“La destrucción de nuestra democracia está ligada a la extrema desigualdad en la riqueza. Los gobiernos han respondido más a los grupos de presión que a la voluntad de la gente“, resaltan el senador Bernie Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez en su campaña contra Trump, que ha sido especialmente significativa en la conmemoración del Primero de mayo en Estados Unidos (campaña con escaso eco mediático en nuestro país, a pesar de que están participando miles de personas).
Con el lema “Por los trabajadores, no por los multimillonarios”, la movilización de los dos representantes demócratas está consiguiendo la participación de miles de personas, asociaciones y sindicatos, que han incrementado la afiliación gracias a la campaña.
Es en la lucha contra las desigualdades donde la izquierda tiene su tarea, donde tocar la tecla para frenar el avance de la ultraderecha y el neoliberalismo
Datos de la desigualdad en España
La economía española va bien, pero esa mejora está haciendo más rica a una parte de la población mientras que la otra, sobre todo la clase trabajadora, o no mejora o lo hace en una proporción sideralmente menor que los privilegiados.
En 2024, las rentas del capital crecieron en España un 22,6% con respecto a 2023, que fue, a su vez, otro año de crecimiento para estas rentas respecto a 2022, según datos recogidos de los Informes Anuales de Recaudación de la Agencia Tributaria de los años 2023 y 2024.
Sin embargo, las rentas del trabajo crecieron en 2024 un 7%, un punto por debajo de lo alcanzado en 2023, según los mismos informes. Durante 2024 se ha producido una desaceleración de la masa salarial en el sector privado, sobre todo en la referida a las pequeñas empresas.
En 2024 aumentaron los ingresos provenientes de los rendimientos de capital mobiliario (intereses por cuentas, dividendos, plusvalías por ventas de valores); ganancias patrimoniales e ingresos por arrendamientos.
En conjunto, los beneficiarios de esas tres fuentes de ingresos percibieron un total de 91.081 millones de euros brutos (30.767 millones de las rentas de capital mobiliario; 28.810 millones de euros de las ganancias patrimoniales, y 31.504 millones por ingresos de alquileres de viviendas), según el mismo informe de la Agencia Tributaria, por lo que son ingresos declarados.
¿Qué parte de la población recibe esos ingresos? Nos referiremos primero a las rentas de capital mobiliario y ganancias patrimoniales y después a los alquileres.
Según un estudio realizado por la investigadora del Instituto de Estudios Fiscales Nuria Badenes Pla, el 38% del total de declarantes tributan, además de por la base general, también por la base de ahorro. Dicho de otro modo, el 62% de los declarantes tributa solo por la base general, compuesta esencialmente por rentas del trabajo.
A medida que se sube en la escala de ingresos, la participación de los obtenidos por trabajo disminuye en el total de ingresos declarados. Así, los contribuyentes que declaran más de 600.000 euros anuales obtienen el 37% de sus ingresos por ganancias patrimoniales; el 26%, de rentas del capital mobiliario; y el 27%, por rendimientos del trabajo. Para los declarantes de ingresos entre 240.000 y 600.000 euros, los ingresos por trabajo suponen el 44% del total, y para los declarantes del tramo entre 120.000 y 240.000 euros, el 59% del total son debidos al trabajo.
En cambio, para los declarantes de ingresos entre 18.000 y 60.000 euros, la participación del trabajo en sus ingresos totales se coloca entre el 82% y el 90%.
Los contribuyentes con ingresos bajos y medios declaran un máximo de 2.300 euros anuales en la base del ahorro, mientras que llega a 970.510 euros entre los más acaudalados.
La investigadora citada advierte que estos ingresos son los declarados, con datos procedentes del Ministerio de Hacienda, a los que habría que añadir los dedicados a evasión fiscal, paraísos fiscales y otras modalidades de fraude.
El año 2024 fue extraordinario para las rentas de capital. Los resultados positivos de las empresas fueron de 338.000 millones, antes de impuestos, y el Ibex 35 se revalorizó en un 14,78%, resultados positivos que revirtieron solo en una parte de la población, como se ha señalado.
Los ingresos por alquileres
En España existen 2.4801.601 propietarios de viviendas para alquilar (propietarios particulares, no empresas). Según un estudio del Observatorio del Alquiler, el 93,4% de ellos alquila una sola vivienda; el 6% alquila dos viviendas y el 3% de los propietarios, entre dos y cinco viviendas. En total, los ingresos declarados por arrendamientos en 2024 fueron de 31.504 millones de euroso, un 6,5% más que en 2023.
Entre los arrendadores, como en los beneficiarios de capital mobiliario, quien más tiene, más capacidad de compra para vivienda de alquiler consigue. Según datos de la Agencia Tributaria, el 35% de los declarantes del tramo de más de 600.000 euros anuales posee viviendas en alquiler, porcentaje que baja al 31,74% entre los que ingresan entre 150.000 y 600.000 euros (y obtienen unos rendimientos mayores).
No obstante, existen caseros en todos los tramos de ingresos declarados. El mayor número de caseros, un total de 687.042, se encuentra entre los que declaran entre 30.000 y 60.000 euros.
De acuerdo al mismo estudio del Observatorio del Alquiler, los rendimientos por alquiler son una importante fuente de ingresos para el 46% de los caseros pensionistas, y para el 40% de los trabajadores por cuenta ajena o propia.
En relación con la edad de los caseros, el 44% tiene 65 años o más y el 38%, entre 50 y 64 años.
Como se puede apreciar, la posesión de viviendas por alquiler tiene una realidad sociológica muy diferente de la de las otras rentas de capital. Son rentas más distribuidas, aunque aquí también los que más tienen son los más beneficiados.
Las más renqueantes rentas de trabajo
Frente a los altos rendimientos de las rentas del capital, las rentas del trabajo crecieron en 2024 un 7%, descendiendo un punto con respecto a 2023, lo que viene a demostrar que la buena marcha de la economía española no beneficia a todos por igual.
Las estadísticas sobre salarios suelen variar según las fuentes. Para el Instituto Nacional de Estadística, el salario medio bruto fue en 2024 de 2.273 euros mensuales, mientras que para Adecco Group (empresa de trabajo temporal ) fue de 1.987 euros.
Más importante que el salario medio es la distribución de las cuantías percibidas por cada grupo de trabajadores, donde existe una gran diferencia, además inferior en un 16% con carácter general para las mujeres.
Los trabajadores del sector de energía, gas, perciben un salario medio de 48.804 euros anuales, mientras que en la hosteleria, es de 14.560 euros y las trabajadoras del hogar deben percibir el salario mínimo. Existen otros sectores con salarios cercanos al mínimo, como el de las educadoras infantiles, 16.500 euros anuales.
Es decir, que mientras algunos asalariados pueden llegar a ser propietarios de viviendas para alquilar, otros apenas pueden llegar a fin de mes con indudables sacrificios.
En España convivimos dos clases de ciudadanos: en primer lugar aquellos que por su nivel de ingresos pueden ahorrar e invertir, y que por lo tanto se benefician de la espiral 'ganancia atrae más ganancia' sin que los impuestos frenen esta espiral; y, por otro lado, todos aquellos que viven esencialmente de su trabajo.
Esta afirmación no descubre nada nuevo, pero se puede constatar que en 2024 esa brecha ha alcanzado cotas no logradas en muchos años y todo indica que así seguirá, salvo catástrofe financiera o que se tomen las medidas adecuadas para impedir la mayor concentración de riqueza en unos pocos, mientras existen las penurias para otros muchos.
Vivimos en una aparente única sociedad, pero en realidad son sociedades paralelas que se ignoran, aunque sería mejor decir que los privilegiados, no solo los más ricos, se aprovechan de los trabajadores peor pagados, tratados como subclase (trabajadoras del hogar, repartidores, conductores de VTC, trabajadores de subcontratas con salarios mínimos...).
“Los demócratas perdieron a la clase trabajadora y luego las elecciones“, ha escrito Daran Acemoglu, premio Nobel de Economía en 2024, quien añade: “Si en Estados Unidos como en otros lugares, el centro izquierda no se orienta más a los trabajadores, la democracia saldrá dañada”. Lo mismo podría decirse en España para la izquierda, porque el problema principal de nuestra sociedad es la desigualdad creciente y no otros.
Si añadimos la manipulación del mercado (caso de la vivienda) hacia los intereses de los mejor situados y la privatización rampante, los trabajadores asalariados y no asalariados pierden derechos y poder adquisitivo. Si un joven o no tan joven no puede alquilar una vivienda, salvo que a cambio viva en la pobreza, ha perdido su derecho constitucional a la vivienda.
Si se privatiza y se deteriora la sanidad pública, el trabajador se verá obligado a contratar una póliza privada que le detraerá recursos para su subsistencia y no le asegurará su derecho a la salud. Lo mismo podemos decir si la enseñanza pública se deteriora o se privatiza y los ciudadanos se ven obligados a pagar colegios privados o concertados.
Es en la lucha contra las desigualdades donde la izquierda tiene su tarea, donde tocar la tecla para frenar el avance de la ultraderecha y el neoliberalismo.
Es la desigualdad compañera/o.
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Julián Lobete Pastor es socio de infoLibre.
“La destrucción de nuestra democracia está ligada a la extrema desigualdad en la riqueza. Los gobiernos han respondido más a los grupos de presión que a la voluntad de la gente“, resaltan el senador Bernie Sanders y la congresista Alexandria Ocasio-Cortez en su campaña contra Trump, que ha sido especialmente significativa en la conmemoración del Primero de mayo en Estados Unidos (campaña con escaso eco mediático en nuestro país, a pesar de que están participando miles de personas).