Librepensadores
Lo que debía ocurrir, ocurrió
Lo que se pone de manifiesto después de la decisión adoptada por el PSOE en su Comité Federal del 23 de octubre es una decepción, una indignación por una gran parte de sus militantes, de sus votantes y de todos aquellos que deseaban un gobierno del cambio.
El PSOE, pese a que no guste a los que esperaban con ansiedad gobernar con él, ha hecho lo que siempre hizo a lo largo de su historia: salvaguardar los intereses de la burguesía.
No creo que sea tan histórica ni mayor la traición de hoy que la que se produjo cuando decidió colaborar con la dictadura de Primo de Rivera. Alguien decía recientemente: “Sólo los mediocres piensan que la historia nació con ellos”. No me gusta esta frase, nunca me gustó insultar a nadie, pero aprovechando su reciente y corto apogeo, voy a explotarla parafraseándola: “Sólo los interesados intentan acreditar la idea de que la historia empezó ayer”.
Ya hace años y años que el PSOE tendría que haber cambiado de siglas porque ya le queda muy poco, por no decir nada, de socialista y prácticamente nada de obrero. En este conflicto las diferencias de posiciones entre Susana Díaz y Pedro Sánchez no son programáticas son tácticas.
Tanto el uno como el otro buscan la mejor manera para continuar siendo alternativamente, según las circunstancias, rueda principal o rueda de repuesto para proteger los intereses de la burguesía.
Tanto el uno como el otro buscan la mejor manera de parar la sangría de votos, porque de no ser así, esto acabaría llevándoles por el mismo camino que la mayoría de los otros partidos socialistas europeos ya emprendieron: el del desplome.
Fundamentalmente ha sido la pérdida de sus votantes –cinco millones y medido desde 2008, recuperados en su mayoría por Unidos Podemos– lo que desencadenó el afrontamiento.
Para los unos, dar la posibilidad a Rajoy de repetir Gobierno absteniéndose es la única manera de ganar tiempo para poder recuperar los votos perdidos. Que esto signifique dar la posibilidad a quienes durante cuatro años, cinco si contamos el año en funciones, aplicaron la política desastrosa que la patronal deseaba para mantener sus beneficios, no les importa.
Para los otros, si siguen defendiendo la idea, contra viento y marea, de votar no a Rajoy, como los primeros, no lo hacen porque estén más preocupados por la situación de la clase trabajadora, sino porque piensan que es la mejor manera, a corto plazo, de recuperar los votos perdidos.
Para las trabajadoras y trabajadores entre los cuales la mayoría viven en condiciones precarias o en paro –de los que tienen la suerte de poseer un trabajo, tres millones y medio viven con un salario inferior a trescientos euros y los otros viven con un salario medio de apenas mil euros–, el conflicto interno del PSOE ni les va ni les viene. En este enfrentamiento, ninguno de los dos frentes habla de acabar con esta situación. _____________
Mario Diego es socio de infoLibre