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Felipe González: se nos pasó el tiempo

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César Moya Villasante

Me he decidido a escribir esta carta como admirador en su día de esta persona y al ser coetáneos, por lo que la experiencia y conocimiento de este país quizá te pueda servir para pensar en lo que hace mucho tiempo vengo escribiendo, dentro de mi modestia de escritor anónimo. El problema que te expongo nace de hace muchos años y es el liberalismo sin control que nos lleva a un desastre, que parece que ya ha llegado. Y en este país todavía más con una derecha ultramontana a la que nadie frena y ahora, con la llegada del bichito, sería un momento lógico de cambiar cosas para lo que se necesita liderazgo, que tú tuviste pero que la edad nos va cambiando ...

Te doy mis datos breves: nací de una familia dividida por un padre falangista, franquista y radical y en mis años de niño y adolescente consideré que aquello no era mi modo de entender la vida futura que me esperaba. Veía demasiado odio en aquel modo de pensar. He vivido a medias entre el País Vasco y Madrid, por familia, por lo que conozco muy bien ambos nacionalismos. Trabajé 32 años en Iberia en puestos de responsabilidad de producción, ingeniería, gestión y formación. Ello me ha dado un conocimiento suficiente del mundo que vivimos en donde el neoliberalismo se ha hecho dueño y señor del mundo eliminando, entre otras cosas, todo lo público para privatizar todo lo que se mueve sin pensar a lo que puede llevar esa nueva situación.

Aquello que viví de niño y adolescente en plena posguerra me pareció un exceso de odio entre las dos partes, y apoyado en mi familia materna que era contraria al franquismo de entonces, o sea, de ideología liberal, la de aquellos que se sentían algo de izquierdas políticamente hablando y no económicamente. Como ahora, en donde algunos presumen de ese nombre apoyado en su étimo de libertad, para confundirnos, pero que nada tienen que ver con aquellos que amparaban quizá una política similar pero en nada parecida a los extremos económicos que vivimos hoy, desde que se conformó en los 90 el sistema liberal puro y duro aprovechando el fin del comunismo. Tú sabes que existe gente mucho más sabia que yo que titula este liberalismo actual de nuevo fascismo económico. Y creador de la mayor desigualdad de la historia entre sociedades también desarrolladas. Y ahora contemplada de forma global, que aun es más profunda.

En aquella adolescencia, oía a mi padre comentar la mucha basura que habitaba entre sus propios compañeros de ideología por lo que, para mí, tú eras el único que pensaba como yo. Porque valoraba mucho la honradez que se vivía en mi otra parte familiar intentando vivir con simples negocios comerciales y con la agricultura en un buen caserío norteño. Y te estoy hablando ya de cuando yo tenía novia para casarme. Me repugnaba aquella corrupción de todo tipo que criticaba mi padre, nada comparable con la actual por haber poco en la caja, pero tengo que reconocer que él nunca se aprovechó del Movimiento y actuó con honradez. Te voté siempre porque considere y aún lo hago, que hiciste una dura labor, si nos atenemos a considerar que gobernaste con una amenaza no visible pero existente, y que hacía muy difícil tomar decisiones sociales. Detrás de tus decisiones todavía estaba el famoso Movimiento Nacional, que te limitaba en silencio pero con la autocensura de tenerlo detrás, temor, como antes le ocurrió a Suárez que todos sabemos cómo acabó. Pero lo hiciste, atreviéndote a manejar la sanidad y la educación universales, las dos partes más esenciales de cualquier país que quiera avanzar.

Por todo ello fui tu seguidor, tu fan o tu votante. Porque yo sabía y sé lo que es la derecha de este país, la ultranacionalista, la heredera de aquel Movimiento tan duradero y tan estático, que es la que representa en verdad el pensamiento del PP que nació de la misma idea franquista algo disimulada por los nuevos tiempos. Y yo que me crié y me casé en el País Vasco, y que he vivido entre esas dos “patrias”, con Madrid en mi vida profesional, sé las diferencias de este país en cuanto a nacionalismos de unos y de otros. Hoy en Euskadi se gobierna con sentido común después de demasiados años de sufrimiento y en España seguimos con aquellos que consideran este país como Una, Grande y Libre. Es más, creo que un Fraga no sería hoy tan exagerado como los que lideran, por decir algo, los partidos ultra que yo llamo. La llegada de VOX, muy peligrosa, ha hecho excederse a todos y mucha gente joven atraída por ellos al ver falta de soluciones, creo que no saben bien lo que están siguiendo o votando. Y este problema nacionalista nunca se arreglará mientras nuestras derechas nieguen la pluralidad total de este país. Pero vayamos al modo neoliberal.

Mi vida laboral en una compañía que me lo dio todo y que era pública luego tuvo que pasar a privada a lo largo de los 90 en esa explosión neoliberal. Sé muy bien lo que ofrece lo público y lo privado porque viví ese cambio y te diré a ciencia cierta que vamos a peor, a mucho peor en todo. No creo que sea necesario explicártelo pues tú lo sabes, pero quizá no lo que se produce en las entrañas de ese sistema. Porque hoy el mercado hace que una compañía aérea tenga los mismos objetivos que una mercería o un bar de copas: el beneficio. Es el mercado, amigo. Popular frase ya en nuestro léxico. . . Y es ahí donde se produce el cambio entre nuestra época, y la de ahora. El mercado lo ha podido todo, porque es la base del sistema, y porque la política lo ha permitido. Es sencillo saber el porqué. Porque los políticos han pasado a ser flor de mercado, se venden al mejor postor con tal de seguir en la pelea o en el sillón. Sé que los hay honrados y aún pelean en ello por el bien de la sociedad pero no pintan nada. Se les hace el vacío porque interesan personas obedientes que aplaudan a su jefe por cualquier bobada dicha con tv delante. Y es ahí donde empieza la debacle del sistema. La falta de valores.

Pero el colmo es ver gente de ese PSOE antiguo poniendo verde a Sánchez y acercándose a los postulados más extremos de la derecha haciendo el ridículo en televisiones de esa extrema, como Corcuera o Leguina o el mismo Guerra, al que admiré en su día, demostrando su nacionalismo español, que me parece muy bien, siempre que no lleguemos al extremo que nos ha llevado un Torra que no es más que una pega carteles sin nivel político ninguno.

Y ahí voy. Algo se podría haber hecho contigo a la cabeza, que aún te respeta alguien, para no conducir este sistema al desastre que ahora vivimos. Porque en su día fuiste el único líder político de Estado que ha tenido este país, y reconocido por gente de la derecha montaraz. Muchos sabíamos que un día llegaría la explosión del sistema porque era un absurdo total. Aunque no suponíamos que fuera una guerra 'bacteriológica', y lo digo sin ningún rubor. Yo no me creo que esto ha sido casual porque coincide con muchas cosas ocurridas hace meses y dichos de algunos personajes innombrables. Por eso, por verlo venir por una desigualdad extrema en el mundo se suponía que esto no acabaría bien.

En su día, tú forzaste una Sanidad pública que hoy admiramos todos, basada en la ética profesional, en la deontología, en el esfuerzo de sus profesionales. Lo vemos ahora con el problema que tenemos encima y eso se podría haber ampliado con leyes que hicieran posible que esos valores humanísticos que defienden los filósofos hoy tan denostados, y que son la verdad de la vida, no se perdieran en favor de un único dios llamado dinero. Sé que tú ya no estabas en aquellos 90 pero aún tenías mucho crédito en el partido para forzar esas leyes que defendieran al trabajador honrado y no perdido en esa frase tan actual de “si no quieres hacerlo por lo que ganas, sabes que hay otro que lo hará”. Una frase que resume el sistema. Trabajadores obedientes que firman lo que haga falta ante amenazas para no poder pagar la hipoteca ni poder comer dignamente. Y eso funciona hoy en manos de empresarios sin nivel, aunque es obvio que los hay dignos de admiración por crear empresas de calidad y de futuro. Faltaría más. Todo no es negativo en el sistema mientras exista gente honrada y capaz.

Y es ahí donde se trunca la posibilidad de oponer una fuerza, únicamente la llamada socialdemocracia, que aún está admitida de mala gana por los poderes fácticos, que hubiera puesto coto a tanto despropósito cuando ya se veía lo que nos venía encima. Es ahí cuando el socialismo moderado podría haber luchado con personas válidas, que las hubo, como el dúo González-Guerra que liderábais una batalla intelectual ante el peligro latente que ya se veía donde acabaría. Pero no fuisteis capaces de enfrentaros a aquello como ahora sí lo hacéis al secesionismo, que puede ser igual de peligroso, pero me pregunto por qué a aquéllo no lo hicisteis frente como ahora al extremismo catalán. Porque la desigualdad extrema se veía venir y ya es tarde para hacerlo. .. Yo he luchado a mi manera para defender estas ideas, pero desde mi atalaya de escritor anónimo al que nadie conoce, porque no siendo tertuliano, ni político, ni escritor afamado, no tiene eco en ninguna parte. Solo soy temeroso de lo que llega porque lo viví en la Aviación muy claramente. Una calidad bajísima de las cosas en beneficio de los ingresos y del dinero fácil a corto abusando de la mucha gente preparada a quien se le pagan miserias para cubrir puestos de profesionales avezados y alguien que gana mucho dinero en corto tiempo pero sin darse cuenta que a largo es imposible sobrevivir de la basura. Vi a algunos advenedizos meterse en Aviación sin tener ni idea de lo que hacían y se hundieron como estaba previsto porque todo el mundo no vale para todo. Ese es el futuro y el presente. Y muchos andamos aún defendiendo esas cosas tan ridículas para muchos dirigentes actuales. A algunos les cuento esta preocupación y lo más que encuentro es una respuesta insulsa como “¿y qué quieres que hagamos?”, pero yo sé que podíamos haber hecho algo más para impedir el desastre que ya estamos viviendo.

Porque hoy me pregunto  si lo que vivimos con el coronavirus no será un castigo de otros pueblos que se sienten abandonados. Quizás sea una lucha entre potencias, no lo sé. Lo que no me creo es que un murciélago haya organizado algo así, pero sea quien sea, tenemos que cambiar el orden mundial. El papa ya ha pedido un alto el fuego, más claro agua. La chulería de Trump ya sabemos para qué sirve. El abandonar a una parte enorme de la sociedad a su suerte porque el liberalismo solo quiere capitales fuertes también sabemos cómo termina. Y tener muchas armas y creerse el rey del mundo también lo sabemos ya. Porque estamos en el fin de una era. Nada menos, quizá dentro de muchos años ya se denomine de otra forma a este siglo. Y mientras, en España perdemos el tren por falta de esos políticos que reclamo. Si Casado o Abascal o Sánchez o Iglesias son nuestro futuro, yo me apeo del planeta.

Y la socialdemocracia, que es la única ideología de sentido común si se aplica bien está abandonada por quienes hoy censuráis lo que se hace y os ponéis a aplaudir a una derecha sin ideas y dispuesta a negar hasta el no. Es triste ver ahora a zombis políticos, como algunos ya demuestran en su edad hacer el ridículo en medios de la extrema derecha diciendo las mismas cosas que dicen ellos en pro del nacionalismo español de bandera e himno y que tú mismo estés al lado de Aznar, y aprovechándose esos medios de la situación actual con Catalunya. Y tú pensarás que lo que digo es el buenismo idiota, que ya no está de moda, pero no. Es enfrentarse a un sistema criminal que solo defiende a los más poderosos, a los que no quiero que se les quite su dinero. Solo pretendo que se ponga coto al egoísmo humano con leyes y normas, como antiguamente. Si un empresario gana 1.000 millones quiere tener 2000, pero habría que limitar que ese superávit lo invierta de nuevo, incluso en formación o en algo público que le reporte un beneficio igualmente, pero que no sea para duplicar su cartera en pocos meses como ahora ocurre. Y también sé que desde tu experiencia estas cosas que te cuento te pueden sonar a chino y demasiado antiguas. Pero ese es el problema, la pérdida total de ideología. Y no es ideología, son ciertos valores humanísticos que hemos conservado y que la derecha liberal se ríe de ellos. Yo no estaré jamás al lado de un Jiménez Losantos o un Abascal como parece que ahora se lleva en el PSOE más antiguo. Pero tampoco estoy con Iglesias o la CUP. Todo exceso es un absurdo. No estoy contra el sistema. Simplemente reclamo leyes que lo controlen en sus abusos.

No critico tu cambio porque yo tampoco pienso ahora como cuando tenía 18 años, pero hemos perdido el tren del cambio a peor y echo de menos a personas líderes capaces de arrastrar a gente detrás para cambiar este mundo de una desigualdad total. Y perdón por repetirlo obsesivamente. A alguien como tú en su día, o como Kennedy, o Mandela o el mismo Papa actual, gente con carisma que quiera recobrar aquellos valores tan perdidos: la ética, la dignidad, la deontología profesional, la honradez, la teoría del esfuerzo…. Total nada. Es en ellos donde se deberían basar las leyes perdidas o inútiles, como nuestra Constitución, que se usa solo para lo que interesa a algunos y parece que lo único es para que todos estemos unidos pero enfadados. No lo veo práctico. Y será imposible si la derecha siempre se presenta con cara feroz y es incapaz de tener una conversación con quien piensa distinto. Por eso, el socialismo moderado es la única ideología capaz de hacerlo con cierta empatía y no con esa cara de malos amigos. O simplemente enemigos.

Y ahora aparece el bichito que nos demuestra muchas cosas. Los que pintábais algo en el mundo y los que no pintamos nada estamos al mismo nivel. Que una auxiliar de enfermería que cuida a ancianos es más importante de lo que se creían muchos. Que es absurdo que un científico sea un becario o que se le acabe el contrato cuando está investigando algo vital. Que un futbolista no puede ganar dinero que no sepa donde gastarlo por muchas ganancias que le proporcione a su jefe. Que un político está aforado para que no se le puede sancionar como al resto del mundo no es lógico. Y que no se le exija una formación o experiencia en empresa para dirigir o gestionar es otra falta de nuestro sistema. Que privatizar todo para dar impresión de libertad al individuo es un castigo social a tanta gente como ahora ven en USA, donde el que no tiene dinero se muere porque no puede pagar a un médico que le cure. La privatización no puede generar empresas y que todas ganen dinero. Algunos tienen que perder para que otros ganen. Los políticos defensores del sistema lo saben muy bien cuando acuden a lo público si les sale alguna privada mal. O sea, todo el sistema es una gran mentira. Hasta tal punto es una gran farsa que los mayores como nosotros ya somos improductivos y no interesamos a nadie, como dijo sin rubor Christine Lagarde hace unos años, cuando soltó que había que hacer algo para arreglar el problema de los viejos porque viven mucho. Y no añadió, pero lo pensó, que es que salían caras las pensiones. En esa frase de una líder mundial, por llamarle de alguna forma, se resume lo que se ha creado desde que acabó el comunismo, que, al menos, reconoció su fracaso y cerró el quiosco.

En fin, esperemos que algo superior a nosotros haga un milagro para recuperarnos de esto, pero me temo que con los políticos actuales no hay nada que hacer. Con la generación nuestra fue posible juntarse a hablar. Ahora ni eso conseguimos. Triste futuro.

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César Moya Villasante es socio de infoLibre

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