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Carta a cualquier político: hablando claro

César Moya Villasante

Quiero manifestaros el problema que estamos viviendo en el mundo en general y en España en particular porque alguna vez hay que hablar claro.

Vivimos en un sistema económico al que yo denomino simplemente El SISTEMA al que nadie se puede oponer porque es el único que existe. Un sistema muy bien ideado para que el único poder que exista sea el dinero o, como lo llaman aquellos que viven felices con él, los mercados. Un apelativo que me recuerda a ese momento que se recoge en los Evangelios en el que Jesucristo expulsa a los mercaderes del templo de mala manera. Eran corruptos. Y ese es el actual sistema, corrupto total, pero como único poder, porque ya se han encargado de que aquel Jesús no vuelva a aparecer por aquí. Y eso que en España muchos que le adoran son los mejores practicantes del sistema.

Yo soy antisistema, claramente, porque creo que esto puede acabar en un desastre. Y llamo desastre a un esperpento económico en donde solo un lobby o un señor incluso, acabe siendo el único propietario de todo el dinero del mundo. Las OPA, s lo pueden hacer posible. O bien en un conflicto social religioso terrorista que nos lleve a un fin indeseado. Y esto que escribo no creo que sea exagerado viendo cómo está el mundo.

Pues bien, viendo esto la política ha dejado de existir, mal que os pese a todos, porque los únicos que deciden casi todo de nuestras vidas son Apple, Amazon, Google, Samsung y demás poderes que hacen con nosotros lo que quieren. El cómo lo hacen, es fácil explicar. Se juega con la financiación de los países y gobiernos dejando que la deuda aumente con la derecha política, afín al sistema y, por lo tanto, con un trabajo sucio adecuado para no romper el cauce que hay que seguir, y se corta la financiación cuando quiere entrar la izquierda a hacer esas bobadas típicas de ellos en ayudas sociales o cosas parecidas.

Yo sé que vosotros, los políticos, no tenéis a culpa de lo que han generado esos grandes poderes que no tienen nombre pues son los mercados, amigo, como dijo un día Rato en una comparecencia para justificar cosas que pasan después a segundo plano pero que justifican la política. Y no dudo que muchos de vosotros actuáis con la mejor de las intenciones, con nobleza y tratando de hacer mejoras en la sociedad. Pero, precisamente os habréis dado cuenta de que desde que llego Rajoy al gobierno no se cumplió aquello de que la política es para mejorar la sociedad. Pues bien, con él empeoro todo. Y no solo por su culpa, pero se prestó al juego, porque es una persona con demasiada experiencia y sabía por dónde iban las cosas cuando empezó a gobernar, o lo que sea que hizo, pues yo no lo calificaría con esa palabra. Por supuesto no era mi tipo. Pero tampoco le quiero culpar de todos los males del mundo, ese que ahora dirigen personas cuyos nombres no conocemos porque se esconden detrás del mercado. Pero dejó correr el tiempo sin hacer nada, que es lo que, en el fondo, hacen todos los mandatarios actuales, pero disimulando algo más, metiéndose en polémicas que parecen políticas pero que, al fin, no van más que en satisfacer a esas grandes empresas o poderes. Así de claro.

Así resulta que la política ha cambiado su estatus en el mundo. Al no poder arreglar los problemas de la sociedad se transforma en un puesto de trabajo, y aquí ya vuelvo a nuestro país, que está muy bien remunerado y no tiene responsabilidad ninguna según hemos visto en multitud de escenas judiciales cuando se les pregunta por hechos corruptos, en donde nadie sabe nada. No se si vosotros os dais perfecta cuenta de lo que pasa porque quizá vivís en un mundo de yupi que os despista de la realidad. Pero lo único que ahora se hace es distribuir el dinero de alguna forma, con lo cual, la ideología cumple una mínima tarea. La que te deja el presupuesto cerrado desde lejanas montañas, como diría Jose Mari. Por ello solo asistimos, en exclusiva, a enfrentamientos entre partidos para cualquier cosa.

El insulto o la critica hacia lo que ha hecho o quiere hacer el otro es la única tarea. El “y tu más” produce hastío y a cualquier con dos dedos de frente se le hace insoportable el continuo toma y daca sin arreglar ni un solo problema real: La demografía, la migración, las pensiones, la relación trabajo/salario para el futuro, la adaptación a las nuevas tecnologías en la educación infantil y adolescente, la política del agua en un mundo de sequias, el uso de energías renovables , la recuperación de nuestros jóvenes en I+D  en un país de los más creativos del mundo, quizá el que más.   Y no es cosa de seguir porque sería interminable los asuntos que están ahí y de los que se habla infinidad de veces, pero para nada. Porque siempre hay alguien que se opone a lo que propone otro y se encalla a mitad de camino parlamentario, No digamos en el tema nacionalista con dos ideologías enfrentadas al español profundo que aun no ha entendido que la España una es inviable y hay que dar cabida a los distintos sentimientos que antes de la guerra civil ya existían y con aquella batalla se profundizaron más, aunque estuvieran 40 años tapados.

Con todo lo que digo que lo sabemos todos los habitantes de este país hay que reaccionar para que la política sirva para algo. Soñar en que se pongan de acuerdo los partidos para algo es inviable cuando todos luchan por sus votos únicamente engañando a los votantes para que crean que no es un teatro. Ver a los partidos de la derecha, varios ya, haciéndose la oposición pensando lo mismo en casi todo, producen ganas de reír, por no llorar. Pero eso es lo que hay y que es necesario transformar con urgencia. Si la economía viene decidida desde fuera, hagamos un esfuerzo para presentar a la sociedad una situación política abierta en la que se ofrezcan posiciones reales para el país, dejemos nos de insultarnos unos a otros que no es más que una mala obra cómica, y copiemos en algo a aquella España del 78 que logró reunir a casi todos para generar un nuevo proyecto, una nueva Constitución, un nuevo país moderno que se coloque a la cabeza del mundo porque podemos.

Para ello hay que crear un modo de enseñanza que devuelva a nuestros jóvenes aquellos valores humanos hoy muertos, como la teoría del esfuerzo, por ejemplo. Hoy cualquier inmigrante es capaz de trabajar horas y horas para conseguir su sustento en una tienda cualquiera de España y aquí ya no nos parece correcto, pero el esfuerzo por conseguir algo es lo único que vale. No puedo ver a mis nietos todos el día con el móvil o la tablet en la mano viendo no se que cosas. Hay que enseñar a los jóvenes lo que es la ética y no eso que explica un politico barato en la tele y que haya gente que se lo crea, lo que es la dignidad de la persona, la deontología profesional, la solidaridad con aquel que viene con buena voluntad a ganarse el pan con esfuerzo por lo que muchos les consideran el enemigo porque nos quitara el puesto de trabajo. Y es verdad que lo hará si nosotros no lo queremos.

En fin, señores políticos, deberíais empezar a hacer la nueva política. Porque esa vieja del enfrentamiento continuo para verlo por la tele no es más que un Sálvamede aún peor contenido. Y además hace inviable cualquier decisión seria. Más de un inmigrante de esos que llamamos “el chino de la esquina” nos estará observando pensando: “Vosotros seguir así que nosotros ya lo arreglaremos trabajando duro”. Y además que el trabajo duro que comento ya no es tan duro, es el de las ideas, la creatividad típica de un español que se esta echando a perder por culpa de los políticos.

Cuando escribo estas líneas veo que la huelga de Ryanair crea un gran problema en España. Y esos españoles tan españoles nacionalistas no dicen nada. Porque hemos dejado invadirnos sin hacer nada. Las fronteras están abiertas pero las ideas deberían ser nuestras. Menos banderas e himnos y más ganas de hacer lo que otros nos están enseñando. _______________César Moya Villasante es socio de infoLibre.

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