El Cristo de las tres caídas
Tengo problemas con los chinos, con los pantalones. No sé en qué momento ni por qué sustituí los jeans por los chinos regular. Ni pajolera idea, no lo sé. Serán cosas de la edad. Debo reconocer que me la suda a la par que me importa una mierda. Intuyo que esta debe ser la primera hostia.
Equidisto con la vergonzante política de este país, con los que bellaquean y manipulan titulares sin conocimiento alguno. Contradiciéndose y perreando la realidad, de tal manera que el resto de los mortales debemos de tener una pedrada en el lóbulo frontal o el disco duro sin resetear para no blandir espada frente a esta falta de ética política que nos salpica a diario en los medios. Estoy a igual distancia, de no sé qué hostias. Tal vez no haya motivo o tal vez sí. Uno también ve “Sálvame”.
La ciudadanía de este país, bipolar hasta la extenuación, no deja de cabrearme. No deja de cabrearme y asombrarme cómo “la derecha de ultramar” puede alcanzar la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid
La ciudadanía de este país, bipolar hasta la extenuación, no deja de cabrearme. No deja de cabrearme y asombrarme cómo “la derecha de ultramar” puede alcanzar la mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid. Me pone de muy mala hostia cómo la vulgaridad “fake” aderezada con el populismo barato pueda gobernar una comunidad del calibre de Madrid. No escribo ni descubro nada nuevo. Es lo que hay. Love is in the air.
Ya me está aburriendo este artículo que no deja de decir nada sustancialmente original, novedoso o brillante. Tal vez no lo haya o uno no sepa escribirlo. Me inclino por la segunda opción. Es el momento de darle largas al texto.
El circo electoral abre sus tres pistas a la ciudadanía. Todo queda en el número de entradas que puedan vender. El resto como la entradilla: me la suda.
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Pako Martí es socio de infoLibre