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Cupón del día del estereotipo

Carlos Fernández Rodríguez

"Dame un ciego". Muchos sabrán entender esta popular demanda sabiendo que no se trata del intercambio o tráfico de personas invidentes, sino que es la compra de un cupón del famoso sorteo de la ONCE, que ya ofrece un gran repertorio de boletos, desde uno diario, el de Navidad, el rasca, el del Día del Orgullo...

Quizá sea un cliché asociar este objeto a vendedores completamente ciegos. Aún más estereotipado  parece el utilizar el color azul para el cupón del día del padre y el rosa para el día de la madre. Acompañándolos con una foto de un papá y su hijo y en el segundo de una mamá y su hija.

En un tiempo en el que se está replanteando el propio significado de género y la función de los papeles del hombre y la mujer, donde incluso el mundo de la juguetería empieza a intercambiar estos colores en las cajas de sus productos, puede ser una idea poco acertada mantener estos tópicos cromáticos cuando hay una paleta de colores tan amplia.

No vamos a discutir hoy la función social, la financiación o las oportunidades laborales que ofrece la ONCE, pero pongámonos a revisar ciertos gestos o mensajes que a veces transmiten:

Puedes ayudarles tú o puedes comprarles el cupón, fue el eslogan de una campaña de hace pocos años donde un profesional  hablaba sobre las necesidades y herramientas que necesitábamos los ciegos y el gasto que suponían. Como afiliados, se agradece a la fundación las prestaciones que nos ha facilitado, pero ese anuncio además de buscar un sentimiento de culpabilidad en el espectador con dicho lema, parecía dejarnos a los ciegos como unos pobres menesterosos; además del tono paternalista del propio anuncio con aquel paladín hablando por nosotros.

Esos retazos de condescendencia siguen apreciándose en la reciente publicidad del cupón Cuando juegas tú, jugamos todos, donde, aunque corrigen a la persona con discapacidad como agente pasivo dándole protagonismo con el excelente reparto de la película campeones, se peca de cierto  “ternurismo”  que no facilita un trato de normalidad… ¿Cuántas veces me habrá parado gente por la calle, siempre desde la más absoluta amabilidad, llamándome campeón, cariño mío, cielito, ricura (Nunca quieren ligar)?

Una última consigna llamativa es la que se refleja en el nuevo uniforme de los vendedores de este producto estrella: "Todos somos ventas". Cabe decir que obedece a un programa de integración laboral donde se da a conocer esta profesión, pero es una idea que cosifica aún más a las personas y, claro, me preocupa que si todos somos mercancías, mi broma del comienzo se pueda hacer realidad.

Sería de agradecer que la ONCE y los publicistas  con los que cuenta revisaran estos conceptos.

Colores aparte, la publicidad de “si ser padres compensa", del cupón mencionado al principio, demuestra un gran ingenio, que no debería empañarse con estos conceptos trasnochados.

Carlos Fernández Rodríguez es socio de infoLibre

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