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Educación versus digitalización

Ulises Najarro Martín

¿Qué impacto está teniendo la digitalización en las aulas y en el alumnado? ¿Digitalización sí? ¿Digitalización no? ¿Realmente están mejorando los planes digitales el sistema educativo? ¿Cómo obtener de la digitalización un impacto positivo en el aula? Son algunas cuestiones básicas que puede formular cualquier docente. En pocos lustros hemos asistido al mayor salto tecnológico de nuestra historia, y la educación y los docentes se subieron al carro sin pensarlo. Se decía aquello de: un/a alumno/a una tablet. Al mismo tiempo los políticos, como legisladores de la materia educativa, acogieron dicha revolución digital sin cuestionar ni un ápice el impacto que dicha transición podría ocasionar en el ámbito educativo. 

No se trata de eliminar o negar las evidencias científicas acerca del impacto positivo de las tecnologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino de repensar y reconducir el modelo educativo actual

El profesorado, en su mayor parte, ha tenido que recurrir a la formación permanente para incorporar las nuevas tecnologías a su labor diaria. Hay que añadir, como afirman muchos autores en la materia, que la incorporación de las tecnologías ha estado muy exenta de crítica sobre los males que puede ocasionar al sistema educativo y al proceso de enseñanza-aprendizaje. La implantación de la tecnología en el aula siempre se ha considerado buena independientemente del contenido. Usar pantallas o diferentes dispositivos tecnológicos en clase es la moda, está bien visto por el sistema y la sociedad, porque esto, dicen, motivará al alumnado en su aprendizaje y aportará una mejora de la calidad educativa. ¿Los resultados académicos lo confirman? 

Nada más lejos de la realidad. Los resultados académicos, año tras año, suponen un blanqueo del verdadero nivel del alumnado. Puede haber más titulados pero se titula con varios suspensos y el nivel de conocimiento y de exigencia se ha reducido tanto que obtener un título de la ESO es pan comido, como afirman los propios discentes: «total, me van a aprobar». La experiencia docente y las conversaciones en los claustros tachan de vergonzoso el nivel académico del alumnado de 4º de ESO.  

Los docentes también debemos hacer autocrítica sobre nuestra labor diaria y reflexionar sobre el uso de la tecnologías digitales en el aula, donde el uso de lo digital quiere sobreponerse por encima de lo que significa “enseñar”, o quieren decirte cómo debes “aprender”; en definitiva incrementar la digitalización y convertirse en empleados de grandes multinacionales como Google, que solo busca cómo aumentar sus beneficios. Una máquina nunca podrá sustituir la relación docente-alumnado, si no perderá la esencia de su origen, que se remonta a los primeros enseñantes sofistas de la Antigua Grecia. 

Cada vez existen más voces críticas sobre el actual modelo y contra la digitalización de los centros educativos. El país sueco, por ejemplo, puntero en muchos de los indicadores educativos, ya ha paralizado la digitalización de las escuelas por el riesgo de crear una generación de analfabetos funcionales y vuelve a poner en valor el libro de texto, algo que se quiso ya dar por muerto en el siglo XX.

El debate educación versus digitalización sigue abierto, pero, como afirman muchos expertos en la materia, no se trata de eliminar o negar las evidencias científicas acerca del impacto positivo de las tecnologías en los procesos de enseñanza-aprendizaje, sino de repensar y reconducir el modelo educativo actual. Se debería priorizar una educación de calidad, con una buena comprensión lectora, una correcta caligrafía y ortografía, promover el cálculo mental, mejorar la memoria, potenciar la concentración y la atención del alumnado antes de dar el salto a las nuevas tecnologías, y a su vez aprender a realizar un uso adecuado de las mismas dentro y fuera del aula.

 

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Ulises Najarro Martín, es profesor y socio de infoLibre.

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