Librepensadores

La gestación subrogada y los límites morales del mercado

Luisa Vicente

"Le garantizamos el éxito o le devolvemos el dinero". Esta frase aparece en el contrato que suscriben las personas que contratan un vientre de alquiler a empresas muy bien posicionadas en Internet, que se embolsan hasta 70.000 euros cada vez que una mujer engendra un niño en países del tercer mundo o de Oriente Próximo.

Monetizar la gestación de un bebé hace que la moral quede desplazada por el precio y el mercado y que su significado cambie en sí mismo. La maternidad no puede ser una acción mercantil que la convierta en una práctica corruptora que la degrada.

A esto se añade la coerción que sufre la mujer al vender su vientre, puesto que la gestante no lo vende de manera voluntaria y libre, sino que lo hace empujada por su extrema pobreza en su país de origen: Ucrania, India, Rumanía etc.

Una transacción comercial es justa cuando el que compra o el que vende no está coaccionado y las condiciones entre ellos son igualitarias, algo que no ocurre en los casos de la gestación subrogada, en su mayoría mujeres de países muy pobres, como he dicho antes. Estamos, pues, ante una industria que enriquece a intermediarios que invierten en úteros productivos, obteniendo a los 9 meses beneficios millonarios cuando entregan "el producto" (el bebé)  que esos úteros han producido.

La maternidad de una mujer debería ser intrínseca a su dignidad y a su desarrollo humano. Pagar a mujeres controladas y monitoreadas durante 270 días en granjas humanas es esclavitud. Moralmente es inaceptable.

Tener un hijo no es un derecho, por tanto no entiendo que ante la voluntad de no aceptar los limites para concebirlo se recurra a la explotación de seres vulnerables. Estas mujeres ponen en riesgo su vida, su salud física y su salud mental a cambio de un poco de dinero para sobrevivir ellas y sus familias.

Es irracional que en un momento en el que estamos luchando por la igualdad y los derechos de todas las mujeres aceptemos con toda normalidad que un comprador se adueñe de un vientre durante 9 meses. Este modelo de sociedad nada tiene que ver con el que estamos exigiendo.

La Audiencia Nacional investigará a una empresa que ofrece gestación subrogada en España

La Audiencia Nacional investigará a una empresa que ofrece gestación subrogada en España

¿Sabemos realmente lo que queremos o estamos siendo manipuladas por intereses macroeconómicos, políticos y modas aparentemente justas y sociales?

Vender un vientre, como el que vende un ojo o un riñón para poder comer, no es vivir libremente, es esclavitud. _____________________

Luisa Vicente es socia de infoLibre

Más sobre este tema
stats