer, de que tenemos un enemigo que viene de allende las fronteras dispuesto a robarnos a los españoles la Sanidad, la Educación, la Cultura, el idioma y los puestos de trabajo. ¡Qué ceguera!

Un extranjero violento ha amenazado al Estado Español utilizando los métodos de las mafias que campan por sus tierras: “España tiene que pagar si no quiere que le ocurra algo malo”. En otras palabras: “La bolsa o la vida”, mientras se señala un bulto bajo el sobaco y simula con el índice el afilado recorrido de una navaja de un lado al otro del pescuezo. Con la piel erizada y un escalofrío recorriendo mi espalda, paralizada, temí lo peor y contuve la respiración esperando que, en lugar de exigir la bolsa, amenazara con un cambio de régimen en mi país a su estilo, con muerte y devastación.

El rústico Abascal, la bronca Ayuso y el mindundi Feijóo han unido sus voces y se han ofrecido al Gobierno para una resistencia numantina al asedio del enemigo extranjero de la Patria

Estoy orgullosa de los ultrapatriotas que han puesto pie en pared para rechazar al enemigo de España y defender, hasta la muerte si se tercia, los Servicios Públicos, las pensiones y los puestos de trabajo de los españoles amenazados por el demente que pretende vendernos sus armas y su energía fósil para financiar sus guerras y genocidios. Dos lagrimones me han brotado al ver que el rústico Abascal, la bronca Ayuso y el mindundi Feijóo han unido sus voces y se han ofrecido al Gobierno para una resistencia numantina al asedio del enemigo extranjero de la Patria. Hasta el señor X de los GAL, el hermano de Juan Guerra, Page y Lambán han cerrado filas con el Gobierno.

Reconforta ver la celeridad del CGPJ para denunciar la amenaza a la Patria en las instancias internacionales, que la judicatura haya pospuesto su estrategia golpista y que los Peinado y Hurtado de turno hayan dejado sus prevaricaciones a un lado por el interés supremo de la Nación, todo un logro en uno de los aparatos del Estado más inmovilistas y retrógrados. Así mismo, ha sorprendido la postura unánime de noticiarios, tertulias, prensa y redes sociales denunciando el matonismo y exigiendo respeto a la soberanía nacional. Incluso la Zarzuela, en un histórico, histriónico e histérico esfuerzo, ha dicho que Su Majestad hará una declaración de condena desde el real veraneo en Marivent. 

La dicha ha alcanzado cotas cercanas al éxtasis al ver que la Conferencia Episcopal ha denunciado, en homilías leídas en las iglesias del país durante tres días, al matón que ha amenazado con condenar a más hambre y miseria a las capas más desfavorecidas de la población. Me enorgullece la actitud firme de la CEOE, la CEPYME y las empresas del Ibex promoviendo asambleas en los centros de trabajo para explicar a los trabajadores que la patronal asume el artículo 128 de la Constitución, “Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general”, ante la amenaza del loco extranjero.

Me lo advirtieron a lo largo de toda mi vida: las drogas afectan a las personas hasta perder la noción de la realidad, como la religión y el fútbol. Nunca pensé que lo diría, pero reconozco, a la vejez, que debo dejar a un lado la marihuana.

________________

Verónica Barcina es socia de infoLibre.

Nunca pensé que la extrema derecha pudiera tener razón y mucho menos que yo se la diera. Jamás compartí lo que se me antojaban delirios demenciales, ni llegué a comprender cómo era posible que millones de personas hayan seguido, y sigan, a tanta insensatez mezclada con odio, sectarismo y cierta dosis de violencia, por ahora verbal. Daban miedo. Pero me he tenido que rendir a la evidencia, impensable hasta ayer, de que tenemos un enemigo que viene de allende las fronteras dispuesto a robarnos a los españoles la Sanidad, la Educación, la Cultura, el idioma y los puestos de trabajo. ¡Qué ceguera!

Más sobre este tema