Ximo Estal

Muy probablemente el Estado español será llamado nuevamente a las urnas para las elecciones generales y votará, y espero que, por desgracia, la abstención no sea lo que más incida en los resultados y sea el voto, responsable, racional y sensato el que se imponga y decida unos resultados. Por ello, y ante el periplo electoral al que nos vamos a ver inmersos, más pronto que tarde, me gustaría recordarles a algunos partidos –que gracias al voto del pueblo conseguirán representación en el Congreso o en el Senado– algo que muchas veces se les olvida y que es la base fundamental de todas las libertades y la convivencia social, y es el respeto a lo que significa la palabra que tanto pregonan y que nunca cumplen: Democracia.

Democracia es el sistema por el que el poder político está en el pueblo y que las leyes aprobadas en las cámaras de representación son decisiones públicas que afectan al pueblo en su conjunto y que deben ser acordadas y deliberadas entre todos para que el resultado sea la mejor decisión posible para todos y todas y no solo para una parte.

La Democracia es, por tanto, un sistema político en el que las decisiones públicas son asunto del pueblo, y no solo de los partidos. La democracia busca el objetivo del bien común mientras la Demagogia, cosa que algunos partidos utilizan para “hipnotizar al pueblo y engañarlo”, solo persigue su propio interés particular. De ahí que haya que exigir a los partidos que no hablen tanto de democracia, sino que hagan Democracia, es decir que incorporen el elemento deliberativo, la participación ciudadana y sobre todo el espacio público, pues el objetivo debe ser el acuerdo en base a razones y argumentos que puedan ser compartidos por todos, esto es universales, lo que excluye la posibilidad de emplear cualquier argumento de autoridad o puramente particular, como las creencias religiosas extremas o de un clero determinado; para ello lo más democrático es separar Estado e Iglesia y la neutralidad de las instituciones públicas respecto a cualquier creencia religiosa.

La democracia busca el objetivo del bien común mientras la Demagogia, cosa que algunos partidos utilizan para “hipnotizar al pueblo y engañarlo”, solo persigue su propio interés particular

Una perfecta Democracia es aquella que no solo pide que se vote, sino que le pide que participe en el proceso deliberativo de las decisiones que se tienen que tomar, en las leyes que se tienen que aplicar, para ello hay que exigir que se creen cauces de participación, no solo las elecciones (por cierto sobre las que hay que cambiar el sistema de reparto pues es desigual y no todos los votos valen igual) sino para el diálogo con las instituciones, mediante referéndum si es necesario, y sobre todo deliberando, con el fomento del asociacionismo, el salir a la calle de nuestros representantes, ser más accesibles y sobre todo mesas y debates sobre la gestión y cómo gastar el dinero recaudado, lo que se denomina presupuestos participativos, pero no solo en un tanto por cien, sino en un 100%. Tal vez así, seguro, evitaríamos la corrupción.

En una Democracia, es fundamental distinguir entre el lenguaje que es apropiado en el ámbito público y el que solo es válido en el privado. Es más, en una Democracia el interés por llegar a acuerdos y consensos en el ámbito público implica ser capaces de argumentar en la esfera pública razones que puedan ser compartidas y aceptadas universalmente con una deliberación y en base a razones en el espacio público.

Todo esto que estoy indicando e incluso exigiendo tal vez por ley pueda ser difícil de llevar a cabo, por eso es importante la escuela pública como formadora de la ciudadanía, pues es esta la que tiene la función de formar ciudadanos capacitados para actuar de forma autónoma y responsable en los pueblos, en las ciudades, en la sociedad política, y solo esta le puede dar los conocimientos necesarios para desenvolverse por sí mismos en la sociedad, para que, conscientes de sus derechos y obligaciones, sean capaces de pensar y actuar de acuerdo a su personalidad y criterios, esto es fundamental para una verdadera democracia, pues solo la escuela pública se opone al adoctrinamiento, de ahí su neutralidad.

Por último, indicar que, en un democracia, la libertad de conciencia solo es posible si el ciudadano tiene a su disposición el conjunto de conocimientos necesarios y las capacidades críticas convenientes para pensar y actuar por sí mismo sin tutelas ni dependencias ideológicas.

¿Realmente, algunos de los partidos que nos van a gobernar buscarán la democracia en las próximas elecciones, o solo sus intereses particulares? Reflexionemos.

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Ximo Estal es socio de infoLibre.

Muy probablemente el Estado español será llamado nuevamente a las urnas para las elecciones generales y votará, y espero que, por desgracia, la abstención no sea lo que más incida en los resultados y sea el voto, responsable, racional y sensato el que se imponga y decida unos resultados. Por ello, y ante el periplo electoral al que nos vamos a ver inmersos, más pronto que tarde, me gustaría recordarles a algunos partidos –que gracias al voto del pueblo conseguirán representación en el Congreso o en el Senado– algo que muchas veces se les olvida y que es la base fundamental de todas las libertades y la convivencia social, y es el respeto a lo que significa la palabra que tanto pregonan y que nunca cumplen: Democracia.

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