A punto han estado las vísceras de imponerse a las neuronas. Es lo que pasa cuando el cerebro registra un seísmo grado 9 en la cima de la esperanza y en la sima de la realidad. La amenaza de que la sinrazón alcance el poder en España no es nueva. Por mucho que el golpe de Estado, la guerra y la larga y reciente dictadura debieran ser vacuna suficiente para no recaer en el error y el horror, todo apunta, sin embargo, a darle la razón al filósofo George Santayana cuando sentenció “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Lo están viviendo en Italia, Argentina, Alemania o Gaza, donde Israel ha pasado de ser víctima a verdugo, todo ello bajo el auspicio del führer yanqui.
El escalofrío provocado al anunciar la jefa de la Sección Femenina de Junts que su cobarde líder ha decidido dinamitar la Democracia ha excitado las vísceras y llamado al odio hacia los catalanes. Por suerte, las neuronas llaman al sosiego desde la memoria recordando que ni Pujol y Artur Mas jamás han representado a los catalanes, sino a los intereses de la burguesía que, desde hace siglos, ha explotado a catalanes y charnegos para levantar Catalunya, esos catalanes y charnegos desmemoriados que hoy votan a sus explotadores.
La situación empeora. La derecha burguesa catalana, al igual que la española, la italiana, la argentina, la alemana, la israelí o la norteamericana, ha virado hacia la extrema derecha con grave riesgo de consumar la vuelta del fascismo. La competencia de Vox y el propio ADN del PP, ejemplificado en Ayuso y Aznar, arrastran a este partido a postulados extremistas con brochazos de fascismo cada vez más obvios y frecuentes. La competencia de Aliança Catalana, Vox y el ADN de todos los nacionalismos arrastran a Junts a posiciones de extrema derecha. Su bloqueo al Gobierno es la muestra de desmemoria más reciente.
Consideran las lumbreras ultras del nacionalismo que ningún catalán merece beneficiarse de las leyes de familia, de medios, de información clasificada, de universalidad del sistema nacional de salud (...)
Nogueras y el cobarde fugado echan en cara a todo el mundo, menos a los arios de Junts, que “no hagan nada (¿?) ante la deuda, la falta de respeto y el menosprecio constante del gobierno español hacia Cataluña”. Soberbia, hipocresía y populismo, como Ayuso, Feijóo y Abascal. La declaración es una falta de respeto total y un menosprecio visceral de esta formación hacia la mayoría de catalanes, charnegos y españoles que, sin haberles votado, llevan dos años sufriendo sus caprichos y arremetidas y hacia un Gobierno que lleva dos años sufriendo acoso mediático, político y judicial por intentar cumplir con lo pactado.
Consideran las lumbreras ultras del nacionalismo que ningún catalán merece beneficiarse de las leyes de familia, de medios, de información clasificada, de universalidad del sistema nacional de salud, de reforma del sistema electoral, de prevención del consumo de alcohol de menores, de inclusión de las personas con discapacidad o de la reforma del sistema universitario. ¿Acaso piensa la burguesía de Junts que con Vox y el PP le irá mejor? Tal parece que se hubieran olvidado del Piolín, los palos, las detenciones y el “¡A por ellos, oé!”.
Independizados del pueblo catalán, menospreciando el seny, esquivados por el electorado, acorralados en la doble derrota de Waterloo, los representantes de la burguesía catalana en el parlamento de España han decidido huir hacia adelante, morir matando. El seny o, lo que es lo mismo, las neuronas sanas del pueblo catalán deben bastar para parar los pies a la extrema derecha de Vox, Aliança Catalana y Junts una vez constatado que sólo buscan el beneficio de sus élites enfrentando a quienes apenas ganan el SMI con quienes ganan por debajo del mismo. La burguesía lo tiene claro: con Franco vivían mejor.
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Verónica Barcina es socia de infoLibre.
A punto han estado las vísceras de imponerse a las neuronas. Es lo que pasa cuando el cerebro registra un seísmo grado 9 en la cima de la esperanza y en la sima de la realidad. La amenaza de que la sinrazón alcance el poder en España no es nueva. Por mucho que el golpe de Estado, la guerra y la larga y reciente dictadura debieran ser vacuna suficiente para no recaer en el error y el horror, todo apunta, sin embargo, a darle la razón al filósofo George Santayana cuando sentenció “Aquellos que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”. Lo están viviendo en Italia, Argentina, Alemania o Gaza, donde Israel ha pasado de ser víctima a verdugo, todo ello bajo el auspicio del führer yanqui.